Durante el 22º Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), la presentación de Sujo, dirigida por Astrid Rondero y Fernanda Valadez, abrió una conversación sobre los huérfanos del crimen organizado y la posibilidad de un destino distinto para ellos.
En la conferencia de prensa, las cineastas compartieron su motivación para contar esta historia: la necesidad de mirar a quienes sobreviven a la violencia desde la infancia y preguntarse si es posible ofrecerles un camino diferente.
La película narra la vida de Sujo, un niño cuyo padre, sicario, es asesinado. A partir de ese hecho, el protagonista crece rodeado por un entorno marcado por la violencia, pero también por figuras que lo cuidan y le muestran otras opciones.
“En México, hay miles de huérfanos producto de la violencia”, dijo Astrid Rondero al explicar la importancia del enfoque de la película. La directora señaló que muchos niños como Sujo quedan en el abandono emocional e institucional, y que Sujo parte de esa premisa: cómo romper un ciclo que parece inevitable.
Fernanda Valadez agregó que el proceso creativo comenzó mientras ambas trabajaban en Sin señas particulares, cuando conocieron historias reales de jóvenes en comunidades rurales atrapados entre el crimen organizado, el desplazamiento y la marginación.

A partir de esos testimonios, decidieron construir una historia donde, pese al entorno adverso, la educación, el afecto familiar y la contención emocional ofrecieran una posibilidad de cambio.
Sujo está dividida en cuatro etapas que marcan momentos clave en la vida del protagonista: su infancia en Tierra Caliente, la adolescencia con su tía Nemesia, el contacto con una figura educativa en la Ciudad de México, y el momento en el que debe decidir quién quiere ser.
Las directoras explicaron que esta estructura permite mostrar cómo influyen el entorno, las oportunidades y las decisiones individuales en la vida de un niño marcado por la violencia.
Juan Jesús Varela, actor que interpreta a Sujo adolescente, habló del proceso de construcción del personaje y destacó el papel de las figuras adultas que lo rodean.
“Sujo tiene a alguien que lo cuida, que lo guía. No todos tienen eso. Por eso es importante mostrar que sí se puede salir si tienes apoyo”, afirmó.
También reconoció que la experiencia de filmar le permitió comprender el peso real de crecer bajo estas circunstancias.
Tanto Rondero como Valadez coincidieron en que Sujo no es una película que busca señalar culpables, sino mostrar que el país tiene una deuda pendiente con quienes quedan al margen.
“Es una historia que invita a imaginar un destino distinto para quienes nacieron en medio del conflicto. Hay que pensar qué podemos hacer como sociedad para que esos niños no queden atrapados en el mismo ciclo”, dijo Valadez.Sujo destaca por abordar la violencia no desde la espectacularización, sino desde la consecuencia íntima y silenciosa que deja en quienes sobreviven.
