Con la llegada a cines de ‘The Housemaid’, nuevas declaraciones de Amanda Seyfried han abierto una ventana poco habitual al proceso de filmación del thriller psicológico dirigido por Paul Feig. En una entrevista reciente, la actriz explicó que, más allá del tono intenso de la historia o de la carga emocional de su personaje, hubo un aspecto concreto del rodaje que la puso realmente nerviosa y que no suele asociarse con este tipo de películas: realizar por sí misma escenas físicas caóticas que implicaban riesgos reales en el set.
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¿Qué fue lo que más inquietó a Amanda Seyfried durante el rodaje?
Durante una charla con Good Housekeeping, Amanda Seyfried habló de uno de los elementos menos visibles pero más exigentes de ‘The Housemaid’: las escenas de destrucción doméstica que no recurrieron a dobles ni a coreografías complejas. En la película, su personaje, Nina Winchester, atraviesa momentos de tensión que se traducen en leche derramada, vidrios rotos, mesas destrozadas y objetos que caen de manera violenta.

Al abordar el tema de los stunts, la actriz fue directa sobre por qué esas secuencias resultaron más intimidantes de lo esperado. “Da un poco de miedo hacer tus propias acrobacias, porque no es algo practicado”, explicó. A diferencia de las escenas de acción tradicionales, donde cada movimiento se ensaya con precisión, estas situaciones dependían en gran medida de la improvisación controlada. Seyfried añadió un detalle que elevó el nivel de riesgo: “Parte de él era vidrio real y, en una escena, ¡la leche se derramó por todas partes!”.
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Lejos de tratarse de un temor escénico exagerado, la actriz dejó claro que la inquietud provenía de la falta de ensayo previo y de la naturaleza física de los accidentes simulados. En ese contexto, el caos no solo era narrativo, sino también tangible en el set.
Escenas caóticas sin dobles y con objetos reales
Sydney Sweeney, coprotagonista de ‘The Housemaid’, respaldó las palabras de Amanda Seyfried al explicar que muchas de las escenas más desordenadas fueron realizadas directamente por ellas mismas. En la misma entrevista, Sweeney se refirió a una de las secuencias más representativas del filme: “Muchos de los desastres, como cuando a Millie se le cae una bandeja de porcelana con valor sentimental para la familia, los hicimos nosotras mismas”.
El énfasis en hacerlo “ellas mismas” no fue un detalle menor. Ambas actrices reconocieron que hubo nervios antes de rodar este tipo de escenas, precisamente porque no se trataba de efectos digitales ni de utilería diseñada para romperse sin consecuencias. En algunos casos, los objetos tenían peso emocional dentro de la historia, como la vajilla familiar, lo que añadía una capa extra de tensión a la interpretación.
Para Amanda Seyfried, este enfoque aportó realismo a la película, pero también exigió una concentración distinta. La actriz describió cómo el set podía transformarse radicalmente de un día a otro. “Es curioso: un día el decorado estaba impecable y al día siguiente era un desastre total”, comentó. Ese contraste constante evidenciaba el trabajo del equipo técnico, que reconstruía los espacios una y otra vez para volver a filmar escenas de destrucción.
Un rodaje ordenado detrás del caos en pantalla
Más allá del riesgo físico, Amanda Seyfried destacó la disciplina del equipo de producción detrás de ‘The Housemaid’. Tras cada jornada de filmación marcada por el desorden, los escenarios volvían a su estado original en tiempo récord. “Piensas: ‘Vaya, el equipo trabajó toda la noche para que esto sucediera’”, señaló la actriz al describir la rapidez con la que los sets quedaban listos para el siguiente día de rodaje.

Estas declaraciones se suman a una serie de testimonios recientes que han puesto el foco en el lado más artesanal de la película. Tanto Sydney Sweeney como Amanda Seyfried han hablado en otras ocasiones sobre la convivencia en el set y sobre cómo la dinámica entre sus personajes se reflejaba también en el ambiente de trabajo, marcado por largas jornadas y escenas físicamente demandantes.
En el contexto del estreno de ‘The Housemaid’, estas revelaciones aportan un matiz distinto a la conversación en torno al filme. Más allá de su trama retorcida y de su tono exagerado, la película se apoyó en decisiones prácticas que implicaron un mayor esfuerzo físico por parte de sus protagonistas. Para Amanda Seyfried, ese componente inesperado fue, paradójicamente, uno de los más difíciles de afrontar y, al mismo tiempo, uno de los que más autenticidad aportó al resultado final en pantalla.
Con información de Good Housekeeping.
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