El 2023 dejó muchas tragedias, pero pocas tan simbólicas como la del sumergible Titan de OceanGate, ahora diseccionado por el nuevo documental de Netflix, cuestionando todo lo que pasó debajo del Atlántico. El gigante rojo del streaming le puso lupa al desastre con “Titan: The OceanGate Disaster“, una producción que no solo revisita los hechos, sino que también intenta entender por qué algunas personas aceptaron pagar 250 mil dólares para morir de forma horrenda en una lata de fibra de carbono que jamás debió haberse sumergido.
Entre las víctimas se encontraban el multimillonario y fundador de OceanGate, Stockton Rush, y el empresario paquistaní Shahzada Dawood, quien iba acompañado por su hijo de 19 año, Suleman, un joven que según su tía, ni siquiera quería hacer el viaje. La tragedia ocurrió durante el sexto descenso del sumergible hacia los restos del Titanic, y el resultado fue una implosión instantánea que terminó con todas las vidas a bordo.

La historia sonó en todos los titulares, pero Netflix fue más allá de las bromas de mal gusto en Twitter. En su documental, pone sobre la mesa un problema mucho más profundo: ¿qué pasa cuando los millonarios creen que las leyes de la física son opcionales?
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¿Qué pasó con el sumergible Titan, de la compañía OceanGate?
El sumergible Titan, propiedad de OceanGate, fue ideado como una especie de Uber subacuático para millonarios. El proyecto fue impulsado por Stockton Rush (cofundador y director ejecutivo de OceanGate, también fallecido en la tragedia), un hombre que aparentemente pensaba que titanio y fibra de carbono eran intercambiables, como si estuviera construyendo una bicicleta y no una cápsula de vida a 3,800 metros bajo el mar.
Rush, que soñaba con ser el próximo Elon Musk o Jeff Bezos, decidió ahorrar peso y costos usando fibra de carbono, un material jamás probado para las profundidades oceánicas. Las advertencias no faltaron: ingenieros, expertos y hasta sus propios empleados le dijeron que era una locura. Él, sin embargo, creyó que innovar significaba ignorar absolutamente las normas de seguridad.
Entre las víctimas de la implosión del Titan, además de Rush y los Dawood, se encontraban Hamish Harding, un empresario británico aventurero, y Paul-Henri Nargeolet, un reconocido explorador francés del Titanic. Todos abordaron el sumergible creyendo que vivirían una experiencia exclusiva.
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Netflix explora la tragedia en nuevo documental
Dirigido por Mark Monroe, “Titan: The OceanGate Disaster” se estrenó en el Tribeca Fest el pasado 6 de junio y llegó a Netflix el 11. El documental no solo repasa el hecho, sino que se adentra en la mente de Rush, en sus decisiones y en cómo su ambición desmedida selló el destino de todos los tripulantes.
La historia se cuenta a través de entrevistas con exempleados y material inédito grabado desde los inicios de la empresa. Entre los testimonios más llamativos está el de Bonnie Carl, una excontadora de OceanGate, quien revela que Rush quería desesperadamente ser como Musk o Bezos.
¿Qué dijo el director del documental sobre la realidad en torno a la tragedia?
Mark Monroe, el director, no quiso hacer un simple recuento de los hechos. Quería exponer una mentalidad peligrosa que está muy presente en Silicon Valley y sus alrededores: la de quienes creen que las reglas son para los demás:

“Existe una cultura en nuestra sociedad en la que algunas personas creen que las reglas no se aplican para ellas. Que, de hecho, es una ventaja romper con todo y actuar con rapidez. En esta historia, lo vimos una y otra vez”, dijo Monroe en entrevista con Variety.
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Monroe deja claro que lo más escalofriante fue tener acceso a metraje detrás de cámaras donde Rush aparece desde los inicios de OceanGate, documentando su “sueño” como si fuera un visionario incomprendido, cuando en realidad estaba gestando una catástrofe en cámara lenta.
El documental de Netflix no solo es la implosión del sumergible Titan de OceanGate, también es el relato de una tragedia absurda y el retrato sobre la ambición como un ente más letal que el océano mismo. Un hombre quiso romper las reglas, reescribir la ciencia, y terminó llevándose cuatro vidas consigo.
Con información de BBC y Britannica.