Han pasado más de tres décadas desde que La Sociedad de los Poetas Muertos llegó a los cines, pero su legado continúa intacto. La película, dirigida por Peter Weir y estrenada en 1989, se convirtió en un himno cinematográfico sobre la libertad de pensamiento, la pasión por las artes y el poder transformador de un maestro que se atrevió a desafiar las reglas. Ahora, Ethan Hawke, quien debutó en aquel filme a los 18 años, recuerda cómo fue compartir escena con Robin Williams, el hombre que encarnó al inolvidable profesor John Keating, y reveló que su método de trabajo era tan imprevisible como fascinante.
El legado maravilloso de La Sociedad de los Poetas Muertos
Ambientada en 1959, la película narra la historia de un grupo de jóvenes estudiantes en un internado conservador que descubren el valor de la poesía, la rebeldía y la autenticidad gracias a las enseñanzas de su nuevo maestro de literatura. John Keating, interpretado por Robin Williams, no enseñaba versos para recitarlos de memoria, sino para vivirlos. Invitaba a sus alumnos a mirar el mundo con ojos propios, sin miedo a desafiar lo establecido.
El guion de Tom Schulman, inspirado en su propia experiencia escolar, exploraba temas como la represión académica, la búsqueda de identidad y el choque entre la vocación artística y las expectativas sociales. Pero fue la dirección de Peter Weir y la interpretación de Williams lo que convirtió a la película en un clásico inmediato. Con un presupuesto modesto, La Sociedad de los Poetas Muertos recaudó más de 235 millones de dólares en todo el mundo y fue nominada al Óscar a Mejor Película, además de darle a Williams una nominación como Mejor Actor.
Más allá de los premios, la cinta se estableció en el corazón de generaciones de espectadores y aspirantes a escritores. Sus escenas se convirtieron en símbolos de una época en que el cine aún creía en la fuerza moral de la palabra.
Ethan Hawke revela que Robin no le hacía caso al guion

En una entrevista reciente con Vanity Fair, Ethan Hawke recordó los días de rodaje. Para el actor, trabajar con Robin Williams fue una lección que transformó su manera de entender la actuación.
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“Robin es un genio de la comedia. Pero la actuación dramática todavía era algo nuevo para él en ese momento. Y ver esa relación, ahí mismo en la sala, yo estaba a poco más de un metro mientras hablaban sobre la interpretación, fue algo que no se te borra de la mente. Robin Williams no se apegaba al guion, y yo no sabía que eso se podía hacer. Si tenía una idea, simplemente la hacía. No pedía permiso. Y eso abrió una nueva puerta en mi cabeza, que podías jugar de esa manera.”
Peter Weir, lejos de oponerse a esa actitud, supo canalizarla. Según Hawke, el director solo pedía que, a pesar de las improvisaciones, se mantuvieran los objetivos narrativos de la escena.
“A Peter le gustó, siempre y cuando siguiéramos cumpliendo los mismos objetivos que tenía el guion. Tenían una forma de trabajar muy distinta, pero no se juzgaban ni se oponían entre sí. Trabajaban juntos. Y eso es emocionante. Ahí es cuando realmente ves de lo que es capaz una gran colaboración. No tienes que ser igual, no tienes que odiar a alguien por ser diferente a ti. Entonces la imaginación colectiva puede volverse muy, muy poderosa, porque la película se convierte en algo más grande que el punto de vista de una sola persona.”
Ethan no olvidó aquella experiencia y con el tiempo desarrolló su propia carrera entre el cine independiente y el teatro, siempre reivindicando la libertad expresiva que aprendió de Williams.
¿Qué le pasó a Robin?

Con el paso de los años, Robin Williams siguió siendo un ejemplo de talento sin igual. Podía transitar entre la comedia y el drama, virtud que lo convirtió en uno de los intérpretes más aclamados del cine estadounidense. Películas como Mente Indomable y Patch Adams hicieron de él un artista conmovedor.
Su improvisación era legendaria. Esa energía inagotable provenía de una mente que no encontraba límites entre la palabra escrita y la imaginación pura. Sin embargo, esa misma sensibilidad también lo hacía vulnerable.
En sus últimos años, Williams enfrentó una enfermedad neurodegenerativa llamada demencia con cuerpos de Lewy, que afectó su estado emocional y cognitivo. En agosto de 2014, el actor fue hallado sin vida en su hogar, a los 63 años.
Con información de Variety.