El debate sobre la inteligencia artificial en Hollywood volvió a encenderse tras las recientes declaraciones del empresario Kevin O’Leary, conocido por el programa ‘Shark Tank’, quien sugirió reemplazar a los extras humanos con figuras generadas por IA. Su comentario provocó la respuesta inmediata del actor Simu Liu, protagonista de ‘Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos’ y ‘Barbie’, quien calificó la idea de deshumanizadora y advirtió sobre el riesgo de un sistema dominado por la tecnología al servicio de unos pocos, al que llamó “tecnofeudalismo”.
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¿Por qué Simu Liu respondió a Kevin O’Leary?
En una entrevista para The Hill’s World of Travel: The Podcast (vía Variety), O’Leary habló sobre su debut como actor en la película ‘Marty Supreme’, producción de A24 que llegará a cines el 25 de diciembre con Timothée Chalamet y Gwyneth Paltrow en los papeles principales. El inversionista, conocido por su visión empresarial agresiva, afirmó que los estudios podrían ahorrar “millones de dólares” al sustituir los figurantes por inteligencia artificial.

“¿Por qué no se puede simplemente poner agentes de IA en su lugar? Porque no son los actores principales. Solo aparecen en la historia visualmente. Se podrían ahorrar millones de dólares y hacer más películas.”
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O’Leary puso como ejemplo la polémica “actriz digital” Tilly Norwood, a quien confundió con el nombre “Tilly Norwell”, y señaló:
“Es 100% IA. No existe. Pero es una gran actriz. Puede venir de la edad que quieras. No necesita comer, así que trabaja las 24 horas. El sindicato se está volviendo loco.”
También mencionó a la banda ficticia The Velvet Sundown, a la que erróneamente llamó “Velvet Sunset”, como muestra del auge de la creatividad artificial. Según él, proyectos de este tipo son inevitables. El comentario llegó en un contexto delicado: la industria apenas se recupera de la huelga de actores y guionistas de 2023, donde el uso de IA para clonar rostros y voces fue uno de los temas más tensos en la negociación con SAG-AFTRA.
“Sure, blame the extras…”: la respuesta del actor de ‘Shang-Chi’
Tras la publicación del artículo de Variety en X (Twitter), Simu Liu respondió de manera directa y sarcástica:
“Claro, culpe a los extras que ganan entre 15 y 22 dólares por hora y luchan por ganarse la vida, y no a las personas que están por encima de la línea y ganan varios millones.”
La conversación escaló cuando un usuario intentó justificar la postura del empresario argumentando que la IA es parte del progreso y que “políticas socialistas” no resolverían el problema, proponiendo en cambio “innovación, meritocracia” y “trabajo duro” como la salida. Liu replicó con una mezcla de ironía y crítica social:
“También tomé economía 101, hermano, no tienes que regurgitarme cosas rudimentarias de libros de texto. Por favor, lee algo de material sobre el tecnofeudalismo y cómo los avances tecnológicos benefician abrumadoramente a los hiperricos y dejan a la gente común en el polvo. Nadie necesita extras de IA.”

¿Qué quiso decir con “tecnofeudalismo”?
El término tecnofeudalismo (techno-feudalism) hace referencia a una teoría económica reciente que plantea que el capitalismo digital está evolucionando hacia una forma de feudalismo moderno, en el que las grandes plataformas tecnológicas controlan los datos, los algoritmos y las rentas económicas del mundo digital. Autores como Yanis Varoufakis y Cédric Durand sostienen que las corporaciones tecnológicas funcionan como “señores feudales” que gobiernan territorios virtuales, mientras los usuarios y trabajadores digitales actúan como vasallos sin propiedad sobre su propio trabajo o información.
Con su comentario, Liu defendió a los trabajadores de la industria del cine y a la vez evidenció una tendencia más amplia: el riesgo de que la IA concentre poder en manos de las élites y agrave la desigualdad. Su posición coincide con la preocupación que varios actores, guionistas y técnicos han expresado desde 2023, cuando las negociaciones sindicales exigieron regular el uso de duplicaciones digitales y proteger los derechos de imagen.
Para Liu, el problema no es la tecnología en sí, sino la lógica económica que la impulsa. Sus tuits resumen una postura ética: la innovación no debe justificar la desaparición del trabajo humano ni la mercantilización total del arte.
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