A sus 80 años, Michael Douglas fue homenajeado en el Festival de Cine de Taormina, donde recibió un premio a la trayectoria por una carrera que abarca cinco décadas. El actor es recordado por éxitos como ‘Wall Street‘, ‘Bajos instintos‘ y ‘Atracción fatal‘, así como por su incursión en el universo Marvel, cuya última aparición fue en ‘Ant-Man and the Wasp: Quantumania‘ y su papel como Benjamin Franklin en ‘Franklin’. Pero esta vez, más allá del cine, es su postura política la que acapara los titulares.
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¿Por qué Michael Douglas decidió disculparse por su país?
Durante la inauguración de su clase magistral en Taormina, Douglas tomó el micrófono para expresar una opinión que, si bien ha manifestado antes en otros foros, nunca había formulado con tanta claridad y contundencia. “Entiendo que gran parte de la responsabilidad del caos mundial proviene de mi país. Me avergüenzo de mi país y pido disculpas. Me disculpo con mis vecinos de Canadá y México, y también con los países de la Unión Europea y la OTAN”, declaró ante una audiencia compuesta por estudiantes y profesionales del cine.

El actor responsabilizó en particular al gobierno de Donald Trump, aunque sin mencionarlo directamente por nombre, al aludir al período que calificó como generador de “caos mundial”. Además, se mostró sorprendido por la persistencia de los conflictos armados en la actualidad (vía El País): “Es ridículo que, con toda la tecnología de la que disponemos, sigamos presenciando tantas guerras”, afirmó, en una crítica tanto al complejo militar estadounidense como a la incapacidad de las potencias para privilegiar el diálogo.
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Michael Douglas hizo un llamado explícito a sustituir las inversiones militares por esfuerzos diplomáticos y de cooperación internacional, asegurando que nunca había presenciado un escenario global tan inestable como el actual, pese a haber nacido al final de la Segunda Guerra Mundial. Sus palabras darán mucho de qué hablar y podrían dar pie a una discusión pendiente: el papel histórico de Estados Unidos en la desestabilización global.
El contexto de las declaraciones de Michael Douglas
La disculpa pública de Michael Douglas no puede separarse del momento que vive Estados Unidos. En las últimas semanas, el país atraviesa una nueva ola de convulsión interna: miles de personas han salido a las calles en protesta por las redadas migratorias masivas ordenadas por el gobierno de Donald Trump, con intervenciones armadas en lugares como Los Ángeles, Chicago y Nueva York. Las imágenes de la Guardia Nacional y agentes de ICE arrestando a familias enteras en centros comerciales, estaciones de autobús o zonas residenciales han generado indignación dentro y fuera del país.
La respuesta oficial ha sido el uso de la fuerza, la imposición de toques de queda y la amenaza de declarar insurrección interna. Grupos de derechos humanos han denunciado detenciones arbitrarias, represión con munición no letal y uso excesivo de gases lacrimógenos. A ello se suma una creciente tensión política: el enfrentamiento entre Trump y Elon Musk ha expuesto fracturas dentro de la élite conservadora, mientras el discurso oficial insiste en la “restauración del orden” como pretexto para el autoritarismo.

Estados Unidos y su larga historia de sembrar terror en el mundo
Aunque Douglas no usó esos términos, sus disculpas remiten directamente a una larga lista de intervenciones militares, operaciones encubiertas y apoyos a dictaduras ejecutados por Estados Unidos a lo largo del último siglo. Desde Vietnam hasta Irak, pasando por Guatemala, Irán, Chile, Afganistán o Siria, la política exterior de EE. UU. ha estado marcada por la imposición de intereses estratégicos a costa de la estabilidad de otras naciones.
En América Latina, México incluido, los efectos de esa política han sido devastadores: migración forzada, violencia estructural y dependencia económica. La disculpa pública de Michael Douglas, dirigida explícitamente a México y Canadá, tiene un peso simbólico que resonará en muchos que han sufrido por el país norteamericano.
En un contexto donde la administración Trump ha reactivado prácticas de persecución migratoria y ha promovido discursos de odio a nivel global, la voz de Douglas representa una rareza: la de alguien que, desde dentro del sistema, se atreve a reconocer responsabilidades históricas y a pedir perdón sin rodeos. No lo hace como político, sino como ciudadano y como figura reconocida internacionalmente.
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