Jill Messick, una veterana de Hollywood quien había realizado labores de producción y representación de actores, se quitó la vida este miércoles luego de batallar con un severo caso de depresión. Messick fungió en su momento como manager de la actriz Rose McGowan y trabajó también en el estudio Miramax, fundado por Harvey Weinstein. La mujer quedó atrapada en medio de las disputas entre McGowan y Weinstein, por lo que optó por mantener un perfil bajo durante estos meses. Sin embargo, su muerte ha hecho que la familia lanzara una declaración a medios en la que condenan tanto a Weinstein como a McGowan, así como a los medios por haber creado todo un circo en torno a un asunto tan delicado. Para la familia, Messick fue el daño colateral de esta lucha de poder mediática.
En palabras de su familia, Jill padeció el circo en el que se ha convertido el #MeToo y todo lo que gira alrededor de ello. Esto fue lo que se declaró al respecto para el Washington Post:
Jill fue victimizada por nuestra nueva cultura de información ilimitada y la voluntad de aceptar como un hecho cualquier declaración de cualquier persona. Las falsedades sobre Jill se diseminaron en este torrente de desinformación, alegatos que ella no pudo enfrentar.
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La familia acusó a McGowan de hacer declaraciones difamatorias contra Messick, con lo que ensució su nombre y reputación. La recién fallecida fue manager de McGowan en enero de 1997, fecha en la que la actriz asegura haber sido violada por Weinstein. La representante inevitablemente se vio involucrada en el escándalo de acosos sexuales del productor. La actriz dijo que su representante organizó la reunión en la que Weinstein la agredió.
Después de dicho incidente la estrella de Scream: Grita Antes de Morir - 78% llegó a un acuerdo económico para no hablar respecto a lo ocurrido. Tanto abogados de Weinstein como la familia de Messick han señalado que lo dicho por McGowan es una mentira, algo que la actriz insistió en reproducir en su reciente libro, que ya empezó a hacer eco en las librerías de Estados Unidos. La familia especificó que Messick creía firmemente en el movimiento #MeToo y que jamás actuó con saña en contra de la actriz. Sea lo que sea esto se ha convertido en una guerra de declaraciones y una vida se ha extinguido. La postura de McGowan es en extremo turbia debido a todo lo que ocurrió después del supuesto incidente (y el haber aceptado dinero al respecto). Veremos si la familia decide proceder o no de manera legal contra la actriz.
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