En lo que va del 2022, una de las noticias con mayor impacto en el mundo fue la guerra que comenzó entre Rusia y Ucrania por conflictos que han tenido por décadas. La situación e intervenciones del gobierno de Vladimir Putin no son algo nuevo, sin embargo, este enfrentamiento se volvió una declaración oficial este año. Por supuesto, esto ha tenido repercusiones alrededor del mundo de manera económica, pero lo que más preocupa es la muerte de inocentes en aquel país.
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Muchas opiniones han surgido al respecto, algunos países y comunidades artísticas o sociales han mostrado su descontento y apoyo hacia Ucrania exigiendo que termine la matanza, pues más que una simple invasión, el número de pérdidas patrimoniales y humanas son preocupantes. Desde el lado de los artistas cinematográficos, muchos decidieron quedarse en su país para poder documentar lo sucedido sin intervención de terceros, mismos que exigieron que no se haga caso a la falsa propaganda de Rusia.
Otros, más que por su intención de visibilizar la realidad, se quedaron por amor a su patria para luchar dentro de sus posibilidades. Algunos aseguraron que se mantendrían en sus ciudades mientras no fuera necesario huir porque su vida se viera en peligro. Otros cineastas y actores extranjeros también buscaron documentar de cerca el desarrollo de esta guerra, como fue el caso de Sean Penn, quien fue acusado por muchos de oportunista, aunque en últimos días ha apoyado algunos refugios.
En esta ocasión, la comunidad cinematográfica ucraniana se encuentra de luto una vez más por la muerte del documentalista Mantas Kvedaravicius quien, de acuerdo al informe del Ministerio de Defensa de Ucrania compartido a través de The Hollywood Reporter, murió mientras intentaba huir de la ciudad de Mariupol, sitio en el que enfocó su trabajo cinematográfico, en un trágico ataque que cobró muchas vidas.
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El documental por el que Kvedaravicius obtuvo mayor reconocimiento en Ucrania y el mundo fue Mariupolis, que se ganó la atención de la audiencia durante el Festival Internacional de Cine de Berlín en 2016, al mismo tiempo que ganó el Sidabrinė Gervė Award for Best Documentary Feature por la misma cinta. Ésta se desarrolla justo en Maiupol y muestra las continuas ocupaciones por parte de las tropas rusas mucho antes de que comenzara de manera oficial la guerra que está en auge.
El objetivo de aquel proyecto no era como tal en el conflicto bélico, sino en cómo viven los ciudadanos enfrentándolo en su día a día como parte de su rutina hasta ser una situación cotidiana. Sin embargo, todo se movía a partir del miedo, un estado natural entre los ciudadanos. Durante una entrevista con Odessa Review (vía IndieWire) hace seis años, el director explicó que su película pretendía enaltecer la manera en la que se valora cada segundo de la vida.
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Mis pensamientos, mi propio enfoque del tema se convierte en parte del mensaje. En este caso, ese miedo es inevitable. La violencia es una parte inevitable de la realidad. Todas estas cosas son una parte objetiva e inextricable de nuestra existencia.
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