RESEÑA: La Cueva | Un retrato desgarrador de la vida de una pediatra en Siria

Muchas veces escuchamos hablar de la guerra en Siria o en otros países de Medio Oriente y no alcanzamos a dimensionar lo que vive la gente en esos lugares. Las noticias que nos llegan suelen ser frías y distantes, únicamente mencionando el número de muertos o los bombardeos que hubo. El director sirio Feras Fayyad, quien en 2017 obtuvo una nominación en los premios Óscar, en la categoría de mejor documental, por su cinta Last Men in Aleppo - 100%, volverá a competir por este galardón con su nuevo documental La Cueva - 94%, pero aún más importante, volverá a poner al mundo a pensar sobre el conflicto armado en su país y, en general, sobre la guerra y las millones de víctimas inocentes.

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La Cueva sigue a la Dra. Amani Ballour, una pediatra de 30 años, y a su equipo formado en su mayoría por mujeres, quienes manejan un hospital subterráneo que han creado para atender a todos los que han sido dañados por la guerra durante el asedio del este de Guta en Siria. A pesar de la adversidad, la Dra. Amani lucha por seguir adelante con su labor.

Fayyad sigue muy de cerca a los encargados del hospital, quienes además de estar al pendiente de sus pacientes, muchos de ellos niños, tienen que estar alerta, pues las bombas caen constantemente. El director captura la angustia de los médicos, el miedo de los heridos y la frustración, tristeza y rabia que se vive en un país en guerra.

La protagonista del filme, la Dra. Amani es una mujer entregada a su profesión y a sus pacientes. Ella cuenta y demuestra su enojo por haber nacido en un país con un régimen extremista, en el que las mujeres no pueden decidir qué hacer y por ello se refugió en la pediatría, salvando y curando a los niños es como calma su coraje y lo encamina hacia algo muy valioso.

A lo largo de toda la película, Fayyad no sólo muestra los estragos de la guerra, sino que también expone lo que la doctora ha tenido que soportar por ser mujer. Muchos no querían que ella fuera la encargada del hospital, sin embargo, los demás médicos y trabajadores del lugar la escuchan y acatan sus órdenes.

La Cueva recibe su nombre debido a que gran parte del hospital en el que trabaja la Dra. Amani es subterráneo, pues debido al asedio de la ciudad han tenido que construir túneles que permitan a la gente resguardarse de los bombardeos. Otro aspecto fundamental de la cinta es que además de mostrar las habilidades profesionales de la protagonista y cómo ella se desenvuelve con sus pacientes, también explica que ha empleado a mujeres que quieren salir adelante y luchar, como ella, contra un régimen que no las deja desarrollarse, tanto en lo personal como en lo profesional.

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En poco más de una hora y media, Fayyad crea un retrato desgarrador de la vida de la pediatra siria. El cineasta no censura nada, muestra lo que Amani ve: niños con lesiones severas, bebés llenos de escombro, personas que fueron lastimadas con armas químicas, madres llorando por sus hijos, niños llorando por sus padres. Cada escena que el espectador ve, es algo que la doctora vivió de cerca.

El director también se enfoca en la frustración de la protagonista y los demás encargados del hospital, quienes en más de una ocasión no pueden contener sus lágrimas porque no pueden hacer más para salvar a la gente. La Cueva es una película que vale la pena y que tiene que ser vista. El sufrimiento, el dolor, la desesperación y la impotencia que Fayyad expone es parte de la historia del mundo en el que vivimos y tiene que ser contada para exigir justicia por aquellos que ya no pueden pedirla.

Como dice la doctora Amani al final del filme, “¿cómo puedo contener las lágrimas mientras veo la destrucción de la humanidad frente a mí?" Nadie podrá hacerlo, nadie debería hacerlo.

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