El escándalo que provocó [Escritor] J.K. Rowling sigue resonando, sus tuits que fueron tachados de “transfóbicos” no fueron el final, después se atrevió a publicar un extenso ensayo donde sugiere que considerar mujeres a las personas trans podría ser peligroso para las mujeres cis-género, y cada vez aparecen nuevos datos que confirman la transfobia que predica la escritora.
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Sin duda se trata de revelaciones decepcionantes para muchos fanáticos de Harry Potter, ya que una gran cantidad de los seguidores de la saga literaria y cinematográfica son parte de la comunidad LGBTQ+, y varias personas trans han confesado que Harry Potter les ayudó a sobrellevar su vida cuando más confundidos se encontraban.
La revelación más reciente es que J.K. Rowling ha dejado pistas de su transfobia a lo largo de su carrera, no hablamos de los likes que dio a tuits transfobicos o de sus propias palabras, nos referimos al pseudónimo que usó la autora para publicar varias novelas para adultos, Robert Galbraith.
Resulta que el nombre Robert Galbraith tiene un origen siniestro. Robert Galbraith Heath fue un psiquiatra estadounidense que aseguraba que las enfermedades mentales derivaban de defectos físicos, así que los tratamientos físicos, según él, las curarían. La homosexualidad y cualquier desviación de la heterosexualidad era considerada una enfermedad mental en aquel tiempo por gran parte de la comunidad científica, y Galbraith no era la excepción.
El psiquiatra experimentó con la llamada terapia de conversión, destinada a que las personas homosexuales dejen de serlo y se conviertan en heterosexuales. Un experimento famoso que llevó a cabo fue que a un paciente gay que había sido arrestado por posesión de mariguana, se le colocaron electrodos en el área septal, asociada con los sentimientos y el placer, y en otras partes del cerebro. Los electrodos septales se estimulaban al mostrarle al paciente pornografía heterosexual, y después del tratamiento pudo tener relaciones sexuales con una prostituta, lo que llevó a Heath a considerar como un éxito su terapia de conversión.
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El estudio, además de que actualmente no sería considerado ético, es erróneo porque no toma en cuenta que la estimulación de los electrodos es adictiva. Pero esta historia solo nos hace preguntarnos por qué elegiría Rowling el nombre de alguien como Robert Galbraith para su pseudónimo, la respuesta tal vez la encontremos en sus novelas.
La periodista trans Katelyn Burns decidió investigar a la escritora de Harry Potter tras el escándalo por sus tuits anti-trans, y en la novela de Rowling The Silkworm (El gusano de seda) encontramos un espeluznante retrato de una persona trans que refleja todos los prejuicios que existen en torno a dicha minoría.
En una escena de The Silkworm una mujer trans llamada Pippa sigue al protagonista, el detective privado Cormoran Strike, y lo intenta apuñalar. Cuando es detenida y llevada a la oficina de Strike para ser interrogada, se revela por su manzana de Adán que es una mujer trans. Ella trata de escapar y el protagonista pierde la paciencia así que se dirige a ella con estas palabras aterradoras:
Si vas por esa puerta una vez más, llamaré a la policía y testificaré y me alegrará verte caer por intento de asesinato. Y no será divertido para ti, Pippa. No en el preoperatorio.
Las palabras de Strike hacen referencia la violación que sufriría en la cárcel, pero luego de decir esa infame amenaza Rowling describe a Pippa como “inestable y agresiva”, términos que se usan constantemente como un cliché para denostar a las mujeres trans. No cabe duda que Rowling no deja de decepcionarnos, tal vez es momento de que se retracte y guarde silencio por un largo tiempo.
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