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RESEÑA: Pastor o Impostor | Un camino espiritual más humano

Una historia sobre el camino espiritual de un hombre en un plano más humano y terrenal, dejando del lado la santidad, para hablar de cosas más reales como la redención, el perdón y la sanación.

El cine hollywoodense está lleno de ejemplos de películas sobre la búsqueda de Dios y de un camino espiritual como forma de redención, sin embargo, en su gran mayoría carecen de un componente humano que más allá de conmovedor o lacrimógeno haga pensar a los espectadores en el verdadero significado del arrepentimiento o el perdón. Afortunadamente, el cine internacional tiene otras propuestas más interesantes como Pastor o Impostor (95%), cinta polaca del director Jan Komasa.

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Boze Cialo –nombre original de la película que se traduce como ‘cuerpo de dios’– narra la historia de Daniel, un joven de 20 años que experimenta una transformación espiritual mientras vive en un Centro de Detención Juvenil, al que ingresó tras ser acusado de homicidio en segundo grado.

Luego de mantener una estrecha relación con el cura del reformatorio, Daniel quiere convertirse en sacerdote, pero es imposible debido a sus antecedentes penales. Por esta razón, cuando es enviado a trabajar a un taller de carpintería en una pequeña localidad, se hace pasar por sacerdote y se hace cargo accidentalmente de la parroquia local. La llegada del joven y peculiar predicador es una oportunidad para que la comunidad local comience el proceso de sanación tras una tragedia que marcó a todos los habitantes del poblado.

Protagonizada por Bartosz Bielenia, quien ofrece una destacada actuación como el joven Daniel que encuentra la redención en su travesía como cura impostor; Aleksandra Konieczna, Eliza Rycembel, Leszek Lichota, Łukasz Simlat y Tomasz Zietek, la cinta polaca es elevada por sus actuaciones, ya que cada uno de los personajes es presentado con matices, lo cual hace que la premisa del filme cobre sentido.

Pastor o Impostor representó a Polonia en los Oscar del año pasado, en la categoría de mejor película internacional, sin embargo, Parásitos (100%) fue la que hizo historia y no solo se llevó este galardón, sino que también consiguió el premio máximo de la noche al llevarse el de mejor película.

Ahora bien, lo anterior no quiere decir que la película de Komasa sea inferior a la del surcoreano Bong Joon-ho, ni tampoco es tan superior que no pudo ser entendida, como seguramente muchos dirán, más bien es peculiar y logra distinguirse de las cintas más convencionales que hayan elegido hablar del camino espiritual como forma de redención, pues si bien la figura de Dios y el arrepentimiento por sí solo son importantes, lo más interesante de esta cinta polaca son los matices tan reales que hay en cada uno de los personajes.

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Para quienes no estén acostumbrados o no sean fanáticos de los ritmos lentos que acompañan el viaje interno y espiritual de un protagonista de una cinta de este estilo, Pastor e Impostor tendrá un inicio muy complicado, pues por momentos los gestos, las secuencias sin mucho más que música y los diálogos de fe son lo más importante. Sin embargo, hacia la mitad del filme, cuando se muestran los verdaderos contrastes de todos los personajes y quienes se creían buenas personas resultan no serlo del todo, así como los pecadores no ser los peores, la película adquiere otra dimensión.

De esta manera, la película de Komasa es un gran ejemplo de una historia sobre el camino espiritual de un hombre en un plano más humano y terrenal, dejando del lado la santidad, para hablar de cosas más reales como la redención, el perdón y la sanación.

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