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Molly Ringwald reconoce el machismo del director John Hughes

La actriz fue la musa de este director que se dedicaba a explorar la vida adolescente, pero sus cintas son más problemáticas de lo que parecen

Las películas de los ochenta renovaron la relevancia del mundo adolescente. Ya fuera con los absurdos asesinatos de chicos hormonales o con historias de la vida escolar, esta época sirvió para darle un giro a los protagonistas. No se trataba de representar héroes ni villanos, la importancia era simplemente el mostrar cómo se desarrollaba la vida íntima de los jóvenes que están tratando de comprender su propia personalidad y lo que les depara el futuro.

John Hughes es uno de los nombres que siempre resalta cuando se habla del cine adolescente. Su trabajo en El club de los cinco (89%) sigue siendo analizado hasta como pieza teatral. Ciertamente los personajes son estereotipos, pero la historia funciona justamente por eso, como representación de lo que la sociedad y la convivencia escolar piden de los adolescentes. Molly Ringwald, quien es considerada la musa del director, cree que sus cintas terminan por ser positivas en cuanto a su representación, pero también muy negativas en cuanto al inherente machismo de sus proyectos.

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Ringwald escribió para The New Yorker sobre las cintas que la hicieron famosa. La pelirroja actriz afirma que no había pensado muchos en estas películas, pero que se sentó a ver El club de los cinco con su hija y terminó por comprender la gravedad de ciertos momentos de la historia. De igual manera, al profundizar en otros trabajos de Hughes, ella se encontró con peligrosas manifestaciones del machismo del director, pero también con la importancia de su trabajo para los adolescentes de la época.

Su ensayo ciertamente demuestra los conflictos que surgen con las contradicciones de una obra. Ringwald expresa el mensaje negativo que se fomenta en la película más famosa del director, donde el personaje de Bender, interpretado por Judd Nelson, se gana a la chica al final aún cuando desquitó su ira con ella, abusó verbalmente y hasta pudo tocarla de manera inapropiada cuando se ocultó bajo su mesa para esconderse, todo esto sin demostrar culpa, arrepentimiento o cambios reales en el personaje. La actriz incluso recuerda que para esta última toma se pidió a una mujer adulta que la sustituyera, pues se vería su ropa interior y ella era menor de edad. De igual manera, ella cree que se demuestra un gran problema con la premisa de Se Busca Novio (86%), donde la protagonista se siente desolada porque olvidan su cumpleaños, pero se siente aún más afectada por las posibilidades de perder su cita para el baile escolar. Como ejemplo aún más claro y hasta perturbador, la actriz explica:

Cuando Jake [Se busca novio], esencialmente intercambia a su novia ebria, Caroline, The Geek para que él satisfaga sus urgencias sexuales, a cambio de que le regrese la ropa interior de Samantha. The Geek se toma fotos con Caroline como prueba de su conquista; cuando ella despierta a la mañana siguiente con alguien a quien no conoce, él le pregunta si “lo disfrutó.” (Ninguno parece recordar mucho) Caroline sacude su cabeza maravillada y responde: “¿Sabes?, tengo esta extraña sensación de que sí lo hice,” Ella tiene que tener una sensación sobre eso, en vez de un pensamiento, porque los pensamientos son cosas que se tiene cuando estamos conscientes, y ella no lo estaba.

Ringwald también menciona que la actriz que interpretó a Caroline considera que era culpa del personaje por estar demasiado ebria. Esto es prueba de los problemas que se tienen para reconocer y admitir la violencia sexual, en especial cuando no implica gritos y una lucha.

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Sin embargo, y después de recordar los textos, cuentos y artículos machistas que Hughes escribió cuando era joven para diversas revistas, Ringwald reconoce que sus películas sirvieron para darle voz a una generación que era menospreciada. Los adolescentes no contaban mucho, pero este tipo de cintas, incluso negativas en su naturaleza machista y de violencia sexual como Porky’s, significaron su única representación. La actriz se ha encontrado con varias personas a lo largo de su vida que afirman que se sintieron mejor con su sexualidad gracias a las películas, pues trataban sobre personajes que se reconocían fuera de lugar. El problema es que siendo la única representación se tiene una mayor responsabilidad, pero Hughes no sentía esa presión moral. Ringwald termina su escrito explicando lo complicado de apreciar arte que tiene este tipo de tendencias. Lo indispensable es no borrar ni ignorar el pasado, pero sí luchar por fomentar un nuevo tipo de conversación sobre los adolescentes.

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