La animación mexicana ha recorrido un camino largo, irregular y lleno de creatividad. Desde los trazos artesanales de los años setenta hasta las marionetas de stop motion que hoy conquistan festivales internacionales, el país ha sido cuna de obras que, cada una a su manera, marcaron hitos técnicos y culturales. La más reciente de ellas, ‘Soy Frankelda’, dirigida por Roy y Arturo Ambriz, se ha convertido en un símbolo del talento nacional y de la madurez que por fin alcanza la animación hecha en México.
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Considerada el primer largometraje mexicano realizado completamente en stop motion, la cinta de Cinema Fantasma es un parteaguas indiscutible, tanto por su meticulosa técnica, como por continuar una línea que atraviesa casi cincuenta años de experimentación y talento. A continuación, un recorrido por las películas —y un cortometraje— que definieron la historia de la animación mexicana, desde la primera película animada hecha en México hasta la llegada de ‘Soy Frankelda’, cada una dejando su huella en la identidad visual del país.

‘Los tres Reyes Magos’ (1976)
En plena década de los setenta, cuando la animación en Latinoamérica era apenas un territorio inexplorado, Fernando Ruiz y Adolfo Torres Portillo estrenaron ‘Los tres Reyes Magos’, una producción monumental inspirada en una historia de Rosario Castellanos. Fue el primer largometraje animado hecho en México, realizado en formato de 35 milímetros bajo la producción de CONACINE y CINSA.
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El filme retrata el viaje bíblico de Melchor, Gaspar y Baltasar hacia Belén, enfrentando los engaños del príncipe Olbaid —una representación del demonio— y las tentaciones del poder. Más allá de su argumento religioso, su importancia reside en haber demostrado que México podía producir animación de larga duración con identidad propia. El elenco de voces incluyó a grandes figuras del doblaje como José Lavat, Víctor Alcocer, Gloria Rocha y Rocío Garcel, y su equipo técnico marcó un precedente para futuras generaciones de animadores nacionales.
Aunque su impacto comercial fue modesto, ‘Los tres Reyes Magos’ cimentó la base sobre la que se construirían las siguientes décadas de animación mexicana.

‘Katy, la oruga’ (1983-1984)
Ocho años después, el cine animado mexicano encontró en ‘Katy, la oruga’ una historia tierna y universal. Dirigida por José Luis Moro y Santiago Moro, y basada en el libro infantil Pepina la oruga de Silvia Roche, la película se convirtió en el cuarto largometraje animado mexicano y en uno de los más entrañables.
La trama sigue a Katy, una pequeña oruga que abandona su hogar para descubrir el mundo y encontrar su propósito. A lo largo del viaje, enfrenta la crueldad, la envidia y la injusticia, hasta transformarse en mariposa. El mensaje sobre la búsqueda de identidad y la superación personal conectó con el público infantil de los ochenta, y su éxito generó una ola de merchandising: revistas, estampas, mochilas y un disco con la canción “Un día volaré”, interpretada por Lucero.
Con un reparto que incluía a Cristina Camargo, Francisco Colmenero y Nancy MacKenzie, Katy demostró que la animación mexicana podía competir con los estudios internacionales, sin perder su tono educativo y emotivo. Su secuela, ‘Katy, Kiki y Koko’, no alcanzó el mismo impacto, pero la original quedó como símbolo del cine animado ochentero en México.

‘Hasta los huesos’ (2001-2002)
Aunque es el único cortometraje de esta lista, ‘Hasta los huesos’ merece un lugar privilegiado en la historia. Dirigido por René Castillo y producido por Calavera Films con apoyo del IMCINE, CONACULTA y el FONCA, este cortometraje de once minutos se convirtió en una joya técnica y estética del cine mexicano.
La historia presenta a un hombre (con voz de Bruno Bichir) que, tras morir, desciende al inframundo, donde es recibido por esqueletos festivos, un gusano músico y la sensual Catrina, interpretada por Eugenia León con música de Café Tacuba. La producción tomó más de tres años y requirió 15 mil movimientos individuales para animar a más de 70 personajes de plastilina.
El resultado fue un triunfo internacional: ganó el Premio Ariel a Mejor Cortometraje de Animación y acumuló reconocimientos en festivales de Guadalajara, La Habana, Ottawa y Leipzig. Más allá de su éxito, ‘Hasta los huesos’ elevó el stop motion artesanal en México, y fue precedente a futuros estudios como Cinema Fantasma, que décadas después retomaría esta técnica para crear ‘Soy Frankelda’.

‘Una película de huevos’ (2006)
Tras años de silencio en el género, Rodolfo y Gabriel Riva Palacio Alatriste sorprendieron al público con ‘Una película de huevos’, una comedia animada producida por Huevocartoon Producciones y Videocine. Inspirada en los personajes del sitio web Huevocartoon.com, la película combinó animación 2D y 3D con humor mexicano, logrando un éxito de taquilla sin precedentes.
Con un presupuesto de 17 millones de pesos, apoyos del IMCINE y la participación de actores como Bruno Bichir, Carlos Espejel y Angélica Vale, la cinta ganó el Premio Ariel a Mejor Largometraje de Animación y dos Diosas de Plata.
Su historia sigue a Toto, un huevo que sueña con convertirse en pollo y reencontrarse con su madre. Entre gags, aventuras y albures ingeniosos, la película abrió una nueva era para el cine animado mexicano, probando que podía ser rentable, popular y exportable. A partir de ella nació una franquicia que continuó hasta 2022, consolidando a Huevocartoon como una marca nacional.

‘La leyenda de la Nahuala’ (2007)
Un año después, Ricardo Arnaiz y su estudio Animex Producciones estrenaron ‘La leyenda de la Nahuala’, con apoyo del Gobierno de Puebla. La cinta combinó animación digital con raíces folclóricas para narrar una aventura ambientada en Puebla de los Ángeles, en 1807.
Su protagonista, Leo San Juan, emprende una misión para rescatar a su hermano de una bruja conocida como La Nahuala, enfrentando criaturas, fantasmas y símbolos del Día de Muertos. La película ganó el Premio Ariel y la Diosa de Plata a Mejor Película Animada, y fue el inicio de la exitosa franquicia “Las Leyendas”, continuada por Ánima Estudios con títulos como ‘La leyenda de la Llorona’ y ‘La leyenda del Charro Negro’.
Además de revitalizar la animación nacional, ‘La leyenda de la Nahuala’ consolidó un modelo que mezcló humor, historia y cultura mexicana, acercando las tradiciones locales a las nuevas generaciones.

‘Un gallo con muchos huevos’ (2015)
Con ‘Un gallo con muchos huevos’, Huevocartoon alcanzó su punto más alto. Fue la primera película de la saga completamente animada en CGI 3D, y se convirtió en la película animada mexicana más taquillera de la historia.
Dirigida nuevamente por los hermanos Riva Palacio, contó con las voces de Bruno Bichir, Maite Perroni, Omar Chaparro, Sergio Sendel y José Lavat. La historia muestra a Toto, ahora convertido en gallo, enfrentando al campeón Bankivoide en una pelea de palenque para salvar su granja.
Su éxito demostró que la animación digital mexicana podía competir con producciones internacionales y sostener franquicias duraderas. Además, fue nominada a Mejor Película de Animación en los Premios Platino 2016.

‘Ana y Bruno’ (2018)
Dirigida por Carlos Carrera, ganador de la Palma de Oro en el Festival Internacional de Cine de Cannes por el cortometraje animado ‘El héroe’, ‘Ana y Bruno’ es una producción monumental que tardó 13 años en completarse. Con un presupuesto de más de 100 millones de pesos, se convirtió en la película animada más costosa del cine mexicano.
Basada en la novela Ana de Daniel Emil, narra la historia de una niña que escapa de una clínica psiquiátrica para salvar a su madre, acompañada de seres fantásticos. Con las voces de Marina de Tavira, Damián Alcázar y Regina Orozco, la cinta fue elogiada por Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón, y ganó tres premios Ariel, incluido Mejor Película Animada.
Aunque polémica por su tono oscuro, ‘Ana y Bruno’ demostró que la animación mexicana podía abordar temas adultos, existenciales y psicológicos, ampliando los límites del género más allá del entretenimiento infantil.

‘Soy Frankelda’ (2025)
Finalmente, casi medio siglo después de ‘Los tres Reyes Magos’, llega ‘Soy Frankelda’, dirigida por los hermanos Roy y Arturo Ambriz y producida por Cinema Fantasma. Nacida como expansión de la serie ‘Los sustos ocultos de Frankelda’, esta cinta se ha convertido en el primer largometraje mexicano realizado completamente en stop motion.
Hecha con cientos de marionetas, escenarios miniatura y técnicas artesanales, ‘Soy Frankelda’ representa la cima del esfuerzo colectivo de los animadores nacionales. Su estética gótica, narrativa fantástica y producción manual la sitúan en la tradición que inició René Castillo con ‘Hasta los huesos’.
El filme fue presentado en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara y en el Festival de Annecy, confirmando el reconocimiento internacional de la animación mexicana contemporánea. ‘Soy Frankelda’ es la síntesis de todo un recorrido histórico: el sueño de los Reyes Magos, la inocencia de Katy, la artesanía de René Castillo, el humor de los Huevos, el folclor de la Nahuala y la sensibilidad de Ana.
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