Dentro de la amplia baraja de monstruos considerados como clásicos, los zombis son quienes han sabido posicionarse como los más relevantes en la actualidad. Y es que este come cerebros es en realidad un recién llegado a la élite de las historias de horror, en comparación con vampiros, hombres lobo y fantasmas quienes ya cuentan con un lugar establecido en la cultura pop.
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Este hecho quizá se deba a la naturaleza misma de los zombis modernos y su representación sobre la sociedad y sus costumbres consumistas, convirtiendo a estos monstruos en la capitalización de individualismo —convertidos en hordas de seres sin voluntad. Sin mente y espíritu, estos cuerpos vacíos finalmente sólo compartirán la necesidad de saciar su hambre voraz.
Aunque su reciente popularización en videojuegos, películas y series, el origen del zombi cuenta con una connotación muy diferente a la que hoy vemos en pantalla. Su primera irrupción en escena fue con la cinta de 1932 White Zombie, estelarizada por Béla Lugosi en la que se tomaban conceptos de la cultura haitiana para retratar al monstruo bajo las órdenes de un poderoso brujo.
Durante sus primeras décadas de existencia, estas criaturas eran simples elementos de segunda categoría en las ficciones estadounidenses, hasta el punto de llegar a ser difícil poder crear una antología de lo mejor del género, sobre todo si tenemos en cuenta que muchas de estas producciones se llegaban a desarrollar con un bajo presupuesto y no necesariamente con las mejores tramas —evolucionando hasta pertenecer de lleno al cine serie B.
Muchas fueron las producciones que imitaron el relativo éxito de White Zombie, con el que continuaba el uso del zombi como una extensión de su amo. Influenciadas por la psicosis atómica de la post-guerra, llegaría a la pantalla grande el improbable subgénero de zombis nazis, el cual se forjaría como obra como Revenge of the Zombies de 1943.
Siguiendo las normas pertenecientes al universo de los monstruos, estos nacen como respuesta a las ansiedades sociales más ocultas —frecuentemente consideradas como inconscientes—, fue este aspecto en particular el que captó el interés de filósofos e investigadores de la segunda mitad del siglo XX quienes comenzaron a estudiar el concepto de una entidad que se comporta como un ser humano pero que no tiene consciencia y cómo este representaba un caso interesante en la filosofía del autoconsciencia y el libre albedrío.
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Pero una cinta cambiaría el destino de estos peculiares seres reanimados, La Noche de los Muertos Vivientes de George A. Romero significaría un parte aguas para la redefinición del zombi, donde este reconfiguraría sus lineamientos centrales sobre el deber ser de un zombi, lo que a la par también potenciaría su capacidad de causar horror en la audiencia.
Aquí ya no existiría más un titiritero detrás del zombi, sino que este se movería únicamente motivado por su hambre, resonando así como un miedo bien identificado con el vampiro, aunque sin su característico elemento aristócrata y de seducción, ocupado por la crudeza de las vísceras en una suerte de canibalismo.
Esta cinta también logró que los proyectos cinematográficos sobre zombis comenzaran a despegar, lo cual convirtió a este periodo su propia época clásica. Entre los nuevos códigos que regían a estas criaturas se encontraba el hecho de que su presencia ya no estaba limitada a una población aislada o alejada del “mundo desarrollado” —despojándolo así de un fuerte peso colonialista en su discurso—, los zombis ahora se reproducían por todo el mundo creando un evento apocalíptico, lo que en sí mismo dotaba a estas narrativas de nuevos escenarios e interpretaciones.
Así también el protagonismo recayó en un grupo de supervivientes, en el caso de la cinta de Romero, liderados por un hombre de afroamericano en el que es considerado el último año del movimiento por los derechos civiles en Estado Unidos. De esta manera surgieron los primeros grandes héroes postapocalípticos del género y este rol no ha decaído en popularidad desde entonces.
Aunado a la violencia y a los hechos violentos sin precedentes visto en pantalla, las películas de zombis ganaron un cierto estatus de seriedad en comparación con décadas anteriores, en donde otros monstruos clásicos habían hecho un camino propio hasta su propia actualización y resignificación. Ahora el zombi era también visto como una potencial amenaza desde lo más profundo de los temores primarios de la humanidad.
Con el remake de 1990 noventa de esta cinta del director [Director] Tom Savini, dio inicio la era de la parodia de los zombis, que si bien mostraba claros signos de decadencia en su narrativa también confirmó su entrada al más alto nivel de la cultura pop. Sería hasta el nuevo milenio que los filmes del género zombi retomarían popularidad, esta vez mejor sostenida en el tiempo, gracias a la saga de videojuegos Resident Evil y sus posteriores adaptaciones cinematográficas que sin bien no resaltaron por su calidad sí lograron una base de fans sólida —más allá de las fronteras de mundo gamer— que sólo se extendería en popularidad en los años siguientes.
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Pero habría un hito definitorio que llegaría en Halloween del 2010 a la pantalla chica para cambiar al género para siempre. Es innegable que con la llegada de The Walking Dead de Image Comics —2003—se abriría la vía para que Hollywood mirara a los zombis de una nueva manera. En esta nueva vertiente narrativa el apocalipsis zombi no representaría la máxima amenaza para la humanidad, sino un nuevo contexto para explorar los rincones más oscuros de la condición humana. La alegoría del contagio de un virus mortal también daría un giro, pues en este universo todos los seres humanos han sido infectados por el virus por lo que están destinados a convertirse en walkers. —y sólo la destrucción de su sistema nervioso detendrá esto.
Así, los cadáveres ambulantes alcanzaron una notoriedad nunca antes vista, compartiendo elementos del slasher, el horror y el terror, a la par que planteaba un complejo problema existencialista. El mundo postapocalítico de esta saga es un espacio congelado en el tiempo donde las reglas sociales y los valores morales se encuentran anulados por este acontecimiento excepcional, mientras el mundo se torna más y más oscuro, el grupo de Rick Grimes luchará para sobrevivir a este entorno mientras evitan convertirse en los villanos de la historia.
Sin embargo, ni apegarse a las normas preexistentes al virus zombi ni tampoco el alejarse de ellas garantiza la supervivencia. Se trata de algo más enraizado en la humanidad, que finalmente terminará por ser mejor entendido por la comunidad de Alexandria y sus vecinos, quienes apuestan por rebelarse a la oscuridad del mundo luchando juntos por un mejor futuro para sus comunidades.
Sin embargo, todas estas historias se han visto modificadas con el paso de los años, mientras unas se enfocan en el viaje de los supervivientes o el contexto en el que lo hacen, otras han optado por explorar en la naturaleza del zombi. El origen de este a menudo condiciona los acontecimientos ocurridos en medio de su invasión y propagación. Los tipos de zombi más importantes en la pantalla chica y la grande son:
Zombi vudú
El origen real del zombi se encuentra ligado a la cultura haitiana, donde en ciertos contextos su existencia se toma como real incluso hasta nuestros días. El sociólogo Roland Wingfield señala que, dentro del vudú haitiano, un zombi es una persona “resucitada de entre los muertos”. En ese sentido no soy demasiado diferentes a los fantasmas —excepto por el aspecto de preservar un cuerpo. Dentro de esta cultura se cree que el zombi es en realidad un bocor, es decir, un brujo vudú maligno, que ha tomado control sobre un cuerpo que es considerado también como víctima.
Este resucita al cadáver por medio de magia en algún periodo después de su entierro y antes de que entre en estado de putrefacción. Una vez devuelto a la vida este se convierte en su esclavo. Sin voluntad, el zombi obedece a su amo realizando actos violentos y en ocasiones lucha cuerpo a cuerpo. Las primeras cintas del género zombi se apegaron a este origen histórico de la criatura, mismo que se plasmó en los filmes de horror White Zombie y La serpiente y el arcoiris.
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Zombi come cerebros/carne humana
Este tipo de zombi es enteramente un cadáver reanimado, que ya no es controlado por un tercero. Aunque la identidad del fallecido se ha ido para siempre de su cuerpo, pese a la creencia e insistencia de muchos que han tratado de regresar al zombi a la vida a menudo con resultados adversos que acabarían con su propia muerte. Ya sea por medios sobrenaturales o científicos, el cuerpo ha regresado para caminar entre los vivos tan solo con la necesidad primaria de devorar carne humana.
Pese a que Romero dio el banderazo de salida a este tipo de zombis, lo cierto es que el concepto de zombis come cerebros no le pertenece a él. Sería la cinta El regreso de los muertos vivientes de 1985 la que pondría el tema sobre la mesa, escrita y dirigida por Dan O’Bannon —coguionista del Alien – El Octavo Pasajero. La razón de esta necesidad de ingerir materia gris se encuentra explicada en la historia, pues estos zombis cuentan con una inteligencia residual —usada en la cinta a favor de la comedia—, y pese a no conocer la razón, este acto les permite aliviar el dolor que les causa haber regresado a la vida.
Zombi por virus
Esta es la narrativa más común hoy en día en el género zombi. Más allá de compartir las generalidades de los zombis come carne, la que podría llegar a ser su característica más importante es la capacidad de mutación que posee. Así es posible llegar a encontrar una gran variedad de zombis producto del mismo virus. Esto significa también que representan distintos tipos de amenaza dependiendo de su contexto territorial, con lo que hemos llegado a ver zombis de agua, zombis híbridos entre humanos y algo más, animales zombis o simplemente los big boss de videojuego listos para enfrentar a los supervivientes en un modo más apegado al combate.
La más aterradora de estas cualidades sin duda es que algunos de estos virus dejan intacta la inteligencia motriz del zombi, capaz de hacer lecturas de espacio y tiempo para ejercer una caza más eficaz, y esta puede venir complementada de un aumento en su fuerza, lo que sin duda los convierten en el máximo de sus peligros. Exterminio y Guerra Mundial Z son los máximos exponentes de esta variante.
Zombi por posesión demoniaca
Aquí tenemos al tipo de zombi más raro en la actualidad, aunque conserva mucho de las raíces del zombi vudú al tratarse de una criatura que es creada gracias a fuerzas sobrenaturales maléficas, su comportamiento se ha vinculado más al catolicismo. Quizá debido a esta condicionante esta variante no ha tenido mucho eco en la industria del entretenimiento, aunque podemos verlos en una de las cintas icónicas del género como El Despertar del Diablo. Así también estos zombis tienen una aparición en uno de los mejores episodios del [Temporada] Doctor Who (3) interpretado por David Tennant, el noveno episodio de la segunda temporada El foso de Satán.
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Zombi cibernético
Una de las mejores alegorías del género se presenta con esta versión moderna de la carne sin alma. Los zombis son devueltos a la vida mediante el uso de la tecnología gracias a la implantación de extremidades robóticas y/o nanorobótica diferenciándose de un cyborg común en el hecho de no poseer libre albedrío. Esta criatura se encuentra controlada por una fuente externa o sigue una programación o microprocesador que permite que el cadáver se mueva.
A menudo este zombi es capaz de usar armas, vehículos y otros dispositivos tecnológicos, así como posee un intelecto que le permite resolver problemas complejos, siendo incluso un ser con habla y razonamiento que les permite mezclarse o infiltrarse en una población humana. Mientras cuenta con capacidades físicas aumentadas también suelen representar una amenaza inferior en la infección de supervivientes —aunque este no es siempre el caso. Sin duda alguna los mayores representantes de este tipo de zombis son los Borg de Star Trek, quienes poseen la dualidad de un pensamiento enjambre conectado en tiempo real a cientos o miles seres y teniendo a su alcance un conocimiento infinito, todo esto mientras con controlados por la reina quien los usa para alzar la perfección de su raza, asimilando s todos los seres vivos para mejorar la vida en el universo. Aquí el universo trekker nos regala un evidente discurso antisupremacista y antifascista retomado por el personaje de la reina Borg tuvo un regreso en la segunda temporada de [Temporada] Star Trek: Picard (2).
Zombi por hongos
El más célebre de los zombis parasitarios, ha cobrado importancia gracias a [Temporada] The Last of Us (1). A pesar de lo que pudiera llegar a pensarse, esta versión del zombi tiene una fiel representación científica, pues se basa en una enfermedad real sufrida por los insectos—particularmente a las hormigas, fuertes trabajadoras a su merced— causado por la familia de hongos cordyceps.
Después de las mordidas o rasguños recibidos por la víctima podría pasar hasta 48 horas antes de alcanzar el punto más desarrollado de la infección, pero esto queda restringido a la mitología del juego, pues la serie ha decidido acortar estos tiempos dependiendo de la cercanía con la zona de contagio con el cerebro del huésped. Asimismo, en áreas subterráneas o completamente cerradas como interiores de edificios, las esporas emitidas por las fases avanzadas del hongo se encuentran muy concentradas. Aunque la lucha por encontrar una cura o inmunidad continúa, la única forma conocida de acabar con el hongo de manera permanente es el fuego.
Sin importar cual sea el origen del zombi, es evidente que este continuará cambiando con el fin de adaptarse a las ansiedades humanas creadas por su contexto socio-cultural. Estos mismos elementos de horror seguirán generando pesadillas a generaciones enteras y lograrán que los zombis se consoliden en el olimpo de los monstruos gracias al extraordinario contexto que son el origen del terreno perfecto para poner a prueba el verdadero espíritu humano.
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