Joaquin Phoenix creyó que discutir sobre la violencia de Joker sería más dañino que la propia película

Podemos mirar al pasado para recordar todo el miedo y la angustia que levantó Guasón - 91% en los días previos a su estreno y sentirnos afortunados porque ninguno de los temores en torno a la película se ha cumplido. Y es que antes de que las cosas buenas que le ha traído a Warner Bros., como el hecho de que ya es la película de clasificación R más taquillera de todos los tiempos y la adaptación del subgénero de superhéroes más rentable que se haya producido jamás, además de otras situaciones que a la larga son mucho más positivas que lo que se pensó al principio, el relato protagonizado por Joaquin Phoenix fue el causante de una psicosis tan grande que llevó a muchos a asegurar que habrían tiroteos y todo tipo de atentados con su llegada.

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No obstante, la realidad fue muy diferente y aunque sí hay cierta controversia por la forma en la que retrata al personaje y las enfermedades mentales, no ha habido algo de qué preocuparse en cuanto a la violencia. Por el contrario, la película invitó al público a discutir no solo si Arthur Fleck es verdaderamente el Joker o si lo que se ve en ella es producto de su imaginación, sino que se convirtió en una plataforma para hablar de la violencia y cómo los personajes ficticios pueden o no influir en que personas con ciertos tipos de personalidades puedan reaccionar de forma peligrosa.

Después de todo es recién ahora que podemos cantar victoria, pero hubo un punto crítico que llevó a las autoridades y a los cines a prepararse para cualquier situación que pueda poner en peligro a sus empleados y público en general, por lo que la policía local (en países como Estados Unidos) estuvo siempre alerta para responder a una emergencia y de igual manera el FBI, del que se había revelado que en ese entonces monitoreó las publicaciones en redes sociales para prevenir cualquier tipo de desgracia a tiempo.

Ese temor llegó al propio Joaquin Phoenix, quien admite haber quedado sorprendido por la polémica que surgió previo al estreno del largometraje dirigido por Todd Phillips. De hecho se volvió viral una entrevista en la que participó, donde se levantó y salió del lugar luego de que se le preguntara su opinión sobre si la cinta podría incitar actos violentos. Según lo que revela a Los Angeles Times (vía IndieWire), no estaba listo para responder y admite que la controversia lo cegó.

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Josh Rottenberg, el entrevistador, resalta que Phoenix realizó una investigación alrededor del tipo de personas que se inclinan a asesinar y a planear tiroteos, por lo que creyó que darle la oportunidad a los medios de comunicación de seguir con el debate tendría graves consecuencias y que a la vez serviría de inspiración para que alguna persona perturbada decidiera querer más atención que el personaje ficticio en el que se centra la película.

Estaba en una posición incómoda, porque pensé: “Bueno, no puedo abordar esto porque esto es lo que potencialmente es parte del problema, y eso es precisamente lo que no debes hacer”. Así que de repente parecía que estaba siendo evasivo e intentando evitar de este tema porque me hizo sentir incómodo. Pero realmente estaba pensando: "Esto es exactamente lo que activaría este tipo de personalidad".

Al contrario, la suerte estuvo del lado del payaso criminal de DC, y aunque en unas pocas funciones en Los Ángeles y París se retrasaron por falsas alarmas y actividades algo sospechosas, es innegable que la película ha sido muy bien recibida por el público y el maquillaje usado por Phoenix pudo verse en varias protestas en Chile, Hong Kong y Líbano, más bien como una respuesta al gobierno de esos países ante lo que sus ciudadanos consideran injusto que como una amenaza por parte de un asesino perturbado. Es más, esta ha inspirado al público a imitar el baile del personaje y convirtió a las famosas escaleras de El Bronx en una parada turística donde a diario van las personas a fotografiarse.

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