RESEÑA: Los Muertos no Mueren | La rebeldía de Jarmusch tampoco

En 2014, Jim Jarmusch nos presentó una crítica social hacía la condición humana con Sólo los Amantes Sobreviven - 86%, a partir de una pareja de excéntricos vampiros con edades que abarcan siglos, Eve (Tilda Swinton ) y Adam (Tom Hiddleston). Este par de amantes adquirieron un gran bagaje cultural a partir de la música, la ciencia y la literatura. Ahora se dedican a observar la decadencia de la humanidad acompañada de estupidez, vacío, letargo y malas costumbres, por lo que ambos se refieren a la humanidad como ‘Zombies’.

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Este año, Jarmusch presenta Los Muertos no Mueren - 49%, la cual bien podría ser una secuela indirecta de Sólo los amantes sobreviven, pero con una sociedad todavía más decadente. Ahora en lugar de vampiros, utiliza la figura sobreexplotada de los zombies para dar un vez más una crítica social, acompañada de humor, un gran elenco y el estilo irreverente de uno de los pocos directores que es igual de brillante cuando filma a un par de sujetos fumando y bebiendo café (Coffee and Cigarettes - 65%), que al contar la historia de un hombre paseando a su perro (Paterson - 96%).

Los Muertos no Mueren, se desarrolla con una trama coral en el pueblo de Canterville, un lugar que presume su tranquilidad hasta que comienzan a presentarse acontecimientos extraños. Animales desaparecidos, irregularidades en la luz solar y asesinatos sin explicación, llaman la atención de Ronald Peterson (Adam Driver) y Cliff Robertson (Bill Murray), dos oficiales que se empeñan a restablecer el orden cuando descubren que los muertos han vuelto a la vida para seguir consumiéndose en banalidades.

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El reparto de esta película también está conformado por, Tilda Swinton (Suspiria - 90%), Danny Glover (Sorry to Bother You - 100%), Chloë Sevigny (El Asesinato de la Familia Borden - 65%), Steve Buscemi (La Peor Semana - 20%), Rosie Perez (El Abogado del Crimen - 37%), Caleb Landry Jones (Tres anuncios por un crimen), Selena Gomez (Un Día Lluvioso en Nueva York - 80%), Tom Waits (La balada de Buster Scruggs) e Iggy Pop (Dead Man - 71%). No cabe duda que es un elenco de primer nivel y cada uno de ellos se nota en tonto y en servicio de la película, aunque sin lugar a dudas, quienes adquieren un brillo extra son Driver, por la sutileza con la que maneja su personaje y Swinton con una efervescente interpretación haciendo homenaje a Kill Bill: La Venganza, Volumen 1 - 85% de Quentin Tarantino.

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El argumento de la película es sencillo, aunque contiene el sello de originalidad de su autor. Además de incluir a un elenco con el que Jarmusch ha trabajado antes, el director también se vuelve autorreferencial en ciertos momentos de la trama. La película está plagada de referencias, a Donald Trump, a la música, a los hipsters, a la cultura pop y a los mexicanos. Uno de las mayores referentes cinematográficos de esta película es George A. Romero (El Amanecer de los Muertos Vivientes - 92%), pionero en el cine de zombies.

Aunque por momentos la película casi avanza en un modo muy zombie, ese ritmo tan lento no asusta ni sorprende tratándose de una película de Jarmusch. Ante sus varios niveles de lectura, parece no suceder nada en primer plano, pero detrás de eso está pasando todo. En la película se hace una crítica al mundo del cine, es probable que el director haya elegido el final de la cinta como una crítica a las narrativas previsibles utiliza el cine comercial. Al fin y al cabo, Jarmusch siempre presume de poder tomarse la libertad que desea.

El tono de comedia de terror obliga a los zombies a ir en búsqueda de café, de wifi, de moda, zonas hipsters y toda clase de banalidades para el ser humano (desde el punto de vista de Jarmusch). Pues sus zombies, aún después de la muerte siguen empeñados en el consumismo y su descanso no es espiritual; sino que está basado en el materialismo. Sin duda, esta crítica es el mayor acierto de la película, pues nos recuerda cómo nos volvemos zombies en vida, esclavos de nuestras ambiciones, hasta el grado de estar muertos en vida por los hábitos actuales de la humanidad.

Toda esa crítica sociopolítica se disfruta y se aplaude, pero subrayarla una y otra vez llega a ser cansado para el espectador y descompone la magia punk con la que Jarmusch utiliza la forma para agrandar el fondo. Es una película que aún con sus alusiones cómicas, no pretende ser una comedia de zombies como Tierra de Zombies - 90%, ni siquiera pretende formar parte de la filmografía del cine de terror o de muertos vivientes. Ante esto no se puede esperar una película llena de acción y sangre. En su lugar, es una película con un tono existencialista.

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Finalmente, Los Muertos no Mueren - 49% es una película que nos invita a revivir. A salir de la fosa de nuestras ambiciones que nos han llevado a morir en vida. Nos invita a disfrutar la vida con menos superficialidad. A salvarnos a través de la música o la literatura. Que al final, el cine de zombies también ha demostrado tener un poder político. Después de todo, no es una obra maestra, ni lo mejor de Jarmusch, pero se permiten licencias en el trabajo de un cineasta rebelde, quien siempre nos devuelve las ganas de vivir a través de su cine.

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