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RESEÑA | Tetris: cuatro bloques para derribar la Cortina de Hierro

El verdadero protagonista es el amor por los videojuegos y cómo éste forma amistades entre los individuos más opuestos.

En el pasado, hemos visto grandes dramas sobre el mundo corporativo. Quizá ninguna sea tan memorable como La Gran Apue$ta (88%) y su retrato de los acontecimientos que llevaron a la crisis financiera de 2008. Pero incluso pese a orientarse más hacia lo enternecedor, Tetris (76%) es una curiosa mirada a cómo la geopolítica de la Guerra Fría casi nos cuesta uno de los videojuegos más populares de todos los tiempos por nada más que avaricia y corrupción.

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Dirigida por Jon S. Baird y basada en hechos reales, Tetris es la historia de Henk (Taron Egerton), un hombre de negocios que, ante la posibilidad de licenciar la distribución del videojuego titular a tiempo para el lanzamiento del Game Boy, visita Rusia para obtener los derechos. Pero una vez ahí, la resistencia de la burocracia soviética frustra sus planes y pone su seguridad en riesgo cuando se ve envuelto en una telaraña de espionaje entre occidente y la U.R.S.S.

Cuidando de poner al centro del relato la pasión de su protagonista por los videojuegos y de convertirlo en un avatar del mismo, la historia del popular título se convierte rápidamente en un tenso, aunque jamás asfixiante, thriller de espionaje bastante enganchante. Pero más sorprendentemente todavía: una que no incurre en la fácil propaganda estadounidense o anti-rusa que se siente tan renovadamente vigente.

Si bien la hostil geopolítica entre occidente y la Unión Soviética da subtexto y cierta profundidad temática a los eventos de la película, el retrato del guionista Noah Pink cuida de condenar los abusos y no las nacionalidades. Tanto la avaricia de un regordete empresario británico, como la de los oficiales soviéticos se vuelven los principales antagonistas cuando sus corruptas costumbres buscan estafar a Alexey (Nikita Yefremov), el programador ruso que creó el juego.

Pero más allá de este sutil comentario sobre la inherente corrupción de ambos sistemas políticos y económicos y del contexto actual que le da coyuntura por la invasión a Ucrania, Tetris (76%) construye, bloque por bloque, un cálido homenaje a la forma en la que el amor por los videojuegos une a dos de sus protagonistas pese a lo distinto de sus condiciones al nacer en extremos opuestos del mundo.

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En este punto, el filme se beneficia mucho del carisma de Egerton como Henk, el necio apasionado por Tetris que lo apuesta todo por el título. La amistad entre él y Alexey, y por supuesto la química entre los actores, se vuelve el corazón del relato. Y uno que palpita bajo el cariñoso cuidado de ambos intérpretes ante el creciente sentido del suspenso que la dirección brillantemente culmina en una secuencia de persecución hacia el final de la película.

Tal como en el juego, a la hora en que los bloques son perfectamente acomodados, Tetris (76%) no construye un muro, sino que lo hace desaparecer. Y lo que derrumba es la frontera entre ideologías políticas y sistemas económicos abusivos que artificialmente se erigen entre los individuos por razones ajenas a ellos mismos. Una celebración del amor por los videojuegos y las amistades que este mismo cimenta, la película ya está a Apple TV Plus.

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