RESEÑA: Star Wars: El Ascenso de Skywalker | Volantazo hacia la zona de confort

Se sabe bien que hay detractores de Rian Johnson y Star Wars: Los Últimos Jedi - 91%, pero también los hubo de Star Wars: El Despertar de la Fuerza - 92%, y en medio de ese apretado lugar había un pequeño espacio en el que J.J. Abrams contaba con la aprobación de los fans. El realizador solo debía poner toda su creatividad para hacer del final de la saga que culmina con Star Wars: el ascenso de Skywalker - 61% una conclusión sino épica, al menos satisfactoria no solo para la trilogía de secuelas, también para las nueve producciones que hicieron de esta franquicia una de las más icónicas de la historia del cine y desafortunadamente el director no lo consigue.

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Ambientada poco después de los sucesos de Los Últimos Jedi, El Ascenso de Skywalker comienza con Rey (Daisy Ridley) en pleno entrenamiento que inicio bajo la guía de Luke Skywalker (Mark Hamill), mientras que el resto de la resistencia trata de descubrir que tan verosímil es una señal que parece revelar el regreso del Emperador Palpatine. Al mismo tiempo, Kylo Ren (Adam Driver) busca enfrentar al supuestamente fallecido Lord Sith para convertirse en el único líder de la Primer Orden y así en el regente de la galaxia en su totalidad.

Si hubiera una lista de elementos que toda entrega de Star Wars debe contener, la cinta de Abrams los cumple en su totalidad. Hay persecuciones espaciales emocionantes, las batallas con sables de luz, el uso de la fuerza (todos los conocidos y un par de trucos nuevos) y un amplio espectro de criaturas alienígenas. Desde los primeros segundos, sabemos que estamos frente a una película de Star Wars, las imágenes nos lleva a las entrañas de la historia, desde las primeras notas de la música épica de John Williams, que no ha envejecido, hasta la final en constante apoteosis, pero hya algo que no cuadra, algo que no consigue engancharnos por qué no vemos ni el más mínimo rayo de originalidad y sorpresa a lo largo de las dos horas de aventura que conforman este desenlace.

En resumen, lo esencial no aparece por ningún lado: el lado mitológico, su narrativa al estilo de los cuentos clásicos, no existen aquí. El viaje del héroe, el retorno al hogar, todas esas sensaciones de esperanza y desesperanza, quedan en segundo plano. El Ascenso de Skywalker ciertamente no es El último Jedi; dependiendo de qué lado estés, esto que acabamos de decir puede ser una gran noticia o, por el contrario, la noticia más deprimente del año

Si lo que les molestó del Episodio IX fueron los sorpresivos desvíos de la base que sentó El Despertar de la Fuerza, en la nueva película todos ellos regresan a dónde creímos que irían. Incógnitas como la ascendencia de Rey, el origen de Snoke, y la actitud de Luke todas vuelven a ser contextualizadas para concluir en lo que parece ser el peor error de la película: una terriblemente predecible historia que se puede adivinar desde su primera mitad.

Es como si Abrams hubiera quedado horrorizado por la respuesta a los giros de tuerca de Johnson y hubiera optado por evitarlos a costa de todo. Quizá quienes hayan disfrutado del Episodio VII, justo por su similitud con la original Star Wars: Episodio IV - Una Nueva Esperanza - 93%, encontrarán este nuevo filme un poco más familiar ya que sigue, muy de cerca, aunque no con el descaro de El Despertar de la Fuerza, el desarrollo de la trama de Star Wars: Episodio VI - El Regreso del Jedi - 80%. En especial, en cuanto a lo que sucede con Kylo y Rey.

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Independientemente de lo que hayan pensado del Episodio 8 de Star Wars, Rian Johnson había decidido arreglar cuentas con la mitología de Star Wars llevándolo a lo desconocido para destruirlo mejor, y hacer algo nuevo con un mensaje explícito: quemar cosas viejas para intentar crear algo nuevo. En el caso de J.J. Abrams, no arriesga, y en esa zona de confort termina por entregar una película mediocre, Pasa hasta los más predecible, y se toma mucho, mucho tiempo para dejar claro los misterios de los episodios 7 y 8, pero no es capaz de generar esos mismos misterios.

Y es por lo repetitivo que el tono y el relato se sienten, en relación con lo que ya conocemos de la trilogía original, que el espectáculo visual y de acción, vacíos. Es difícil sentir emoción y cautivarse por una historia que hemos visto antes y cuya falta de riesgos la hace todavía más previsible. A uno le quedan ganas de preguntarse, ¿para qué ver la nueva trilogía cuando simplemente puedes ver de nuevo la original? Ni un par de cameos especiales logran volverla lo suficientemente emotiva. Si algo sobresale es la relación entre Kylo y Rey, y el intento de él por volverla al Lado Oscuro, tal como se planteó en la película pasada pero incluso esa tensión entre protagonista y antagonista, palidece ante el melodrama del guión y sus diálogos. Ni siquiera sus mejores actores pueden superar este obstáculo .

Star Wars: el ascenso de Skywalker - 61% no hace absolutamente nada para elevar, ampliar o si quiera rendir homenaje a la trilogía que concluye. Sí, Abrams da un fuerte volantazo del rumbo que supuestamente iba a destruir la saga, pero lo hace solo para involuntariamente estrellarse de forma fatal en un intento por perseguirle el rastro a la trilogía original. Y así es que los restos de las secuelas quedarán varados en la historia como si hubieran sido alcanzados por el rayo destructor de la mismísima Estrella de la Muerte.

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