The Craft inspiró a una generación a interesarse en la brujería real

En 1996, una película sobre un grupo de brujas adolescentes llegó a los cines y cambió por completo el subgénero. Jóvenes Brujas - 50%, cuyo título original es The Craft, eliminó los sombreros puntiagudos cursis y las escobas y enseñó a los espectadores algunas cosas sobre la religión wicca y el paganismo. Al presentar a una generación de adolescentes la idea de un aquelarre, a través de este poderoso grupo de brujas que tal vez no funcionó tan bien para las jóvenes representadas en la película, la idea de practicar brujería real consiguió intrigar a su audiencia.

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Ninguna otra película contemporánea logró ese efecto. La cinta dirigida por Andrew Fleming, con guión de Peter Filardi , fue la entrada de toda una generación a interesarse en la brujería real gracias a las jóvenes protagonistas y al mismo tiempo cautivó a quienes ya tenían experiencia en ese campo debido al realismo en la historia. Su impacto fue tal que de no ser por The Craft no existiría la famosa serie Charmed, emitida de 1998 a 2006, que aunque tuvo ciertas diferencias estuvo basada libremente en dicha película, así como prácticamente cualquier otra serie o película que siga la temática, puesto que es un referente obligatorio.

En las décadas transcurridas desde que llegó a los cines en 1996, The Craft se volvió una película de culto, sobre todo entre quienes se reconocen en los intentos de Sarah (Robin Tunney), Nancy (Fairuza Balk), Bonnie (Neve Campbell) y Rochelle (Rachel True) de reclamar el poder tan a menudo negado a las adolescentes que utilizan medios sobrenaturales. Y, sin embargo, las críticas iniciales de la película fueron mixtas en el mejor de los casos, lo que desmiente su importancia cultural que es mucho mayor.

Refinery29 recoge el testimonio de Allie, una mujer que cuenta cómo se sintió inspirada por The Craft para unirse a la religión wicca. Ella vio la película cuando tenía 9 años y supo que era algo que quería hacer, pero no fue hasta algunos años después cuando empezó a buscar libros e intentó practicar en casa lo que leía allí, además de que gracias a Internet se puso en contacto con otras personas interesadas en el tema.

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Para mí, me inspiró a seguir la religión wicca porque me encantaba la idea de la hermandad y la adoración de la naturaleza, además de darte poder. Las chicas de la película se habían vuelto tan poderosas y tenían un vínculo tan estrecho (al menos al principio), y eso era muy atractivo.

La película recaudó US$24 millones y al principio no fue el éxito que se esperaba, pero con el tiempo ganó reconocimiento. Lo irónico es que años después, cuando salieron los libros de Harry Potter y su primera adaptación cinematográfica, muchos padres de familia conservadores creyeron que esa historia iba a convertir a sus hijos en brujas y magos malvados. Con The Craft pasó algo parecido aunque a menor escala porque no fue tan global como la obra de J.K. Rowling .

Noté un rechazo, después de que los tiroteos escolares se hicieran ampliamente difundidos. Los medios [y] las cosas relacionadas con el ocultismo, como Buffy y Marilyn Manson, fueron acusados ​​de incitar ese tipo de violencia. La gente tampoco tiende a tomar la Wicca en serio y actúan como si fueras un niño raro si intentas hablar de ello.” Sé que mi madre debe haber notado los libros porque fue ella quien me los compró, pero también siempre supo que yo tenía interés en lo paranormal. Creo que si lo hubieran sabido, no lo habrían entendido y habrían pensado que estaba adorando a Satanás o algo y probablemente habrían tratado de ponerle fin.

Para la secuela estrenada en 2020, de nombre Jóvenes Brujas: Nueva Hermandad - 40%, se aseguraron de que los hechizos que se ven en la película sean cien por ciento reales e incluso tuvieron como asesores a varios seguidores de lo oculto, además de contar con Aerin Fogel, una bruja canadiense que supervisó lo que se hizo en el set de rodaje.

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