Mete Crítica: Cuando el beisbol suena a Pearl Jam en Les’ts play Two

Aunque de inicio Pearl Jam: Let's Play Two - 78% -el documental de Pearl Jam-, parece ser sólo un ineludible encuentro con una poderosa descarga de furia revestida de nostalgia, destinada a aquellos que pasamos nuestra adolescencia en la década de los años 90, hay algo extra que le hace cobrar cierto valor como testimonio, más allá de que se guste o no de la música de esta célebre banda. Y es que refleja uno de los rasgos más representativos de aquella generación que decidió nunca dejar de lado muchas de sus aficiones juveniles, que sigue utilizado cómo principal materia prima, impulsando de forma inconsciente una tendencia que hoy impregna la cultura y el entretenimiento.

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Tomando como pretexto el que desde niño, Eddie Vedder ha sido un fiel seguidor del equipo de su ciudad natal, vemos cómo las usuales historias que se dan dentro y alrededor de los conciertos de rock, se entrelazan con el sufrido transitar de una legendaria franquicia del llamado Rey de los deportes. Desde el regreso a aquel restaurante plagado de parafernalia beisbolera y el inesperado ensayo en la azotea de una de las casas del barrio, pasando por la clásica historia del fan que espera días formado para comprar un boleto y escuchar en primera fila la rola que le recuerda una sentida despedida, hasta la aparición de algunos invitados especiales en el escenario; todo está en Pearl Jam: Let's Play Two - 78%, entrelazándose poco a poco con el drama deportivo, hasta hacer que entre impactos de batería y barridas en tercera base, la guitarra y las plumillas se confundan con el bat y los guantes, en una sinfonía casi de tintes épicos, para una pequeña gran redención.

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Es así que frases usadas para alentar a los héroes del diamante, como "Hagamos que el algún día sea hoy", suenan diferente cuando vienen precedidas por temas como “Alive” y “Given To Fly”; lo mismo que el cover de “I believe in Miracles” -original de The Ramones-, cobra otro sentido cuando es interpretado a las afueras del viejo estadio Wrigley Fiel, previo a ese momento en que todo parece perdido en el juego.

Pearl Jam: Let's Play Two - 78% está dirigida por Danny Clinch, que factura un ruidoso y emotivo ejercicio de auto referencia que tomando dos noches de concierto y episodios de la serie mundial del 2016, une el cuarto de siglo de trayectoria de Pearl Jam, con los estragos de los 108 años que pasaron sin un campeonato los Chicago Cubs. Es cierto, quizás no se convierta en un objeto de culto como otros documentales -dígase Buscando a Sugar Man - 93% por ejemplo-, pero al igual que este, es una suerte que Les’ts play Two llegue a la pantalla grande y pueda disfrutarse como se debe hacer. Amén de que en el track list se incluye una especie de himno para el equipo en cuestión, compuesto por Vedder, que algunos de los que tenemos el corazón infectado de grunge no pudimos evitar relacionar un poco con la reciente partida de aquel con quien compartiera sus andanzas entre escenarios, su amigo y compañero de banda en Temple of the Dog, otro con quien uníamos nuestras voces para gritar tan fuerte que los dioses tenían que voltear a vernos, el buen Chris Cornell, y es que su título lo dice todo, Llegar hasta el final.

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