METE-CRÍTICA | Somos: La serie de Netflix y un México entre la militancia y la aversión

En un país aquejado por una cada vez más aguda memoria de corto plazo, circunstancia aprovechada en conjunción con la inmediatez del flujo de las noticias convertida en un cómplice despiadado, por políticos que con todo el descaro y alevosía empujan las tendencias para cubrir el impacto de las infamias actuales o hacer olvidar las anteriores; resulta más que conveniente la llegada de producciones como Somos. (100%) de Netflix.

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Y es que a pesar de que no toma los nombres originales, ni la figura como tal de quienes fueron objeto de aquella terrible masacre perpetrada por narcos hace más de diez años en la comunidad fronteriza de Allende, Coahuila, como respuesta a una fallida operación de la DEA; con base al artículo de Ginger Thompson —cuya publicación le valió ganar el premio Pulitzer—, y apostando por una equilibrada mezcla de actores naturales y profesionales, redimensiona la información para ponerle rostro a las víctimas y humanizar lo que de otra forma, solo permanecería como una estadística en favor de las manipulaciones de poder.

Impulsada por el productor James Schamus, y contando con la dirección de Álvaro Curiel (El Santos vs. La Tetona Mendoza, 2012; Acorazado, 2012: Marioneta (80%)) y Mariana Chenillo (Cinco Días Sin Nora (88%); Paraíso (60%); Todo Lo Invisible (36%)) sobre el guion de Mónica Revilla y Fernanda Melchor, se trata de un importante recordatorio de que los fallecidos a causa de la ineficacia y corrupción de nuestras instituciones, sumergidos en una provincia que desafortunadamente agoniza ante la violencia; son personas y no solo números, aunque haya quienes se afanen en tratar de mantener en la penumbra casos como este. Por que independientemente de nuestra posible militancia o aversión por un partido o figura pública, los mexicanos no podemos permitir que las atrocidades actuales provoquen que olvidemos las pasadas, así como tampoco que haya quienes busquen usarlas para justificar las de hoy.

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Finalmente, aquí también se agradece que retomen el punto de vista del ciudadano de a pie, el que sufre las reales consecuencias de la impunidad, evitando así deambular por los parajes de la apología del crimen, lo cual se ha vuelto común en las propuestas sobre el mismo tema de los últimos años, que terminan romantizando en exceso al asesino y al traficante. Algo que ya de por si, es una razón suficiente para aplaudirle a Somos. (100%), más allá de los aciertos de su manufactura, que por supuesto los tiene.