Otras pésimas películas navideñas

Mandar un mensaje de paz y armonía; mostrar la redención de sus respectivos “grinchs”; destacar la importancia de la unión familiar; o simplemente celebrar la inocencia de los infantes ante personajes fantásticos como Santa Claus, son algunos de los propósitos que tuvieron las películas que conforman esta selección. Todas tienen muy presente el llamado “espíritu navideño”, pero terminaron llamando más la atención por su fallida ejecución. La Navidad no puede ser siempre perfecta, prueba de esto son los siguientes filmes, que van desde lo ridículo, lo tedioso, hasta lo realmente increíble.

Ni en tu Casa ni en la Mía - 25%

En Ni en tu Casa ni en la Mía - 25% tanto el novio (Vince Vaughn) como la novia (Reese Witherspoon) desean ir de vacaciones a la isla Fiyi, e incluso le mienten a sus respectivas familias para no estar con ellos en Navidad. Sin embargo aquí no se termina efectuando el viaje a Fiyi, para dar paso a la gran lección sobre la importancia de la familia. Ni en tu Casa ni en la Mía pone a sus protagonistas sin ningún pretexto para evitar visitar a los padres de ambos, quienes por su parte se han divorciado (de ahí que serán cuatro Navidades diferentes en un mismo día).

Es una comedia aparentemente sin tapujos, que se divierte con estereotipos (los hermanos del novio son los típicos white trash sin dinero) y trata de poner a los novios en las situaciones más embarazosas posibles; pero que termina yéndose por el cliché y lo sentimental. Su humor inicial está lejos de ser inteligente, pero nunca aburre tanto como el desenlace romántico en el que vemos a una pareja crecer y aprender lecciones.

Lo más triste de Ni en tu Casa ni en la Mía es su desperdicio de talento, sobretodo cuando recordamos que su director Seth Gordon había estrenando un año antes el excelente documental The King of Kong: A Fistful of Quarters. Gordon entró al sistema de Hollywood para hacerse rico, y nadie lo culpa por eso, pero ver su filmografía posterior a dicho documental (Quiero Matar a Mi Jefe - 68%, Ladrona de Identidades - 19%, Baywatch: Guardianes de la Bahía - 19%), alejado completamente del cine autoral, no deja de ser decepcionante.

Santa Clos Conquista los Marcianos - 24%

Es considerada una de las peores películas de la historia (no sólo navideñas), en parte porque su fama incrementó cuando apareció en la famosa serie Mystery Science Theater 3000.

Tal y como Manos: The Hands of Fate, Santa Clos Conquista los Marcianos - 24% no decepciona como un clásico del mal gusto. Tan sólo la premisa central es una curiosidad total: en Marte, los niños están pasando por una crisis, sintiéndose tristes y sin ganas de comer ni dormir. Lo único que hacen es estar pegados al televisor, viendo programas de la Tierra, entre ellos uno muy especial grabado directamente desde el cuartel general de Santa Claus en el Polo Norte (sí sí, de eso se trata la película). El líder de los marcianos, preocupado, pide ayuda al ser supremo de Marte, quien concluye que los niños no han sido tratados como niños y requieren una dosis de diversión pura, de esa que los terrícolas tienen en Navidad. Entonces, este líder deduce que necesitan viajar a la Tierra, secuestrar a Santa Claus, y llevarlo hasta Marte para terminar con la tristeza de los infantes.

Además del penoso maquillaje de los marcianos (¡o el genial hombre disfrazado de oso polar!), Santa Clos Conquista los Marcianos ofrece muchos otros elementos para el regocijo de quienes aprecian lo mejor de lo peor. Ahí está la reacción inmediata de los terrícolas ante la llegada de una misteriosa nave e incluso cuando secuestran a un par de niños y finalmente a Santa; los periódicos y noticieros actúan velozmente, ¡y hasta la ONU sale en defensa! La película se toma la libertad de usar tomas reales de una reunión de la ONU, así como del lanzamiento de un cohete espacial, aunque finalmente se olvida por completo de darle continuidad a la defensa terrícola.

Si bien es imposible pedirle a una película como esta un poco de sentido, el desenlace es una verdadera infamia: de vuelta a Marte, los marcianos antagonistas (quienes no están de acuerdo con cambiar la estricta rutina de los infantes) intentan secuestrar a Santa, pero lo confunden con otro marciano disfrazado. Aunque es obvio que el secuestrado no es Santa - su cara verde con antenas lo delata - los malos nunca logran darse cuenta, increíblemente. Con momentos así se entiende porqué de la reputación de esta cinta.

Un Vecino con Pocas Luces - 6%

La clásica rivalidad entre vecinos es la narrativa principal de Un Vecino con Pocas Luces - 6%, una típica cinta hollywoodense para el olvido.

Tanto Finch (Matthew Broderick) como su nuevo vecino Buddy (Danny DeVito) han encontrado en la Navidad una forma de desahogo ante una aparente crisis de mediana edad. Finch lo expresa siendo demasiado estricto en cuanto a la planificación familiar de la época navideña, además de valorar en demasía su título en el vecindario como experto de la Navidad. Por otro lado, Buddy no es capaz de encontrar la felicidad absoluta, ni en su bella esposa, sus hijas, o su trabajo, por lo que una repentina obsesión con hacer que su casa sea visible desde el espacio exterior puede ser el camino a su plenitud.

Sí, Un Vecino con Pocas Luces tiene una premisa completamente absurda. Buddy decide adornar su casa con infinidad de luces navideñas porque quiere ser visible en el equivalente ficticio de Google Earth. ¿Quién pensó que esta idea era merecedora de un largometraje de casi hora y media?

El personaje de DeVito es irritante, así como su ruidoso espectáculo de luces (que va siendo más y más ridículo conforme pasa el tiempo), pero también lo es Finch, por ser el típico cuarentón anticuado que se jacta de ser más inteligente de lo que realmente es. Ni a quien irle en una “batalla” infantil en todo sentido, que no provoca risas en lo absoluto.

Por momentos la cinta parece expresar bien lo vergonzante que debe ser ponerle más atención a unas luces o un vecino que a tu propia familia. Incluso parece estar mandando un mensaje navideño que le abre las puertas a los momentos humanos compartidos y se las cierra al materialismo (las luces). Sí, es cursi, rosa, aburrido, y todo lo que gusten, pero era menos embarazoso que tener un espectáculo irreal de luces al final, el cual nos confirma sólo una cosa: quien le dio luz verde a este proyecto quedó enamorado de la idea de hacer un casa visible en Google Earth por medio de luces navideñas. Lo demás (la historia, los personajes) era lo de menos.

Hercules Saves Christmas

Al principio de Hercules Saves Christmas, una de las muchas cintas navideñas con perros como protagonistas, se marcan las reglas para este universo 100% fantástico: Hércules - un perro parlante ayudante de Santa Claus que viaja a Estados Unidos para hacer de un huérfano problemático una buena persona - es invisible para todos con excepción de dicho infante, además nunca podrá convertirse en su mascota y una vez que regrese al Polo Norte el niño no lo recordará.

Si el guión ya era para reírse a partir de la premisa del perro parlanchín, cuando comienza a romper sus propias reglas es el colmo de lo absurdo. A lo largo de sus 80 minutos, Hercules Saves Christmas saca cualquier tipo de explicación de la manga, convirtiéndose en una de esas películas tan malas que se vuelven cómicas. Que si el perro habla porque es mitad duende mitad perro con un collar mágico, o que alguna vez Santa Claus y sus duendecillos se enfrentaron a unos osos polares zombies; aquí tenemos un banquete de cosas sin sentido alguno.

Vaya, incluso el niño protagonista (en un momento brillante de auto-referencia, aunque ciertamente no intencional) dice “no todo tiene que tener sentido”, para darle paso a la típica celebración del espíritu navideño que incluye el desenlace con el perro dejando de ser invisible y el niño recordando todo y aceptando a Hércules como su mascota. ¡Entonces porqué los guionistas se dieron tiempo de marcar ciertas reglas, cuando la magia de Santa se iba imponer de cualquier forma!

Si a todo esto le añadimos una forzadísima trama sobre el bien contra el mal, que llega para interrumpir la igualmente convencional historia del niño que, para ser borrado de la lista de las malas personas, tiene que esparcir el espíritu de la Navidad a un hombre que no pasa por su mejor momento, estamos ante uno de las peores creaciones fílmicas para la temporada. El malo, quien no es un personaje famoso sino un señor cualquiera con maquillaje blanco y barba, llega para estropear los planeas y robarle su collar mágico a Hércules, nada más porque tenía que existir un antagonista en el relato.

Toda la película tiene un toque kitsch, no sólo el maquillaje del villano. Los actores claramente sobrepuestos en un fondo que pretende ser el Polo Norte, el más claro ejemplo del aspecto kitsch del filme (hasta llegan a verse borrosos por lo mal que están realizadas estas escenas). Ya ni mencionar los efectos especiales bastante pobres, la bizarra voz que le pusieron al perro, o las tomas del Golden Gate que aparecen para indicarnos que estamos en San Francisco. Una joya del peor cine, indudablemente.

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