
Mattithias
Zarathustra pasa los días en su departamento en Nueva York, hablando con los pósters en la pared. En una ocasión mantiene un diálogo delirante con un ídolo pornográfico que resulta en la declaración de que él debe “descender”, como si hubiera sido escogido para una importante o divina misión.
Eliminar calificación
Tu calificación ha sido publicada. ¿Deseas dejar una reseña?