Niki Caro asegura que restringir por raza el contar historias es una forma de censura

Diversidad es el tema del momento. ¿Quién puede contar qué historias y bajo qué circunstancias? La hegemonía de ciertos países sobre la industria cultural hace pertinente reflexionar sobre estos temas, pero Niki Caro, la directora de Mulan, se defiende de quienes piensan que la cinta debió ser realizada por una persona de ascendencia asiática o china y cree que no es correcto restringir qué tipo de historias uno puede contar, aunque sí es importante tratar de abrir espacios a toda clase de directores.

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En entrevista con Film School Rejects, Niki Caro, la realizadora a cargo de Mulán, el ambicioso filme de aventura de Disney, explica que es importante tener conversaciones sobre la falta de diversidad detrás de cámaras. Sin embargo, su postura es que es un tipo de censura el exigir que sólo ciertos tipos de historias puedan ser contadas por ciertos tipos de directores, ya que sea quien sea el realizador, la responsabilidad siempre será de él hacer algo digno y responsable con la cultura que representa:

Es una conversación muy importante que tienes y yo apoyo que sea con la mayor frecuencia. Para mí, se reduce a dos cosas. Primero, me niego a la idea de que le puedes decir a alguien qué historia puede contar. Eso me suena a una especie de censura. Un artista se expresará a sí mismo, y la carga de esa responsabilidad está en el arte, el cual será juzgado y debería ser juzgado. El otro lado es que las personas diversas necesitan contar historias. La clase de gente que es contratada para toda clase de historias necesita ser más diversa. No pueden contratar sólo blancos para hacer películas sin importar el tema.

Mulan, como seguro saben, está basada en una leyenda folclórica china. Narra la historia de una guerrera que lleva a su pueblo a la victoria. Aunque hay importantes diferencias entre el relato sínico y la película animada, y entre ésta y el live-action, es importante preguntarse si es apropiado que una persona alejada de esa cultura cuente una historia así de cercana a la gente. Si bien no hay forma de saber hasta ver la película, si Caro tuvo esa sensibilidad, es importante preguntarnos si no había alguien de ese grupo étnico que hubiera podido y querido hacerla.

La cuestión sobre las aptitudes siempre salta cuando hablamos de diversidad. Por supuesto, creer que no hay realizadores chinos o asiáticos capaces de hacer una película de este tamaño es un prejuicio, pero al mismo tiempo sólo pertenecer a esa raza o nacionalidad no es garantía de que el producto sea de calidad. En todo caso, habría que encontrar un balance y, como bien lo pone Caro, la restricción sólo se siente como una forma de censura.

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Es decir, no se trata de decir quién puede o no contar una historia sobre la antigua China o Grecia o sobre los Aztecas, sino tratar que personas de todo tipo, género y etnia sean capaces de contar toda clase de historias. Y, una vez que la obra esté concluida, discutir sobre si es respetuosa con la cultura que se representa, y si tiene algún mérito artístico o de entretenimiento.

Mulan, que se suponía sería el primer gran blockbuster de la primavera, se tuvo que enfrentar a un enemigo insospechado: el coronavirus. Luego de varios retrasos, finalmente se optó por un lanzamiento simultáneo en cines y streaming, en Disney Plus, este 3 de septiembre. ¿Qué tan exitosa resultará está estrategia y pondrá el ejemplo para otros filmes? Estamos a días de descubrirlo.

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