Estamos a sólo unos días del estreno de One Piece, una de las series más costosas y ambiciosas de Netflix, que está basada en el manga homónimo de Eiichiro Oda , que antes fue adaptado a un longevo y exitoso anime. Las primeras reacciones de críticos fueron positivas, pero está por verse qué opinan los fans. Mientras tanto, el autor ha ofrecido algunas palabras sobre sus personajes femeninos fuertes, y la razón por la que no le gustan las damiselas en peligro.
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Uno de los protagonistas de One Piece es una mujer, Nami, interpretada en live-action por Emily Rudd. En entrevista con The New York Times (vía Comic Book), Oda fue cuestionado sobre el papel de las mujeres en su obra, y reveló que la presencia de este tipo de personajes femeninos se debe a que cuando era joven leía mangas donde sólo había damiselas que debían ser rescatadas:
Hay muchas mujeres fuertes en el mundo de One Piece: mujeres con inteligencia como Robin o con habilidades como Nami. Incluso hay mujeres atractivas y fuertes entre los piratas enemigos. En los mangas que leía cuando era niño, siempre había un punto en el que la heroína existía sólo para ser rescatada. Eso no me gustaba; no quería crear una historia sobre mujeres secuestradas y salvadas. Yo creo a mujeres que saben luchar por sí mismas y no necesitan ser salvadas. Si llega un momento en el que son superadas, sus compañeros de barco las ayudarán y viceversa.
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La serie estrena en Netflix el 31 de agosto, y además de Emily Rudd como Nami, cuenta en el elenco con Iñaki Godoy como Monkey D. Luffy, Mackenyu como Roronoa Zoro, Jacob Gibson como Usopp, Taz Skylar como Sanji, Vincent Regan como Garp, Morgan Davies como Koby, y Peter Gadiot como Shanks, entre otros.
¿Qué problema hay con las mujeres en One Piece?
A pesar de lo anterior, One Piece ha enfrentado críticas significativas en relación a la representación de sus personajes femeninos. Un artículo de Comic Book Resources señala cómo Eiichiro Oda suele diseñar mujeres que encajan en categorías extremas: son o bien hiperfemeninas o extravagantemente bizarras. Este enfoque no solo limita la complejidad de los personajes sino que también perpetúa nocivos estereotipos de género.
Oda ha reconocido que utiliza una plantilla simple de "tres círculos y una X" para dibujar a las mujeres, lo que lleva a una falta de diversidad en su apariencia física. Este fenómeno, conocido como "síndrome del mismo cuerpo" y "síndrome de la misma cara", se torna aún más problemático cuando se examina cómo estos personajes son retratados en la trama. Personajes como Nami y Robin, pese a tener arcos emocionales ricos, han visto disminuir su importancia narrativa y a menudo son sexualizados.
Los personajes femeninos que no se ajustan a los ideales de belleza de Oda son comúnmente relegados a papeles secundarios, como villanas o figuras cómicas. Esto se extiende incluso al tratamiento del envejecimiento en las mujeres, que es representado de forma caricaturesca o grotesca. A pesar de la lucratividad de la hipersexualización en la industria del manga y el anime, es crucial reconocer y cuestionar estas representaciones problemáticas.
La conciencia creciente sobre la importancia de una representación equitativa y diversa ofrece la esperanza de que futuros debates puedan inspirar cambios, incluso en franquicias tan consolidadas como One Piece, y como Netflix es una compañía que, en general, apoya el progresismo, las mujeres seguramente tendrá un trato diferente en la serie live-action, en caso de que pase de la primera temporada.
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