Me late que sí llegó a Netflix este 14 de noviembre y tiene a la plataforma temblando. Se trata de la miniserie mexicana ambientada en 2012 sobre el famoso fraude de la Lotería Nacional ocurrido en plena transmisión en vivo. La producción está estructurada como ficción basada en hechos reales, lo que le permite jugar con ritmo narrativo sin abandonar el tono informativo.
El elenco principal reúne a Alberto Guerra, Ana Brenda Contreras y Andrés Almeida en uno de los dramas criminales más estimulantes que Netflix ha realizado en México. La serie retrata a los defraudadores como personas comunes que vieron una oportunidad inesperada, mientras que la dirección trabaja con humor sutil y momentos de presión para recrear la dinámica del asalto televisado.
En cuanto al tono, la serie domina el humor negro con una mirada crítica hacia el sistema que permitió que el fraude ocurriera a plena vista. También explora las motivaciones de los involucrados, evitando convertirlos en criminales sofisticados. El resultado es una apuesta por un retrato ágil y entretenido, cargado de referencias que conectan con la realidad mexicana reciente
La historia detrás de Me late que sí

La estafa del sorteo Melate 2518 comenzó la noche del 22 de enero de 2012, cuando millones de personas vieron en televisión un sorteo que parecía normal. La edecán anunció los números 06, 12, 15, 24, 25 y 49 y 09, 20, 36, 51, 53 y 54 y una interventora de Gobernación vigiló a distancia la transmisión. Nadie sospechó que lo que se veía en pantalla no era en vivo.
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Horas antes, los empleados de Just Marketing habían grabado el sorteo falso en una sala oculta dentro de las instalaciones. Los números que aparecieron al aire correspondían a esa grabación previa y no a una selección real. Ese montaje se logró gracias al desorden interno provocado por los cambios administrativos recientes.
La empresa Just Marketing había recibido un contrato millonario para grabar los sorteos y trabajaba dentro de Pronósticos con acceso privilegiado. Tras la salida del director anterior, la nueva administración despidió a mandos clave, dejando vacíos que facilitaron el plan de robo. Fue en ese periodo de confusión cuando los involucrados decidieron actuar.
El fraude casi perfecto
La tarde del fraude, los responsables grabaron el sorteo falso a las cinco y después montaron esos números sobre la transmisión oficial. Los empleados compraron boletos y los llenaron con la combinación ganadora. A esa hora el sistema aún permitía capturar apuestas sin levantar sospechas.

La interventora nunca vio el sorteo real porque confió en la pantalla que le mostraron desde otra sala. Su supervisión remota permitió que el engaño pasara como si todo hubiera ocurrido en directo. Con su firma de aprobación, los siete participantes del plan salieron del edificio creyendo que habían logrado un golpe perfecto.
El dinero comenzó a cobrarse en los días siguientes, pero la coordinadora jurídica de Pronósticos se alarmó al notar que todos los ganadores estaban vinculados a la misma empresa. Además, empleados de Just Marketing dejaron de presentarse a trabajar tras el sorteo.
Cuando la PGR investigó, detectó discrepancias entre la imagen y los gráficos del programa, hecho que confirmó el astuto montaje. Las cuentas de los implicados fueron congeladas y la mayoría del premio fue recuperado. Aunque tardaron años en capturar a todos, las autoridades detuvieron a doce personas, mismas que eventualmente salieron en libertad, y se tomaron todas las medidas necesarias para evitar que algo así volviera a ocurrir.
Entre los implicados en el fraude se encontraron José Luis Jiménez, Sara Ivette Solórzano, Héctor Hugo López Jiménez y Ramón Sánchez.
Me late que sí está disponible en Netflix y cuenta con seis capítulos.
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