La criatura más temida del cine ha regresado a las pantallas con una fuerza inesperada. Predator: Badlands, la nueva entrega de la saga iniciada en 1987, debutó este fin de semana con un furor que tomó por sorpresa incluso a los analistas de taquilla más optimistas. Con cines repletos en múltiples países y una campaña publicitaria que apostó por el misterio y la escala épica, la película abrió un nuevo capítulo para los Yautja, esos cazadores intergalácticos cuya sombra sigue maravillando a generaciones enteras.
¿De qué trata Predator: Badlands?
Predator: Badlands plantea un giro que aleja por completo a la franquicia de la fórmula tradicional del “depredador contra humanos”. La historia se ubica en el futuro y, por primera vez, coloca como protagonista a Dek, un joven Yautja interpretado por Dimitrius Schuster-Koloamatangi. Dek es un guerrero que su propio clan desprecia por su estatura y aparente debilidad, lo que lo obliga a emprender una travesía solitaria hacia el planeta Genna, un territorio inhóspito cuyas bestias desafían cualquier lógica biológica.
En ese mundo de paisajes filosos y fauna carnívora, Dek encuentra a Thia, una androide encarnada por Elle Fanning. Su actitud luminosa y su empatía desentonan con el espíritu guerrero del Yautja, aunque poco a poco ambos construyen una alianza que se vuelve indispensable para sobrevivir. La premisa avanza entre batallas de alto calibre y una exploración de la cultura Yautja que la saga había insinuado apenas en entregas previas.
Thia introduce a Dek en un universo humano, que confronta el código solitario de los Yautja. Entre criaturas gigantes, paisajes desérticos y amenazas ocultas, la dupla se desplaza hacia su objetivo final, encontrar al Kalis, un depredador legendario cuya cacería promete brindarle a Dek el reconocimiento que le fue negado en su propio planeta

El nuevo récord de taquilla de Predator: Badlands
Tras su estreno mundial, Predator: Badlands alcanzó 80 millones de dólares en taquilla global, cifra que la coloca como el mejor lanzamiento de toda la franquicia. Disney y 20th Century Studios confirmaron que la recaudación inicial se dividió equitativamente entre mercados domésticos e internacionales, un impulso extraordinario en territorios de importancia mayor.
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Badlands superó así el debut de El Depredador, película que en 2018 reunió poco más de 73 millones en su lanzamiento. La nueva entrega también brilló en países donde la saga suele mantener un seguimiento, como Reino Unido, México y Corea, mientras que en Brasil e India registró el mejor estreno de un título dela saga. Su desempeño en China sorprendió al colocarse como el primer filme de estudio en meses en alcanzar el número uno en la taquilla local.
Con esta apertura, la franquicia se revaloriza a nivel comercial después de una década irregular basada en experimentos fallidos. Dan Trachtenberg, su director, parece haber recuperado esa esencia sin renunciar a la renovación que exige un público contemporáneo saturado de blockbusters.
¿La película propone algo nuevo?

La entrega se aventura hacia un tipo de relato que hasta ahora la saga no había explorad, un coming-of-age en territorio hostil. Dek es un joven que busca responder a una pregunta tan antigua como universal, ¿qué significa ser digno? Esa inquietud se fusiona con secuencias de acción diseñadas para mostrar la brutalidad elegante de la especie Yautja, cuya cultura se despliega con mayor intimidad.
La presencia de Thia, además, introduce una nueva dinámica. Su humor aporta un contraste que suaviza la crudeza del viaje. Este contrapunto permite que la película juegue en zonas donde la saga no solía incursionar, la comedia, el absurdo ligero y una noción de familia encontrada entre seres que jamás debieron coincidir.
Más allá del espectáculo, la cinta plantea un diálogo sobre los códigos de honor, la soledad ritualizada y la posibilidad de romper con mandatos generacionales. La figura del Kalis, más que un destino, funciona como un espejo para un Yautja que descubre que su identidad no está determinada solo por la fuerza, sino por qué tanto puede cuestionar aquello que le enseñaron.
Es en ese territorio donde Predator: Badlands encuentra su innovación. No solo presenta una criatura excelente, también construye una historia de crecimiento disfrazada de aventura sci-fi. Por ello su éxito no se explica únicamente por la acción, sino por la sensación de que la franquicia finalmente encontró un lenguaje capaz de dialogar tanto con el pasado como con el futuro.
Con información de Collider.
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