El uso de la inteligencia artificial para recrear voces y apariencias de celebridades fallecidas ha abierto debates éticos, legales y emocionales. Pero pocas reacciones han sido tan directas como la de Zelda Williams, hija del actor y comediante Robin Williams, quien recientemente pidió a los usuarios de redes sociales que dejen de enviarle videos generados con IA que imitan a su padre. Lo hizo a través de una serie de mensajes en Instagram donde expresó enojo, cansancio y un límite claro. No quiere ver, ni celebrar, representaciones artificiales del hombre que perdió hace una década.
Vida y obra de Robin Williams
Antes de convertirse en un ícono mundial, Robin McLaurin Williams comenzó su carrera en los años 70 como comediante de stand-up en clubes de San Francisco y Los Ángeles. Su salto a la fama llegó con Mork & Mindy, la serie que lo catapultó como una de las figuras más carismáticas e ingeniosas de la televisión estadounidense. A partir de allí, construyó una carrera que abarcó comedia, drama y animación, dejando personajes memorables en películas como Buenos días, Vietnam, Papá por siempre, Hook, el regreso del capitán Garfio, Jumanji y La sociedad de los poetas muertos.
Su trabajo en Mente Indomable le valió un Óscar como actor de reparto, reconocimiento que consolidó su prestigio más allá del humor. También prestó su voz a personajes animados, siendo el Genio de Aladdín uno de los más recordados. En entrevistas, colegas y directores coincidían que su velocidad mental, su espectacular talento para la improvisación y su humanidad eran difíciles de igualar. Esas virtudes lo llevaron muy lejos en la cultura popular global.

¿Cómo murió?
La muerte de Robin Williams en 2014 impactó profundamente al público. Tenía 63 años cuando fue encontrado sin vida en su casa en California. El reporte oficial indicó suicidio por asfixia, lo cual dio pie a discusiones sobre salud mental entre figuras públicas y el desgaste emocional provocado por enfermedades invisibles.
Tiempo después se supo que padecía demencia con cuerpos de Lewy, una enfermedad neurodegenerativa que provoca alucinaciones, alteraciones cognitivas y síntomas similares al Parkinson. Su esposa explicó que él no entendía exactamente lo que le ocurría, pero sí percibía la confusión, el deterioro y la angustia diaria. Esa revelación permitió comprender su estado en sus últimos meses y cómo las enfermedades mentales y neurológicas afectan incluso a quienes parecen estar en la cima de su carrera.
Desde entonces, su nombre ha sido homenajeado en documentales, tributos, entrevistas y proyectos que revisan su legado con respeto. Su hija Zelda, quien también es actriz y directora, ha sido especialmente cuidadosa con la memoria de su padre, tanto en lo emocional como en lo público.
Zelda Williams no quiere ver videos de su padre hechos con IA

Lo que detonó su molestia reciente fueron videos enviados por usuarios que imitan la voz y rostro de Robin Williams utilizando IA. Muchos lo hacen creyendo que ella los verá con cariño, pero su reacción fue contundente. En Instagram publicó una serie de historias en las que explica que no quiere recibir ese contenido, que no lo considera un homenaje y que le resulta ofensivo que se asuma que verlo le causará alegría o nostalgia:
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“Por favor, dejen de mandarme videos de mi papá hechos con IA. Dejen de creer que quiero verlos o que lo voy a entender; no lo quiero y no lo voy a hacer. Si solo intentan molestarme, he visto cosas mucho peores, los voy a bloquear y seguir con mi vida. Pero, por favor, si tienen tantita decencia, dejen de hacerle esto a él y a mí, a todos incluso, así de simple. Es una tontería, es una pérdida de tiempo y energía, y créanme, NO es lo que él querría.”
Sobre la inteligencia artificial ‘aplicada’ en las artes, Zelda Williams también fue tajante:
“No están haciendo arte, están haciendo hot dogs repugnantes y sobreprocesados a partir de la vida de seres humanos, de la historia del arte y la música, y luego se los embuten a alguien más esperando que les den un pulgar arriba y les guste. Asco. Y por el amor de TODO, dejen de llamarlo ‘el futuro’. La IA solo recicla y regurgita mal el pasado para que se vuelva a consumir.”
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