Los juegos de video y el cine: dos formas de expresión artística que se buscan mutuamente pero que no siempre se encuentran de la mejor manera posible. Bien es sabido que Hollywood ha fracasado en todos sus intentos por adaptar juegos al cine. [Temporada] Castlevania de Netflix puso el ejemplo de cómo adaptar una franquicia de este tipo a la pantalla, pero se ve difícil que los grandes estudios aprendan de esto. Por su parte la industria del videojuego busca ser lo más “cinemática” posible en estos tiempos, pero muchas veces a costa de sacrificar el sistema de juego y con ello la interacción con el jugador, que es lo que resalta a este medio de cualquier otro. Del otro lado de la moneda: cada vez oímos más de críticos decir que alguna cinta “parece un videojuego” al rehusarse a desarrollar trama y personajes y apegarse a mostrar incontables escenas de acción y efectos, como fue el caso de Hardcore: Misión Extrema.
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Es una paradoja muy interesante, lo cierto es que el videojuego es un medio aún joven comparado al cine y puede hacer muchas cosas interesantes todavía, a pesar ser presa de tendencias y ejecutivos miopes (justo como ocurre con la industria del cine). El nivel de sofisticación que han alcanzado los juegos es notable y sus bandas sonoras son muchas veces más destacables que las de varias películas. Esto significa, una vez más, que ambos medios tienen una sinestesia orgánica mayor de la que muchos pensarían. En títulos como Clock Tower 3 y Night Cry, los cinemas fueron dirigidos por Kinji Fukasaku y [Director] Takashi Shimizu respectivamente. Aún falta que ese tipo de colaboraciones se den en occidente, pero sin duda es cuestión de tiempo.
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Una sana tradición del pasado de un servidor era poner música de nuestra elección a todo volumen mientras disfrutábamos tandas interminables de juegos tan variados como un Street Fighter III: Third Strike, Gradius V, Devil May Cry 3 y otros títulos de distintos géneros, todo esto acompañado de tragos. Meiko Kaji y la música de cintas tan variadas como Vampyros Lesbos y Oldboy: Cinco Días para Vengarse se hacían presente entre cada round, nivel y munición virtual. No había un solo de nuestros sentidos que no estuviera estimulado apropiadamente y en ningún momento se sentía una disyuntiva entre ver a Solid Snake infiltrarse en la jungla sovietica mientras sonaba "You Know My Name" de Chris Cornell, tema de 007: Casino Royale.
¿Qué música de bandas sonoras de cine se presta para acompañar juegos? Por supuesto esto es una cuestión altamente subjetiva, pero los siguientes ejemplos y sugerencias pueden ayudarlos a hacer de sus próximas partidas una experiencia más enriquecedora. Ya el licor será el de su elección…
Para juegos de First Person Shooters, disparos en tercera persona y simuladores de aviones,
No hay mejor soundtrack para una aventura militar y de acción en primera persona o en tercera persona como Gears of War 4, o algún juego de aviones como el próximo a salir Ace Combat 7, que el de Top Gun: Pasión y Gloria, cinta que retrataba el mundo de la fuerza aérea estadounidense con una visión romántica a más no poder. Que los reclutamientos hayan aumentado en el ejército luego de su estreno es testamento al poder que tuvieron sus secuencias de videoclip con temas de rock.
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Para juegos de rol y fantasía épica
John Milius catapultó al estrellato a Mr. Olympia con esta épica de espadas y hechicería, en la que el austriaco interpretó al Conan más recordado a la fecha en el séptimo arte. La banda sonora del griego-americano Basil Poledouris es perfecta para juegos del corte de Skyrim y otros que se desarrollen en paisajes antiguos donde reina la espada.
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Juegos de pelea
Cualquier buen titulo de peleas necesita música que levante el espíritu, tonadas que motiven e inyectan a su vez las necesarias dosis de adrenalina sin hacer que el jugador rompa su concentración. Killer Instinct, Tekken 7 y otros títulos afines se pueden beneficiar en grandes cantidades con los poderosos sintetizadores que componen la banda sonora de Rocky IV, la cual es usada con frecuencia para cortinillas de encuentros de box televisivos.
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Juegos de carrera o que usen autos
La reciente Baby – El Aprendiz del Crimen de Edgar Wright hizo un gran trabajo al mezclar música e imágenes con la sensibilidad y dinamismo adecuado, algo que pocas películas logran hacer con efectividad. El soundtrack combina por igual rock, funk y otros tantos temas que hacen de la experiencia de ver la cinta todo un goce y lo mismo puede ocurrir al usar la selección musical de Wright para un Forza, un Grand Theft Auto o cualquier otro juego que involucre persecuciones de autos.
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