Las demandas en Hollywood son cosa de siempre, pues en todo momento hay alguien que decide demandar a un estudio o celebridad por “x” o “y” razón. Una de las demandas más comunes es por la violación de propiedad intelectual, y quien se ha metido en un problema muy grande es Warner Bros. ya que un autor acaba de levantar una demanda en contra del estudio, New Line Productions y los realizadores de la franquicia de El Conjuro por $900 millones de dólares.
De acuerdo con THR, el escritor Gerald Brittle levantó el miércoles un demanda en la corte de Virginia, Estados Unidos, en contra de los ya mencionados debido a que estos no lo consultaron al momento de adaptar los casos del matrimonio Warren a la pantalla grande, pues él asegura que en 1978 hizo un trato con ellos para tener el control creativo de proyectos derivados de sus casos, mismo que sigue vigente en la actualidad.
En su demanda, Brittle señala que El Conjuro - 86%, El Conjuro 2: El Caso de Enfield - 80% y Annabelle - 29% están basadas en su libro The Demonologist, mismo que narra algunos de los casos sobrenaturales de los Warren. A ello el abogado de Brittle, Patrick C. Henry II, señaló que Lorraine Warren no podía ceder los derechos de sus casos debido a que al momento de hacer un trato con Warner Bros. la exclusividad de Brittle todavía tenía efecto.
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Brittle comenta que se sorprendió que un conglomerado como al que pertenece este estudio de cine no haya encontrado tal contrato para que se le contactara, lo que lo llevó a aseverar que Warner Bros. tenía fe en que éste jamás se daría cuenta de lo que hicieron.
Demostrar quién posee la propiedad intelectual de algún material y cómo éste fue adaptado es siempre algo complicado, pues esta clase de juicios se someten a toda clase de términos legales basados en quién los consiguió antes y en los métodos que se utilizaron para realizar una película. Sin embargo, Brittle señala que el estudio le pidió a los guionistas del El Conjuro que no leyeran su libro para evitarse problemas. A su vez, el autor comenta que Warner Bros. basó El Conjuro 2: El Caso de Enfield en hechos históricos y no en su novela, pero, debido a que la historia de la Perron Farmhouse resultó no es del todo cierta, el argumento de los hechos históricos no aplica, por lo que la trama de esta cinta está basada en lo que narra su libro.
Brittle está demandando a Warner Bros. por violación de propiedad intelectual, interferencia de contrato, transgresión de propiedad y conspiración de negocios.
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