Aunque ‘Lilo & Stitch’ arrancó con fuerza en taquilla, muchos fans salieron de la sala preguntándose si vieron una película de Disney o un experimento social. A pesar del éxito económico, la cinta deja un sabor amargo. No por falta de alienígenas adorables, sino por los cada vez más cuestionables remakes live-action de Disney, que tal vez ya no emocionan: solo recaudan.
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Spoilers a continuación.
Claro, Stitch sigue siendo tierno, y el concepto de “ohana” (utilizado de forma extraña en el remake) todavía derrite corazones. Pero ¿era necesario que Nani abandonara Hawái para estudiar biología marina en California? Parece que el remake no solo reescribió la historia, también mandó la coherencia y la historia que conocemos de vacaciones.
¿’Lilo & Stitch’ decepcionó a los fans?
Los cambios en el arguemnto, como la separación familiar, rompen con el espíritu original. Y no hablamos de una reinterpretación profunda: fue más como ver a Stitch intentando cocinar, termina en desastre, pero al menos huele a nostalgia.
Además, el tono general de la película se siente apagado. Todo es más gris, literal y emocionalmente. El colorido universo animado de 2002 se transformó en un desfile de filtros sepia y actuaciones contenidas. ¿Dónde quedó la locura caótica y entrañable de Stitch?
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¿Por qué los remakes live-action de Disney han decaído?
Estos remakes intentan lo imposible: capturar la magia de la animación con actores de carne y hueso y animales que parecen salidos de un documental de la BBC. Las expresiones exageradas, los bailes imposibles, los fondos encantados: todo eso se diluye cuando lo traducen a “realismo”.
Tomemos como ejemplo ‘El Rey León’ de 2019. Visualmente impresionante, sí. Pero más emocionante ver secar pintura. Sin expresiones faciales ni carisma, se convirtió en una pasarela de animales sin alma. Lo mismo con ‘La Bella y la Bestia’, donde Emma Watson cantaba sin demasiada emoción de por medio.
El problema de los remakes live-action de Disney es simple: son adaptaciones que no adaptan nada, solo replican, quizá mal, lo que ya funcionaba. Pero sin la chispa, sin el alma y con poco ingenio. Es como pedir tu platillo favorito, pero te lo sirven frío, sin condimentos, y encima te cobran más.
Nuestros argumentos en contra de los remakes live-action
La nostalgia no se puede clonar
Estos remakes quieren atraparnos con frases como “es igual a la original” y ese es el problema. Porque no lo es. Una fotocopia no reemplaza al dibujo original, por muy HD que sea.
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Los cambios narrativos no suman
Disney intenta “modernizar” las historias con cambios que nadie pidió. A veces parece que los guiones los escribe un algoritmo que a menudo odia el sentido.
Las canciones nuevas no son tan increíbles
El día que alguien tararee con emoción una canción nueva de un remake, se detiene el planeta. Las películas suenan como covers de karaoke con ansiedad.
Los actores humanos no pueden competir con dibujos encantadores
No importa cuánta fama tenga el elenco. Ningún actor puede competir con el encanto imposible de una taza parlante, un candelabro francés o un genio azul interpretado por Robin Williams.
Están hechos más por nostalgia que por necesidad
Nadie pedía una versión fotorrealista de ‘Dumbo’. Nadie. Y sin embargo, ahí está. Estos remakes existen porque funcionan en taquilla, no porque tengan algo nuevo que decir. Son más una estrategia de mercadotecnia que una propuesta artística.
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Disney puede, pero eso no significa que deba
Sí, Disney tiene el dinero, la tecnología y los derechos. Pero eso no significa que tenga que rehacer cada clásico como si fuera una misión divina.
¿Cuál es el siguiente remake live-action de Disney?
‘Moana 2’. Aún no se estrena y ya se habla de la versión con actores reales, confirmando que la fábrica de nostalgia sigue en modo automático. ¿Por qué rehacer una película de 2016, que todavía huele a nueva? Fácil: porque pueden.
La lógica parece ser esta: si algo fue exitoso en animación, hagámoslo otra vez con humanos y CGI. Total, alguien lo pagará. Si el próximo paso es un live-action de ‘Frozen: Una Aventura Congelada’, habrá disturbios en las calles, o quizá no. Quizá solo suspiros resignados y carteras abiertas.
Con información de The Top Tens.
