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¿Es Zack Snyder un genio de la propaganda de ultraderecha?

A lo largo de su filmografía el director estadounidense ha dejado claro que simpatiza con otras corrientes políticas

“En esta Tierra, cada acto es un acto político”. Esa frase muy conocida aparece en Batman vs Superman: El Origen de la Justicia (27%), dicha por el periodista Andrew Sullivan, al respecto del Hombre de Acero y sus acciones. El director Zack Snyder, criticado y admirado por legiones, tiene mucho por responder sobre sus películas.

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A Snyder se le ha juzgado en el pasado porque da prioridad al espectáculo y las imágenes por encima del contenido, un problema muy común en Hollywood, pero lo preocupante de las producciones que ha tenido a cargo el cineasta es que tienen algo en común, que son descaradamente propaganda de extrema derecha, y si eres un fan del director y vas a defenderlo diciendo que “él solo se adaptó la novela gráfica”, etc, harías bien en recordar la cita con la que comienza este artículo, que aparece en una película de Zack Snyder.

Hay que aclarar antes de continuar, que no estamos acusando a nadie de ser malvado o una persona repudiable, la mayoría de los que trabajan con Snyder coinciden en que se trata de un gran tipo que le cae bien a todos, pero lo que sí es pernicioso y debe ser criticado es el trasfondo reaccionario de derecha que encontramos en su filmografía.

Definir la derecha y la izquierda políticas es una tarea complicada, pues se trata de ideologías con muchos matices, pero todos están de acuerdo en que la extrema derecha (o ultraderecha) se caracteriza por sus ideas nacionalistas, conservadoras y que apoyan prácticas antidemocráticas; es muy cercana o se mezcla con ideologías como el fascismo y el nazismo, movimientos políticos intolerantes y represores que normalmente conllevan racismo, misoginia y discriminación a minorías de todo tipo.

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Las primeras pistas de la propaganda de ultraderecha en Snyder las encontramos muy claras en los segundos iniciales de su primer largometraje, El Amanecer de los Muertos (75%). La primera escena que aparece ante nuestros ojos son un grupo grande de musulmanes rezando y luego fragmentos de disturbios en países. La película fue estrenada en marzo de 2004, menos de tres años después del atentado a las Torres Gemelas que causó una histeria anti-musulmana en el país. Otra escena durante la introducción donde vemos a los zombies atacando ocurre en una ciudad árabe o persa, ¿coincidencia? Snyder y su equipo nos están enviando un mensaje muy claro.

El Amanecer de los Muertos es un remake, pero alejado completamente de la cinta original de George A. Romero, que era una crítica social al consumismo y al estilo de vida estadounidense, por eso el centro comercial era el escenario idóneo para esa historia. En cambio en el remake de Snyder los zombies pierden todo atisbo de crítica social y se convierten en la encarnación de los “otros”, de los extranjeros terroristas que quieren destruir el paraíso y el estilo de vida estadounidense, y a los cuales hay que exterminar en defensa de la civilización.

Otra película de George A. Romero que muestra un gran contraste con El Amanecer de los Muertos es Tierra de los Muertos (73%), estrenada un año después (2005), donde el director nuevamente usa el cine de zombies para hacer una crítica social al panorama político de Estados Unidos en ese tiempo, lleno de paranoia y xenofobia, algo completamente contrario a lo que hizo Snyder.

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Una práctica común de la ultraderecha es crear un enemigo en el que los seguidores del partido o de la ideología proyecten todo su rencor, los zombies de Snyder hicieron exactamente eso con los musulmanes, identificados todos como terroristas por el presidente Bush, y más recientemente Donald Trump hizo lo propio con los mexicanos.

"Bueno", dirán algunos, "se trataba de su primer largometraje y él no estuvo a cargo del guión". Está bien, tal vez solo quiso hacer un buen trabajo como director y él no tuvo nada que ver con las ideas de ultraderecha que subyacen en la trama, ¿verdad? Pues no, él tuvo mucho que ver y así lo confirmó con su segunda película, 300 (60%), adaptación de la novela gráfica de Frank Miller . En los créditos del guión de este filme cargado de CGI y hombres musculosos figura Zack Snyder.

300 es de principio a fin propaganda de ultraderecha, una oda al fascismo y refleja todo aquello contra lo que se debe luchar en una democracia. Los espartanos son una sociedad bélica, hiper masculina, que imponen sus reglas a otros por medio de la fuerza, discriminan a los discapacitados y matan a los diplomáticos para demostrar que el miedo es su forma preferida de control. Quienes hayan leído un poco acerca de los espartanos y la historia real que inspiró la novela gráfica de Miller sabrán que no se trata de una representación históricamente precisa.

La razón por la que Snyder decidió adaptar fielmente lo plasmado por Miller en papel es porque ambos comparten una visión terriblemente obtusa del “enemigo”. Mientras el dramaturgo griego Esquilo, que peleó en las Guerras Médicas, retrató a sus enemigos como seres humanos en su obra Los Persas, Miller y Snyder ven al enemigo como monstruos sin mente propia, guiados al matadero por un líder que representa lo contrario al ideal espartano de hombría. Jerjes es caracterizado como amanerado-homosexual.

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En 300 los persas (Medio Oriente) son homosexuales, deformes y de piel morena enfrentados a la perfección de Occidente (Estados Unidos y Europa), hombres blancos, musculosos y arrogantes. ¿Todavía quedan dudas? A los fans que pretendan defender la adaptación diciendo que fue fiel a la obra original, vale la pena imaginar si dirían lo mismo de un remake de El Nacimiento de Una Nación (90%), de D.W. Griffith, donde se volvieran a retratar a los afroamericanos como salvajes sin remedio y al Ku Kux Klan como héroes. 300 está al nivel de El Nacimiento de una Nación, con la diferencia de que una fue estrenada en 1915 y la otra en 2007. La crítica Dana Stevens lo definió perfectamente en su reseña en Slate:

Si 300, la nueva epopeya basada en la novela gráfica de Frank Miller y Lynn Varley, se hubiera hecho en Alemania a mediados de la década de 1930, se estudiaría hoy junto con El Judío Eterno como ejemplo en un libro de texto sobre cómo la fantasía discriminativa y el mito nacionalista pueden servir como una incitación a la guerra total.

Llegados a este punto muchos continuarán en el escepticismo (o negación), así que vayamos al siguiente filme que tuvo a cargo el famoso director. Watchmen, Los Vigilantes (65%), adaptación de la novela gráfica de Alan Moore . A diferencia de Miller, el escritor británico no hace propaganda de ultraderecha, siempre cuestiona el sistema y tiene un pensamiento mucho más sofisticado que Snyder. En su cómic Watchmen, Moore criticó y satirizó la idea de los superhéroes como personajes fuera de la ley que quieren imponer su visión de justicia, no son tipos cool a los cuales debemos admirar y querer hacer cosplay de ellos.

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Como Snyder es incapaz de aprehender esa idea, pero está fascinado con los encapuchados que tienen super fuerza o poderes fantásticos, nos regala una adaptación aparentemente fiel a la novela gráfica, pero solo en lo superficial, pues en el fondo solo nos muestra lo que ya nos había enseñado antes, que siente una atracción irresistible por quienes se pueden imponer por medio de la fuerza.

No hay mucho qué decir sobre la cinta animada Ga'Hoole: La Leyenda de los Guardianes (50%), pero mencionaremos a Sucker Punch: Mundo Surreal (24%), su único filme original, que supuestamente era una sátira y una crítica a la hipersexualización de las mujeres en los videojuegos y los cómics, pero lo único que logró fue ser condenada como misógina.

Finalmente es turno de El Hombre de Acero (55%) y su secuela, Batman vs Superman: El Origen de la Justicia. Como ya todos saben, la ultraderecha suele aliarse con la religión en turno y usar sus símbolos para atraer a las masas a su seno, y casualmente los símbolos cristianos aparecen una y otra vez en El Hombre de Acero; pero eso no es todo, ya que en Batman vs Superman: El Origen de la Justicia, la figura mesiánica, Superman, se enfrenta y luego se vuelve aliado de Batman, que representa a un vigilante que hace justicia con brutalidad e impunidad.

Casualmente, el villano Lex Luthor es un ateo que quiere “matar a dios”, y alguien en quien no podemos confiar porque al no creer en dios es malvado irremediablemente. La mayoría de los villanos son de Medio Oriente o Asia, desde el asaltante que mata a los padres de Bruce Wayne hasta el ruso despiadado que seguía las órdenes de Luthor.

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Todavía no sabemos cuál es el trasfondo de ultraderecha en Liga de la Justicia (41%), ya que la versión estrenada en cines no corresponde a la visión de Snyder, pero hasta ahora podemos constatar que el director simpatiza (o a menos sus películas lo hacen) con las ideas más conservadoras, nacionalistas y retrógradas de la extrema derecha. Pero si necesitan otra prueba, uno de los sueños del cineasta es adaptar la novela El manantial, de Ayn Rand, polémica obra que él mismo admite que puede confundirse con propaganda de derecha, y haciéndose el inocente asegura que para él no se trata de eso. Estas fueron sus palabras en entrevista con Comic Book Debate en 2019 (vía The Playlist):

El Manantial … todavía es importante para mí, pero es un tema muy delicado en este momento. La gente pensará que es una propaganda de extrema derecha, pero no lo veo así. Simplemente creo que la historia es súper divertida, loca y melodramática sobre arquitectura y sexo.

Las mismas o similares palabras podría haber dicho (y las dijo) para defender sus adaptaciones de 300 y Watchmen, pero tal vez debamos recordarle la frase que aparece en su propia película: “En esta Tierra, cada acto es un acto político”.

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