La fama temprana suele presentarse como una promesa que embelesa a cualquiera: una vida aparentemente resuelta antes de cumplir la mayoría de edad. Pero detrás de ese relato optimista se esconden trayectorias sacudidas por la falta de redes de apoyo verdaderas. Hollywood ha sido testigo de múltiples historias donde el éxito infantil no garantizó estabilidad ni bienestar a largo plazo, como es el caso de Tylor Chase.
La imagen de un exactor juvenil que atraviesa una crisis difícil recordó que el brillo de los reflectores no siempre prepara para la adultez. Más allá de lo que se dice en las redes sociales, el caso de Chase nos recuerda otros ejemplo de estrellas que crecieron entre sets pero más tarde se adentraron en la pesadilla.
¿Qué ocurrió con Tylor Chase?
Chase quedó ligado para toda una generación en El Manual de Supervivencia Escolar de Ned, una comedia juvenil que definió el tono de Nickelodeon a mediados de los años dos mil. Chase interpretó a Martin Qwerly durante las tres temporadas de la serie, el amigo rápido de palabra y siempre dispuesto a ayudar.
Años después del final del programa, su carrera se volvió intermitente. Participó en apariciones menores y en proyectos aislados, hasta que su nombre desapareció del ojo público. Esa ausencia terminó abruptamente cuando hace unos meses comenzaron a circular videos donde se le veía en situación de calle en California.
Sus excompañeros de la serie hablaron públicamente del impacto que les causó verlo así. Lee dijo que el material le pareció “aterrador” y pero eso no lo detuvo y buscó ayudar a Chase.
El caso también atrajo la atención de Shaun Weiss, recordado por The Mighty Ducks, quien conoce de primera mano la experiencia de la adicción y la falta de vivienda. Weiss explicó que existían recursos disponibles, pero también mencionó nadie puede ser obligado a recibir ayuda si no está listo para aceptarla. Distintos medios han reportado que a pesar de la ayuda médica que ha recibido, Chase se niega a aceptar más.
El caso de Amanda Bynes
Otra historia que toda una generación no olvida es la de Amanda Bynes, figura de Nickelodeon durante los años noventa y dos mil. Su ascenso fue meteórico gracias a programas como The Amanda Show, donde su carisma y energía la convirtieron en una de las adolescentes más queridas de la televisión.
Con el paso del tiempo, Bynes enfrentó episodios públicos relacionados con consumo de sustancias y problemas de salud mental. Arrestos y estancias en centros de tratamiento fundamentaron una etapa difícil que se desarrolló bajo el escrutinio de los medios. En años recientes, la actriz ha buscado reconstruir su vida lejos de la industria y toma tratamiento.
El caso de Edward Furlong
El cine también ofrece ejemplos que sorprendente. Edward Furlong se convirtió en toda una estrella tras protagonizar Terminator 2: El Juicio Final. Con apenas trece años, su imagen quedó asociada a una de las franquicias más exitosas de la historia del cine.
Pero ese éxito vino con una presión arrolladora. Durante su adultez, Furlong enfrentó problemas legales y una lucha contra la adicción, además de conflictos personales que afectaron su carrera. Las oportunidades comenzaron a escasear y su nombre pasó de encabezar grandes producciones a aparecer en notas policiales.
Aunque intentó regresar al cine en diversas ocasiones, su trayectoria quedó manchada por esa transición entre el estrellato infantil y una adultez en la que hizo falta una red de apoyo y cuidado.
El caso de Drew Barrymore
No todas las historias terminan de la misma manera. Drew Barrymore también vivió una infancia atravesada por la fama, al protagonizar E.T., El Extraterrestre cuando apenas tenía siete años.
Durante su adolescencia, Barrymore enfrentó problemas de consumo y fue internada en centros de rehabilitación a una edad en la que la mayoría apenas empieza la secundaria. Con el tiempo logró reconstruir su carrera, convertirse en productora y establecerse como una figura respetada dentro de Hollywood.
Aunque estuvo a punto de perderlo todo, la diferencia en su caso fue contar con apoyo profesional y tomar decisiones difíciles a tiempo. En la actualidad sigue apareciendo en producciones de cine y televisión, y conduce El show de Drew Barrymore.
El caso de Macaulay Culkin
Macaulay Culkin es el ejemplo perfecto de fama infantil. Tras el éxito masivo de Mi Pobre Angelito, se convirtió en uno de los niños más famosos y millonarios del mundo.
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Ese nivel de exposición tuvo consecuencias. Culkin se alejó del cine durante años y fue objeto de especulación sobre su vida personal y su relación con las drogas. Aunque los medios exageraron algunos episodios, el actor realmente atravesó etapas complejas al intentar definirrse fuera del personaje que lo hizo famoso. A los 16 años se emancipó de sus padres para tener control sobre sus ganancias.
Hoy su vida parece mucho más estable. Formó una familia con Brenda Song y es parte de la segunda temporada de la exitosísima Fallout.
El caso de Robert Downey Jr.
Finalmente, uno de los relatos más conocidos de caída y resurgimiento es el de Robert Downey Jr.. Aunque no fue una estrella infantil en el mismo sentido que otros casos, su carrera comenzó muy joven y se distinguió por un talento precoz que convivió con una adicción severa durante los años noventa.
Los arrestos y las estancias en prisión parecían haber sellado su destino profesional. Sin embargo, Downey Jr. logró rehabilitarse y reconstruir su carrera de manera espectacular, convirtiéndose en uno de los actores mejor pagados del mundo gracias a Iron Man y el universo Marvel.
A finales de 2026 regresará a la franquicia que lo volvió a lanzar al estrellato para interpretar a Victor Von Doom en Avengers: Doomsday y promete ser la razón detrás de la muy probable multimillonaria taquilla.
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