Skinamarink: El Despertar del Mal | Top de críticas, reseñas y calificaciones

La década pasada el género del terror estuvo estancado a más no poder en cintas que explotaron el found footage hasta el hartazgo o saturaron el medio con jumpscares baratos con historias que apenas y tenían un mínimo ápice de interés en desarrollar una historia. Las consecuencias de estas decisiones se siguen reflejando a pesar de que el índice de producciones ha aumentado, la taquilla no responde a todas las películas por igual por miedo a "ver una cinta de terror mediocre".

Sigue leyendo: ¿Por qué los Oscar ignoran el cine de terror? Mia Goth dice que "un cambio es necesario"

A pesar de tantas problemáticas para dicho género, el terror de calidad no desapareció por completo, pues en el terreno independiente encontró grandes oportunidades gracias a estudios pequeños como A24 (al menos en aquel entonces). La Bruja - 91%, El Legado del Diablo - 96%, X - 98%, El Faro - 96%, Terrifier - 80%, Terrifier 2: El Payaso Siniestro - 83%, Apollo 18, Sputnik: Extraño Pasajero - 93% o Mandy - 92% son algunas de las cintas que en el pasado dieron la cara por el terror. A día de hoy se pueden encontrar trabajos más variados gracias a que no se dejó morir dicho género. ¿Qué aporta la género Skinamarink: El Despertar del Mal - 80%?

Una de las pesadillas más populares cobra vida: dos niños se despiertan en medio de la noche y descubren que su padre no está y todas las ventanas y puertas de su casa han desaparecido. Desde ese momento, la tensión de sentirse abandonados los lleva a permanecer con sus juguetes y dibujos animados de videos gastados en la sala. Poco a poco el entorno comienza a transformarse al punto en el que queda claro que algo los acecha y no tienen dónde esconderse. Escrita y dirigida por Kyle Edward Ball.

La crítica señala que Skinamarink: El Despertar del Mal - 80% es un logro en todo sentido, pues toma de punto de partida y desarrolla el miedo a la oscuridad de forma magistral; usa todo lo que tiene a la mano para demostrar cómo es que las personas que le tienen una fobia enorme a lo oscuro se sienten ante ello. Puede que para gran parte del público no sea del todo grato ver el mismo formato y entorno durante 100 minutos, pues desafía al espectador a un viaje de grandes percepciones sobre el miedo y la soledad mientras cada una de estas aristas encuentra su lugar al compaginar perfectamente.

Además de lo anterior, ver los miedos del director a través de un niño es una de las mejores elecciones que el filme pudo haber tenido. A pesar de ser consciente de no ser para todos, la cinta se esfuerza en ser un desafío para el público al ser testigo de una idea experimental. Tiene una tensión que crece minuto a minuto, si los espectadores gustan de estos elementos en las cintas del género, entonces están ante una gran propuesta.

Por otro lado pero en menor medida, algunas reseñas indican que lo interesante que tiene para ofrecer esta cinta llega bastante tarde para quienes no son tan pacientes o simplemente piensan que abusa de los recursos de las oscuridad, lo que al principio tiene sentido, pero conforme todo avanza termina por ser aburrido.

Te compartimos las reseñas de Skinamarink: El Despertar del Mal - 80%:

Te recomendamos: Películas de terror infravaloradas que merecen una segunda oportunidad

Ezequiel Boetti, de Otros Cines:

Edward Ball pide un espectador atento, paciente y predispuesto a dejarse llevar por un relato que, a la manera de una serpiente, va envolviéndolo sin prisa pero sin pausa en un universo donde lo aterrador surge del enrarecimiento de lo cotidiano y de lo minúsculo. ¿Que la película es un tanto extensa? Es cierto: no le hubiera venido algunos minutos menos, pero el lograr un viaje sensorial e inmersivo hacia los miedos más afincados en la infancia es un mérito que compensa de sobra cualquier falencia.

Diego Lerer de Micropsia:

Algunos la consideraran extraordinaria, arriesgada y original. Otros se aburrirán y sentirán que no tiene ningún sentido. Mi impresión es que, sin ser una obra maestra ni mucho menos (podría ser más bastante más breve, para empezar), Skinamarink propone algo diferente y creativo, un cine de horror puramente sensorial, alejado de los requerimientos narrativos clásicos y de las fórmulas efectivas, con todo puesto en traducir sensaciones en imágenes y sonidos.

Miguel Calabria, de Escribiendo Cine:

Skinamarink: El Despertar del Mal es una película innovadora que explora temas profundos de soledad y miedo. El ritmo lento y la tensión constante hacen que sea una película desafiante, pero aquellos que perseveran encontrarán una trama emocionante y perturbadora.

Bruno Calabrese, de Sólo fui al Cine:

Skinamarink es una pieza conceptual que puede fatigar la vista debido a su duración de 100 minutos, pero también permite que Ball desarrolle simbolismos de ensueño y resonancias temáticas sutiles a través de imágenes recurrentes. Aunque puede no ser para todos, es una película experimental que explora los límites del cine de terror convencional y desafía al espectador a cuestionar sus preconcepciones.

Leonardo D'Espósito, de Revista Noticias:

Puede ser algo exasperante, pero es una película que trata de modo definitivo y hasta el límite de ese miedo primordial a la oscuridad, y lo hace desde una perspectiva infantil. El film es tanto un desafío técnico como la construcción paciente y temible de algo terrorífico que estalla en los minutos finales. Rareza, pero de las buenas.

Milagros Amondaray, de La Nación:

...la propuesta se va volviendo cada vez más tediosa, atentando contra su evidente intento de concebir una producción “vanguardista” que nunca está a la altura de lo que se propone y que perturba solo al comienzo.

Eli Friedberg, de The Film Stage:

...la negativa total de otorgar al público su orientación a través de la identificación espacial o narrativa puede parecer rentable en los primeros minutos, pero a medida que la película revela su mano, en la falta de un motivo discernible detrás de cualquier toma o corte, en la repetición implacable de escenas e imágenes intercambiables sin escalada ni dirección, y en las revelaciones de lo que precisamente Ball considera aterrador, rápidamente la vuelven monótona. Al final, los pasajes "melancólicos" y "tonales" de la película se convierten en ejercicios condescendientes en el vacío, que solo atraen la atención hacia su (falta de) narrativa.

Josh Bell, de CBR:

Al hacer una película destinada a recrear los sueños reales de la infancia, Ball logró producir algo que probablemente haga dormir a muchos espectadores, adormeciéndolos en lugar de llenarlos de miedo.

Chuck Bowen, de Slant Magazine:

La película está hecha con confianza, y ciertas imágenes al revés son especialmente espeluznantes. Pero el hechizo de Skinamarink se rompe por su lentitud pura e impía, que surge de la escasez de ideas. Simplemente no hay mucho que ver aquí.

Catalina Dlugi, de El Portal Catalina:

Nada sucede hasta que sucede. Tarda eso sí. Pueden pasar dos cosas, el que entra en el código sentirá lo siniestro que se agranda en el imaginario del espectador, el mal crece en esa casa. Pero también puede suceder que la irritación lo gane y sienta que todo es repetitivo y tedioso. Hay que ir y tener opinión propia. Personalmente entre en el juego y salí de él con facilidad.

Antes de que te vayas: La Bruja, de Robert Eggers, ¿qué dijo la crítica en su estreno?