RESEÑA | Jurassic World: Dominio | Una despedida voraz para los titanes de la prehistoria

Casi 30 años después del estreno de Parque Jurásico - 93%, la fascinación del público por los dinosaurios sigue vigente. El clásico maravilló a las audiencias con sus efectos especiales y con el terror de pintar a los seres humanos como débil enlace de la cadena alimenticia. Ahora, Jurassic World: Dominio, la última entrega de una trilogía de secuelas, pretende sorprendernos y asustarnos con un propósito similar y en ello triunfa.

No te pierdas: Jurassic World: Dominio ya tiene calificación de la crítica

Ambientada unos años después de su antecesora, Jurassic World: Dominio ve a Owen (Chris Pratt) y Claire (Bryce Dallas Howard) perseguir a Maisie (Isabella Sermon), su hija adoptiva, cuando ella es secuestrada por un grupo de misteriosos mercenarios. En su búsqueda por recuperarla, no sólo tendrán que aventurarse a un “santuario” de dinosaurios sino que se verán envueltos en una conspiración que podría provocar el colapso de la civilización a manos de prehistóricos animales y una malvada corporación.

Si bien es fácil extrañar el estilo visual más orientado al horror que J.A. Bayona le puso a la anterior Jurassic World: El Reino Caído - 58%, el regreso de Colin Trevorrow como realizador se agradece porque es bastante notorio que el cineasta se esforzó por ofrecer al público un seguimiento de los temas de ciencia ficción, mismos que rara vez se mencionan cuando se habla de la franquicia, y por las elaboradas escenas de acción que son, al final del día, el espectáculo por el que el público paga sus boletos.

Sobre el primer punto, así como la trilogía fue más explícita que la original al plantear preguntas éticas derivadas de la edición genética y el valor de la vida animal, Jurassic World: Dominio subvierte las expectativas al centrar su conflicto principal en esa misma línea temática, sobre el equilibrio del ecosistema y la cadena alimentaria, pero poner a los dinosaurios como los obvios responsables.

Puede que la criatura que acaba siendo la gran amenaza no sea la que imaginan, pero al optar por esa opción la producción se aleja de la ya conocida fórmula de la saga en la que un grupo de humanos simplemente huye toda la película de una especie de dinosaurio o, peor aún, de uno modificado genéticamente. La película no es un refrito de dicha estructura familiar, pero no teman porque eso no quiere decir que no hay reptiles jurásicos y cretácicos de los cuales huir.

En ese sentido, si bien todavía los protagonistas deben esquivar el constante obstáculo de las feroces bestias, la aventura se siente como algo nuevo y al desligarse de únicamente uno de ellos, permiten a la película mantener un ritmo veloz y divertirse. Aprovecha y goza de imaginar creativos escenarios con diferentes y peligrosas especies y, por otro, evita sentirse repetitiva gracias a que la trama se divide en dos grupos que eventualmente ven sus caminos coincidir.

Te recomendamos: Jurassic World: Dominion | DeWanda Wise será “la nueva Indiana Jones”

Ese sentido del ritmo es lo que, a su vez, permite descubrir cómo ha evolucionado el tamaño del espectáculo que Trevorrow es capaz de montar. En Jurassic World: Dominio - 54%, las escenas de acción son más grandes y complejas que nunca antes en la saga y el sentido del riesgo es palpable. Son particularmente memorables una persecución de alosaurios y una pelea entre tres titanes prehistóricos casi al final.

El regreso de personajes clásicos, dígase los de Laura Dern, Jeff Goldblum y Sam Neill, parece demasiado conveniente para la trama, particularmente de los últimos dos, pero el encanto de los actores lo compensa. También es notable que el libreto se resistió a apelar a la nostalgia fuera de su mera presencia. Es decir, termina por dar con el punto medio entre simplemente guiñar un ojo a la original y esperar que personajes de hace décadas carguen con toda la película. Simplemente los honra y se divierte con su retorno y reunión.

Jurassic World: Dominio - 54% es exactamente lo que los fans de la original probablemente quieren que sea: un espectáculo más grande, con más dinosaurios causando caos y con tensos momentos en los que la supervivencia depende de nada más que del ingenio. Una voraz despedida, al menos de momento, que a punta de garras y colmillos recuerda al público la ferocidad de estas prehistóricas estrellas de acción. El filme llega a cartelera a partir del primero de junio.

Continúa leyendo: Director de Jurassic World: Dominion compara al nuevo dinosaurio con el Joker