¿Cuál es la diferencia entre Thanos y los héroes de Marvel? ¿Qué vuelve al villano más poderoso y capaz de alcanzar sus metas? Sin duda, su voluntad por el sacrificio. Dr. Strange ofrenda su carrera a cambio de emplear sus poderes mágicos para proteger a la Tierra de peligros que sólo él puede enfrentar. Thor sacrifica su posibilidad de volver a Midgard cuando destruye el Bifrost. El Capitán América sacrifica su vida para salvar a millones de personas. Sólo Thanos mata a la persona que más ama, a su nueva familia, además de estar dispuesto a entregar su propia vida.
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Así que para construir al villano más poderoso del MCU, los guionistas y directores echaron mano de recursos clásicos, mitologías añejas, escenas heroicas poderosas de la Historia y otras lindezas —como postulaciones filosóficas o político-económicas relevantes para entender a los personajes y dibujar a un tirano. Aquí, una breve compilación de referencias que podrían ser de utilidad para entender la dimensión de la película más allá de los cómics o la cultura pop. “Hay que contemplar la antigüedad con ojos vivos y alma de hombres… Hay que volver a sentir las cosas de la epopeya como la sentían el poeta y su gente”, escribió alguna vez el escritor mexicano Alfonso Reyes en su ensayo “La estrategia del ‘gaucho’ Aquiles”.
Vale la pena recapitular un poco sobre algunos eventos de Avengers: Infinity War - 79% y Avengers: Endgame - 95% con esa premisa. Ahora, cada vez que un esnob te alegue que las películas de superhéroes son basura y que carecen de temperamento para educarse en tópicos de cultura general, podrás probarle que no, que la composición narrativa de estas películas también tiene devoción por los clásicos, así como una capacidad hipertextual (los famosos easter eggs no son otra cosa que eso) que le dan una dimensión más amplia a la cultura pop. (Eso sí: por favor, lee los libros mencionados y ve películas de todo tipo, si no, no vale.)
Alfonso Reyes (de nuevo), en su ensayo “Las nuevas artes”, afirmaba que “creemos, en efecto, que la función épico-narrativa poco a poco derivará hacia el cine. Hay en ella elementos descriptivos que la literatura solo da de manera muy indirecta y equívoca y que la ejecución visual del cine comunica a la perfección”. Partimos de esta premisa para presentar algunas ideas generales que te incentivarán a leer a los clásicos y a entender mejor los arquetipos que emplearon los guionistas. Bon apetit.
Thanatos, dios de la muerte tranquila
Thanos, en la versión fílmica del universo Marvel, es un guerrero, líder y visionario que articula su búsqueda de equilibrio y bien común a punta de violencia. Sin embargo él no desea la barbarie: aborrece las matanzas. Encontrar las gemas le permite acabar con las carnicerías y la pobreza dando la paz de quien induce el sueño. Para eso quiere las Gemas del Infinito: suavizar el cese de los seres vivientes “sobrantes”.
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En la mitología griega, Θάνατος o Thánatos, dios de la muerte, hijo de Erebo y Nicté, era la encarnación del fallecimiento sin brutalidad involucrada. Al igual que su gemelo Hipnos, infligía su señorío con la delicadeza y tersura de una pluma, evaporando el alma sin aspavientos. Sus hermanas, las Keres –algo así como la Orden Oscura–, esas sí asiduas al campo de batalla, eran aficionadas a la muerte por violencia. Thánatos cortaba un mechón del cabello para ofrecer como tributo a Hades y se llevaba los cuerpos al reino de los muertos. Así Thanos cuando chasquea los dedos y desvanece a la mitad del universo.
La raíz etimológica de la palabra Θάνατος (thánatos) es tha (Θα), que puede traducirse como “voluntad” y, en algunos casos muy específicos, como “testamento”. θάλαμος o thálamos también posee la misma raíz inicial y significa “cámara nupcial”. El tálamo es el lugar de la casa donde vive la esposa, la habitación central y también la más oscura. Thánatos o la muerte aparece, entonces, relacionado por un lado con la oscuridad y el confinamiento, y por otro lado, con la mujer y el amor: una forma “amable” de la muerte.
Aquí, la justificación del Titán Loco, Thanos, quien se transformará en Thánatos con el poder de las gemas, para manifestar que su muerte tranquila es misericordia; es su voluntad y testamento para un universo al que ama y quiere ver en equilibrio:
THANOS: [...] Cuando [mi planeta] se enfrentó a la extinción, ofrecí una solución.
STRANGE: Genocidio.
T: Pero al azar. Desapasionado. Justo. Ricos y pobres por igual. Me llamaron loco. Y lo que predije se cumplió.
S: Felicidades, eres un profeta.
T: Soy un sobreviviente.
S: Que quiere asesinar a billones.
T: Con las seis Gemas, simplemente podría chasquear mis dedos y todos dejarían de existir. Yo lo llamo misericordia.
S: ¿Y luego qué?
T: Finalmente descansaré y veré salir el sol en un universo agradecido.
Abraham e Isaac
El sacrificio para obtener la Gema del Alma indica dos cosas: a) la importancia espiritual de este momento para el viaje del (anti)héroe; b) la disposición al sacrificio del personaje central de esta película y los beneficios obtenidos a raíz de obedecer la voluntad divina de la gema.
Abraham, el patriarca del pueblo judío, recibe la comanda de sacrificar a su hijo Isaac (Génesis, 22:1-19). La referencia bíblica es evidente para quienes participan de alguna práctica judeocristiana. El ritual indica que tienen que ascender juntos a una colina, hacer votos, degollar al primogénito desde lo alto en la roca litúrgica, todo lo cual se conserva en Avengers: Infinity War. Un ángel conmina a Abraham, por instrucción de Dios, a ofrendar. Al final, le dice que no, que nomás era para ver si sí era obediente, y que tendrá recompensas espirituales y terrenales a cambio de su devoción.
Agamenón e Ifigenia
Dado que la figura de Abraham no impregnaba de suficiente sentimiento trágico al evento, directores y guionistas decidieron volver a Red Skull un ángel anunciador como en la historia de Abraham, pero con un twist de Tántalo –y vaya que la analogía le va muy bien– condenado a vivir cerca de la deseada Gema del Alma sin poder obtenerla nunca él mismo.
A Thanos lo vuelven Agamenón –quien, por cierto, fue bisnieto del rey Tántalo–, el rey de los aqueos que lidera la invasión a Troya en la Ilíada. Gamora, hija de Thanos, es Ifigenia, la hija de Agamenón. Según la leyenda, la diosa Artemisa castigó a Agamenón por matar a un ciervo en una arboleda sagrada: inmovilizó sus barcos a falta de viento, exactamente durante su camino a la playa troyana. El adivino Calcante reveló un oráculo según el cual la única forma de apaciguar a la diosa era el sacrificio de Ifigenia. Agamenón, dolido, herido y sin consuelo, obedeció la voluntad divina, pues su destino y su empresa eran más grandes que su corazón. Una vez ejecutada su hija por su propia mano, el rey aqueo obtuvo lo que quería: llegar a Troya. Y Thanos, la Gema del Alma.
Arjuna
La secuencia en que Steve Rogers pelea uno a uno contra Thanos, se asemeja al momento previo a la gran batalla del argumento posterior al Bhagavad Guitá, uno de los episodios claves en la epopeya del Majábharata, que es para la India lo que la Ilíada y la Odisea para Europa y la cultura occidental. Este libro sagrado le es susurrado al héroe Arjuna (vía Krishna en forma de auriga) cuando flaquea. Steve Rogers, por otro lado, ha vivido toda su vida como si el Bhagavad Guitá hubiese sido su libro de cabecera.
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En resumen, Krishna le explica a Arjuna que el cumplimiento del deber moral tiene preferencia sobre cualquier otro propósito, ya sea espiritual o material, en esta existencia —la única que tienen Arjuna y, siguiendo el hilo, Steve Rogers en Avengers: Endgame, quien mejor representa la brújula moral de todos los Avengers. Esto culmina con una batalla entre Karna y Arjuna, con lujo de armas y múltiples artilugios que hacen gala de sus habilidades y dones guerreros, muy similar a la que presenciamos entre Capitán América y Thanos, donde la virtud moral permite al primero blandir el mazo de Thor.
Sansón, Sempronio Densus y Roldán
La escena es abrumadora: semi-noqueados, fuera de combate y sin pronta recuperación, Iron Man y Thor yacen en el suelo. Capitán América, escudo partido, lleno de tierra, raspaduras y cansancio, afronta a Thanos en la batalla decisiva de Avengers: Endgame. De pronto: el ejército del Titán Loco desciende al campo de batalla. Un solo guerrero enfrenta a una inmensidad sin doblegarse, con el pecho erguido.
Esta imagen es un clásico de las batallas épicas: un guerrero contra un ejército, en este caso, el del Titán Loco. Con poca narrativa pero con el mismo tesón, tenemos a Sansón en la Biblia, cuando se despacha a 1,000 filisteos con una quijada de asno (Jueces, 15:9-20). El Cantar de Roldán, por ejemplo, cuando narra la batalla donde cae el héroe (donde hay que recordar que se aventaron una dispar pelea de 20,000 franceses contra 400,000 sarracenos), presenta imágenes tan devastadoras como la del enfrentamiento entre Thor, Capitán América y Iron Man contra Thanos:
El conde Roldán recobra el conocimiento y se incorpora, mas padece crueles sufrimientos. Mira hacia arriba y hacia abajo: sobre la hierba verde, más allá de sus compañeros, ve que yace en el suelo el noble barón, el arzobispo, que Dios había enviado entre los hombres para representarlo.
[…] Siente Roldán que se aproxima su muerte. Por los oídos se le derraman los sesos. Ruega a Dios por sus pares, para que los llame a Él; y luego, por sí mismo, invoca al ángel Gabriel. Toma el olifante, para que nadie pueda hacerle reproche, y con la otra mano se aferra a Durandarte, su espada. A través de un barbecho, se encamina hacia España, recorriendo poco más que el alcance de un tiro de ballesta. Trepa por un altozano. Allí, bajo dos hermosos árboles, hay cuatro gradas de mármol. Cae de espaldas sobre la hierba verde. Y se desmaya nuevamente, porque está próximo su fin.
Cuando Marcus Otho conspiró en la antigua Roma para matar al diputado Piso Licinianus y al emperador Galbus, sucedió algo similiar: un centurión romano, Sempronio Densus, demostró ser el único hombre dispuesto a detener el complot. En el año 69 d.C., el emperador Galbo y su diputado Liciniano desfilaron por Roma cuando se desató la trifulca. Un grupo de hombres rodearon y atacaron al Emperador. Mientras otros Centuriones huyeron o se unieron a las filas enemigas, Densus luchó contra tantos hombres como pudo, negándose a renunciar a su posición. Finalmente, fue vencido y asesinado.
El ego de un escritor… para un titán
No digo que los guionistas se hayan basado en esto, pero la referencia a una epístola famosa entre los escritores, podría haber funcionado como pivote para una de las frases ya harto repetidas en el cine popular. Thomas Wolfe escribió en mayo de 1923, en una carta a su madre, con lujo de humildad, para hablar de su obra por venir: “I know this now: I am inevitable” (Ahora sé esto: yo soy inevitable). #PodríaSer
Julio César y Bruto
Uno de los momentos más conmovedores de estas dos películas es cuando Thanos somete a prueba a Gamora en Avengers: Infinity War. Con la Gema de la Realidad, le hace creer que ella lo mata, lo que le provoca un llanto de dolor genuino. La escena entre ambos, es brutal: padre e hija en riña. Ella busca la muerte de su papá. Cuando él le pregunta a su hija “¿Por qué?”, es un padre, un tutor, un protector que se siente traicionado por su niña.
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¿Alguna vez habías leído la frase: “Tu quoque, fili mi?” Esta frase la gritó el gran héroe, tirano, político, militar, primero entre los cónsules de gran poder, que pronto se consolidó como figura despótica por excelencia: Cayo Julio César, arquetipo del autócrata en el antiguo Imperio Romano —y prácticamente toda la cultura occidental. Gritó esta frase cuando fue asesinado a causa de un complot orquestado por los senadores de la república romana, partidarios del ala conservadora. La escena donde lo asesinan asestándole una puñalada cada senador, es impecablemente representada en la obra Julio César, de William Shakespeare .
Entre los senadores que cometen el asesinato se encontraba su hijo adoptivo Marco Junio Bruto Cepión. A él, cuando le asestó un golpe mortal, fue a quien Julio César le dijo, con dolor y estupefacción: “¿Tú también, hijo mío?” Así, el Titán Loco, expresa su dolor a su hija al verse supuestamente atravesado en el corazón por la persona que más amó y protegió.
Liberalismo vs. totalitarismo
Los personajes de estas películas nacieron de los cómics. Su ideología es eminentemente estadounidense. Por eso conservan el enfrentamiento histórico que Estados Unidos ha sostenido ideológicamente contra otras naciones (Unión Soviética, China, Cuba, Venezuela, la Alemania nazi): el liberalismo contra el totalitarismo.
El totalitarismo consiste en la unificación ideológica, jurídica, política y económica a partir de regímenes autocráticos (es decir, impositivos según la consideración y juicio de un grupo de personas o una persona). Se distingue por exaltar la figura de un individuo con poder ilimitado, que representa la “voluntad” colectiva y el bienestar común en los términos que él considere mejor. Lo suyo, es la agitación de las masas por medio de causas con tintes mesiánicos. A este fenómeno se le llama “monismo político”, pues un individuo o grupo de individuos, centraliza el poder y se asume el albedrío de las masas.
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El liberalismo se trata de la limitación de los poderes de corte gubernamental o similares que medren o pretendan intervenir la vida de los individuos. Frente a la voluntad colectiva del totalitarismo, el liberalismo defiende el derecho de cada entidad a vivir conforme a su ética personal, con respeto de la moral y la consigna de construir un mundo mejor a través de una vida ejemplar. El albedrío está delegado a cada persona. Las acciones buenas o nocivas, son responsabilidad de cada uno. Se trata de empoderar con autonomía a seres pensantes.
Iron Man es el hombre liberal al que aspiran muchos estadounidenses. Para un país eminentemente capitalista, que pocas veces atisba el bien con su ideología, Tony Stark se torna un paradigma inédito en la realidad, posible en la ficción: villano capitalista, sin corazón, que emplea el conocimiento para su beneficio personal y las riquezas para sus excesos, pero que debido a una epifanía al borde de la muerte, se redime en tanto superhéroe al servicio del bien común, empleando sus riquezas desde una postura anárquica. He ahí al hombre que todo lo debe, lo teme, y lo paga con sacrificios.
Thanos es la voz del tirano. Vio colapsar a un mundo que no siguió su consejo, lo que le sirve para legitimar su absolutismo. Sólo encontrará paz si su causa, que es la de todos, se ve ejecutada. Su condena es la certeza; su expiación descansa en ejecutar una doctrina. Un caudillo que reta a la libertad individual porque, a su juicio, quienes la poseen no saben cómo utilizarla. Ahí la conclusión de la lucha de clases: imposición de un nuevo régimen encaminado al bien común desde una perspectiva unificada. Su forma de redimirse es dar al universo lo que no pudo a su planeta.
Al chasquear los dedos el caudillo, la resulta de una lucha de clases que trajo consigo dolor y sufrimiento, establece su máxima: “Yo soy inevitable”. A esto responde el individuo redimido con una afirmación que se establece como fin del totalitarismo, vía el sacrificio de una persona que se sabe símbolo de emancipación: “Yo soy Iron Man”.
Malthusianismo
A diferencia de Ozymandias, el villano de Watchmen, Los Vigilantes - 65% que provoca una catástrofe para unir a la Humanidad contra un enemigo común, Thanos parte de un cálculo concreto para garantizar bienestar sin necesidad de que el genocidio continuara como único método. Ozymandias provoca muertes indiscriminadas para que la gente decida vivir en armonía, bajo el supuesto de un peligro mayor. Thanos sólo quiere que la vida tome un cauce equilibrado y que, en consecuencia, la armonía se logre a partir de la sobreabundancia de recursos. El primero quiere la paz, el segundo quiere la felicidad, la ponderación, algún tipo de conformidad. Existe una justificación político-económica para ello.
A finales del siglo XVIII, el economista británico Thomas Robert Malthus explicó en su obra An Essay on the Principle of Population (1798) que los seres humanos nos conducíamos gradualmente a la extinción debido a que estábamos agotando los recursos finitos que nos provee la Tierra. Su cálculo se explica de la siguiente manera:
1.- Los seres humanos crecemos de acuerdo a una progresión geométrica (es decir, cada nueva cifra de individuos, se multiplica, no se suma, por un factor progresivo). Esto significa que los seres humanos tenemos un valor de consumo de recursos naturales, por ejemplo, de cinco. Esto implica que cada vez que nace un individuo, no sumamos 1 a la progresión de la Humanidad, sino que multiplicamos por 5 a cada nacimiento.
2.- Los recursos naturales crecen de acuerdo a una progresión aritmética (es decir, cada nueva cifra de recursos se suma de acuerdo con un factor progresivo). Esto significa que los recursos tienen un valor incremental de, por ejemplo, cinco unidades por vez que se reproducen. Esto implica que cada vez que se multiplican los recursos, se suman 5 unidades a la progresión de los recursos naturales.
3.- La siguiente tabla ejemplifica a lo que se refiere:
Humanidad 5 25 125 625 3,125 15,625 78,125 390,625 1,953,125
Recursos naturales 5 10 15 20 25 30 35 40 45
Diferencia 0 -15 -110 -605 -3,100 -15,595 -77,090 -390,585 -1,953,080
4.- En resumen, se trata de un problema simple: si la vida humana no reduce su tasa de nacimiento y crecimiento, pronto colapsará el sistema de manutención y renovación de recursos naturales. Esto conducirá a la pobreza extrema y el colapso del mundo tal como lo conocemos. Pronto no habrá suficiente para todos.
5.- En consecuencia, fenómenos como la guerra, las hambrunas y las pestes se ofrecían “necesarias” para que el planeta y la civilización no colapsaran. Así, el genocidio, por ejemplo, no resultaba descabellado para “salvar” a la Humanidad.
Justo la premisa de Thanos para reventar a la mitad del universo. Lo que le sucedió al planeta Titán según el relato de Avengers: Infinity War, equivale a lo que se conoce como “catástrofe malthusiana”: la extinción por sobrepoblación. Esta lógica, por demás moderna e incitadora de ecos serios e incluso humanistas en, por ejemplo, la obra filosófica de un Max Scheler, no deja de ser una conclusión cara para la tradición judeocristiana. Vamos, que ante el vicio y el exceso –una sobreexplotación de recursos implícita–, Yavéh abolió con una inundación la sobrepoblación impía y a Sodoma y a Gomorra por sus fiestas tan tremendas. La aniquilación universal es un asunto de piedad divina. Y la muerte tranquila, ejercida con un chasquido, también.
Aquí, el ensayo de Thomas Robert Malthus: http://www.esp.org/books/malthus/population/malthus.pdf
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