Taylor Swift volvió a sacudir la industria musical con el lanzamiento de The Life of a Showgirl, un disco que no solo desató discusiones entre críticos y fanáticos, sino que también reescribió una cifra histórica que pertenecía a Adele y se creía imbatible. Desde su estreno comenzó a posicionarse como un fenómeno comercial, aumentando sus reproducciones y ventas físicas día tras día hasta alcanzar un punto que ya no se podía ignorar. ¿Cuánto tardaría en superar una marca que llevaba una década intacta? Casi nada.
The Life of a Showgirl, el álbum divisivo de Taylor Swift
El lanzamiento del álbum provocó división inmediata. Una parte del público lo celebró por su regreso al pop más directo y su estética descaradamente teatral, mientras que otros lo tacharon de simplón. Sus letras se mantienen como tendencia masiva de redes pero no hubo punto medio: The Life of a Showgirl no pasó desapercibido para nadie.
Muy lejos de frenar las ventas, la conversación alrededor del disco terminó por impulsarlo. El fenómeno “escúchalo para tener una opinión” lo convirtió en un producto viral tanto en formatos digitales como físicos. A esto se sumó el legado de Swift como una de las pocas artistas que pueden vender múltiples versiones físicas de un mismo álbum sin perder la corona en plataformas de streaming. En pleno dominio de la música digital, logró que miles de personas salieran a comprar copias físicas como si aún se viviera en 2005.
El álbum no se benefició de ventas individuales por pista, ya que ninguna de sus canciones está disponible para comprarse por separado. Todo ingreso procedió del consumo completo del disco, lo cual se traduce en que la lealtad de los fanáticos no ha decrecido ni un poco.
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De todas formas Taylor Swift derrotó a Adele
Durante diez años, Adele mantuvo uno de los récords más importantes de la música contemporánea, el de la mayor semana de consumo para un álbum en la era moderna. Su disco 25 debutó en 2015 con 3.482 millones de unidades equivalentes e impuso un récord. Los analistas aseguraban que ningún lanzamiento posterior podría replicar ese fenómeno, especialmente en un mercado cada vez más dominado por el streaming.
Pero Taylor Swift regresó para hacer maravillas con un álbum. Según los primeros reportes de Luminate, The Life of a Showgirl alcanzó 3.5 millones de unidades equivalente en Estados Unidos durante su primera semana de disponibilidad, de las cuales 3.2 millones correspondieron a ventas tradicionales. Con esa cifra, no solo se acercó peligrosamente al récord de ventas puras de 25, sino que lo superó en el sistema de medición actual.
Desde 2014, el Billboard 200 dejó de basarse únicamente en ventas físicas y digitales para adoptar el modelo de “unidades equivalentes”, donde cuentan tanto las compras de álbumes completos como los streamings. Bajo ese sistema, Swift se convirtió oficialmente en la nueva poseedora de la mayor semana acumulada por un álbum en casi una década. El récord ya no pertenece a Adele, ahora es de Taylor Swift.
¿Por qué critican tanto a Taylor?
El ascenso de Swift al primer lugar en ventas no significó una victoria libre de cuestionamientos. Las críticas en su contra se multiplican cada vez que bate un récord, como si el éxito comercial fuera incompatible con el mérito artístico. Se le acusa de predecible, simplona, repetitiva o sobrevalorada.
Una parte del rechazo proviene de su presencia constante en los medios. Es objeto de análisis no solo por sus decisiones musicales, sino por su vida sentimental, su activismo, su relación con la NFL e incluso por cómo viste. Muchos de sus detractores no discuten el álbum en sí, sino la figura pública que lo representa. El peso de su fama se convierte en juicio previo. No importa si el disco es bueno o malo, su éxito será visto como exceso.
El fenómeno de The Life of a Showgirl demostró que, sin importar si las críticas tienen fundamentos sólidos, no tienen impacto real en su desempeño. Incluso los comentarios negativos terminaron alimentando su alcance. En vez de esperar la aprobación de quienes nunca la han apoyado, la cantante abrazó la controversia y dejó que hablaran los números. Con lo anterior en cuenta, vale la pena cuestionar si ahora los números son más importantes que la calidad artística. El público con dinero en la mano tiene la última palabra.
Con información de Billboard.
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