El éxito global de ‘Frankenstein‘ en Netflix ha consolidado a Jacob Elordi como una de las estrellas más serias y demandadas de su generación. Sin embargo, este presente brillante en el cine de autor con Guillermo del Toro se construyó tras una decisión consciente de dejar atrás el tipo de fama que lo impulsó a la visibilidad: su papel protagónico en la trilogía adolescente ‘El stand de los besos‘ (‘The Kissing Booth‘), pues el actor no ha dudado en calificar aquellas películas como “ridículas” y explicar por qué representaban una trampa creativa de la que necesitaba escapar.
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¿Fue ‘El stand de los besos’ el precio a pagar por la fama?
Para el público general, el nombre de Jacob Elordi se asoció por primera vez a Noah Flynn, el chico malo y atractivo de la franquicia de Netflix que, entre 2018 y 2021, se convirtió en un fenómeno de consumo adolescente. A pesar del éxito comercial masivo, estas películas fueron ampliamente criticadas y Elordi mismo nunca sintió una conexión artística con ellas. Su participación fue, en retrospectiva, un movimiento pragmático en un momento de necesidad.
En una entrevista para GQ, el actor australiano reflexionó sobre ese capítulo inicial de su carrera. Sus palabras no dejan lugar a dudas sobre su percepción: “No quería hacer esas películas antes de hacerlas. Esas películas son ridículas. No son universales. Son un escape”. Elordi también respondió a las críticas de ser “pretensioso” por esos comentarios sobre su debut:
“¿Cómo puede ser pretencioso preocuparse por tu trabajo? ¿No lo es preocuparse y alimentar a la gente con mierda sabiendo que estás ganando dinero con el tiempo de la gente, que es literalmente lo más valioso que tiene? ¿Cómo puede ser eso algo genial?”
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Rechazar la trampa de Hollywood
Elordi también ha sido claro al desestimar una filosofía común en Hollywood: la de equilibrar proyectos comerciales con otros más personales. Para el actor, ese supuesto equilibrio es en realidad una pendiente resbaladiza que puede terminar con un artista completamente vaciado de sus ideas originales y atrapado en un ciclo de trabajo que no le pertenece.
Su postura se reforzó con una decisión que muchos considerarían arriesgada: rechazar de plano la oportunidad de audicionar para el papel de Superman. El actor consideró que ese camino era excesivo y no se alineaba con el tono o las historias que quería explorar, prefiriendo mantener su carrera alejada de las grandes franquicias de superhéroes.
Con la trilogía de ‘El stand de los besos‘, Elordi siente que ya cumplió ampliamente con cualquier cuota de proyectos puramente comerciales. Su filmografía posterior es la prueba: una selección deliberada de roles complejos. Dejó atrás al chico malo adolescente para sumergirse en la psicología oscura de Nate Jacobs en ‘Euphoria‘, encarnar a una figura icónica como Elvis Presley en ‘Priscilla‘ y explorar el privilegio y la obsesión en ‘Saltburn‘. Este camino culminó con el mayor desafío y logro hasta la fecha: protagonizar junto a Oscar Isaac la épica y emocional versión de ‘Frankenstein‘ de Guillermo del Toro.
De “ridículas” a Cumbres Borrascosas: La reinvención consolidada
El éxito crítico y de audiencia de ‘Frankenstein‘ en Netflix es la prueba final de que la estrategia de Elordi ha funcionado. Ha logrado transitar desde ser un ídolo adolescente hasta ser tomado en serio como un actor de transformación y peso dramático, capaz de sostener una producción épica al lado de figuras como Oscar Isaac y bajo la dirección de un maestro como Guillermo del Toro.
Su evolución no se detiene aquí. El futuro inmediato de Elordi refuerza esta apuesta por personajes intensos y de raíz literaria. Uno de sus proyectos más anticipados es la adaptación de ‘Cumbres Borrascosas‘, donde dará vida a Heathcliff, uno de los personajes más apasionados, torturados y complejos de la literatura inglesa del siglo XIX. Este rol representa la culminación natural de su viaje: de protagonizar películas que él mismo considera “un escape” a encarnar a una figura canónica en una historia de amor y venganza atemporal.
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