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Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades | Top de críticas, reseñas y calificaciones

Siete años después de estrenar El Renacido, el director Alejandro González Iñárritu vuelve con una cinta que ha divido por completo las opiniones de los críticos.

Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades (58%), la nueva película del cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu ha generado diversas opiniones desde su estreno en la Moztra de Venecia y a su paso por el Festival de Cine de San Sebastián y recientemente en el Festival Internacional de Cine de Morelia donde también Iñárritu estuvo presente. El elenco de este largometraje producido por Netflix está encabezado por Daniel Giménez Cacho, Omar Leyva, Ximena Lamadrid, Andrés Almeida, Mar Carrera, Edison Ruíz, Daniel Damuzi, Meteora Fontana y Grantham Coleman. En este artículo te compartimos las opiniones de los críticos acerca del más reciente proyecto del director ganador del Oscar.

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El guion de Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades (58%) fue escrito por Nicolás Giacobone y González Iñárritu. La cinta narra la historia de un reconocido periodista y documentalista mexicano que regresa a su país de origen para enfrentar su identidad, sus afectos familiares, lo absurdo de sus memorias, así como el pasado y nueva realidad de su país. El personaje busca respuestas en su pasado para reconciliar quién es en el presente

Desde su estreno en el Festival Internacional de Cine de Venecia, Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades (58%), generó una ola de opiniones mixtas. La cinta ha dividido a la crítica. Por un lado, las reseñas positivas clasifican a este largometraje como una obra fascinante que logra evocar fuertes emociones en el espectador; un filme de gran magnitud y extravagancia que está lleno de ideas y temáticas que se abordan con honestidad; una cinta íntima y artesanal que logra cumplir los objetivos que se propone.

Los especialistas resaltan que en este punto de su carrera Iñárritu demuestra dominar con maestría cada apartado técnico y creativo, lo que lo lleva a distinguirse como un poeta cinematográfico. Uno de los aspectos que más destaca la prensa es la propuesta visual, la cual está llena de imágenes deslumbrantes que envuelven al espectador en una experiencia inmersiva. Además de contar con maravilloso nivel estético, la película hace un análisis muy preciso acerca de la individualidad cultural. Los críticos que recomiendan este titulo, argumentan que se trata del proyecto más íntimo y conmovedor del director hasta la fecha.

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Por el lado contrario, las críticas negativas se refieran a Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades (58%) como una cinta excesiva y monótona; un frustrarte ejercicio de autocomplaciencia por parte de su director, quién no demuestra en esta ocasión la garra de talento que sí está presente en otras de sus películas como Babel (69%) o Birdman o (La Inesperada Virtud de la Ignorancia) (91%). Este sector de críticos menciona que el apartado técnico y todas las cosas buenas de la cinta, en especial la fotografía, se diluyen por una falta de enfoque y moderación.

A pesar de toda las temáticas filosóficas y espirituales que están presentes en el filme, esta obra del director de Amores Perros (92%) se queda empantanada entre momentos tediosos y letárgicos. De acuerdo con los detractores otros de los grandes problemas es la larga duración de la cinta, que el director no consigue el público empatice con el protagonista y un montón de ideas oníricas que no conducen a ningún camino dejando a medias una película que pudo haber sido más profunda.

A continuación, una complicación de críticas acerca de Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades (58%):

James Mottram de South China Mornings Post:

Una meditación agotadora pero estimulante de tres horas sobre política, medios, historia, identidad nacional, sexualidad y más (...) Algunos detestarán el lado egoísta, mojigato y autorreferencial de la película. Pero con Iñárritu reuniendo miradas de ideas en una odisea laberíntica, pero visualmente emocionante, es una dirección seductora del estado del mundo.

El staff de Destino Arrakis:

...la película no consigue enganchar debido a su larga duración y a escenas demasiado orinicas que no llevan más que a plantearte que el director no ha sabido bien plasmar muchas ideas buenas en un film que sea entretenido. Tampoco ayuda Daniel Giménez Cacho que interpreta a Silverio, un gran actor, que incluso tiene bastante parecido con Iñarritu, que aparece desaliñado y malhumorado continuamente, algo que hace que no empatices nada con él.

Jesús Chavarria de La Razón:

...un lúcido abrir y cerrar de puertas a memorias y emociones, que conduce a tantos temas y resulta tan fascinante como sugestivo...

Wendy Guerra de CNN en Español:

La estructura me recuerda a Rayuela, podemos empezar a leerla desde cualquier esquina dramática. Al espectador se le van repartiendo paquetes de tierra y en ellos va contenida la historia del continente americano. Lo importante es que a partir de aquí se inicia lo que ustedes llaman un parteaguas. Bardo ha proyectado sobre el plano blanco un debate ideológico estético y ético muy necesario.

Pepa Blanes de Cadena Ser:

Bardo adolece de lo mismo que le reprochan al protagonista en la película, de mirar a uno mismo y no a los demás. Iñárritu cae en el mismo error que quiere evitar, el ensimismamiento.

Diego Lerer de Micropsia:

Bardo teme ser monótona y gira la cámara para un lado y para el otro, teme dejar una idea sin resolver y la explica mil veces, teme que el espectador piense por sí mismo y le arma un festín de explicaciones, teme que quede algún misterio o duda y le tira un catálogo de símbolos comprados al por mayor en la feria de ofertas del «cine arte».

Becka Salas de Fuera de Foco:

Rumbo al final, la película es una secuencia de metáforas tras metáforas que dejan de ser un estudio de personaje y se convierten más en experimentos de González Iñárritu que quería explorar en Bardo. Bardo nunca se decide, por lo que su camino resulta lento, confuso y todo se queda a medias.

David Ehrlich de IndieWire:

El resultado es insoportable y asombroso en casi la misma medida, y a menudo al mismo tiempo. Es una metacomedia de la crisis de la mediana edad que canaliza a todos, desde Federico Fellini hasta Emir Kusturica, al servicio de su autoparodia carnavalesca.

Peter Bradshaw de The Guardian:

Está hecha con verdadero garbo, tanto garbo, de hecho, que se puede perdonar gran parte del escandaloso narcisismo de la película. Iñárritu podría, si quisiera, contarnos una historia igualmente dolorosa pero menos grandiosa y automítica sobre su propia vida, pero ha ejercido su prerrogativa como artista y nos ha dado esta confección en su lugar. Sin duda es espectacular.

Angélica Bracamonte de Código Puebla:

Pintada con profunda nostalgia, es a través de la intrusión de elementos peculiares que Iñárritu logra crear confusión o emoción, en torno a un personaje cuya subjetividad llega a impregnar todo el relato (...) el autor nos brinda aquí una historia muy íntima, que abarca tanto la fama como el mérito, el envejecimiento, el peso del pasado y las raíces...

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