Pocas estrellas han conocido el ascenso vertiginoso que vivió Jennifer Lawrence durante la década pasada. A sus 22 años ya tenía un Óscar y era la actriz más cotizada de Hollywood. Su espontaneidad la convirtió en un fenómeno mediático. Los tropiezos en las alfombras rojas, las risas nerviosas y los comentarios irreverentes parecían parte de su encanto. Pero con el paso del tiempo, ese carisma se volvió en su contra. En una reciente entrevista, Lawrence reconoció que su antigua actitud le trajo consecuencias personales y profesionales, admitiendo que la versión hiperactiva de sí misma resultaba vergonzoso incluso para ella.
Fama y fortuna de Jennifer Lawrence
Jennifer Shrader Lawrence nació en Kentucky en 1990 y desde muy joven demostró una ambición inusual. A los 14 años convenció a sus padres de mudarse a Nueva York para buscar oportunidades en televisión. Su debut cinematográfico llegó en 2008 con Garden Party, pero el reconocimiento mundial ocurrió dos años después, con Invierno Profundo, donde interpretó a una joven que sobrevive entre la pobreza y la violencia rural. La actuación le valió su primera nominación al Óscar e hizo de ella una promesa seria dentro de la industria.
El éxito se multiplicó con Los juegos del hambre y su papel como Katniss Everdeen, símbolo de una generación que veía en ella una heroína imperfecta pero poderosa. Más tarde, con Los Juegos Del Destino y Joy: El Nombre del Éxito, Lawrence se transformó en la actriz más premiada de su edad y una de las más rentables del cine. Su nombre pasó a ser sinónimo de éxito instantáneo y su presencia en entrevistas y premiaciones era celebrada por su naturalidad, una cualidad que rompía con la rigidez habitual de Hollywood.
¿Una personalidad insoportable?
En entrevista con The New Yorker, Lawrence admitió que su comportamiento durante aquellos primero años de fama la hace estremecerse hoy. “Tan hiperactiva. Tan vergonzosa”, dijo al recordar sus viejos clips de prensa. Aunque en su momento el público la adoraba por su franqueza y humor, la actriz asegura que su actitud era, en realidad, una especie de armadura. “Era mi personalidad genuina, pero también un mecanismo de defensa. Me repetía: ‘No soy como ellos, hago chistes sobre mí misma’. Pero ahora veo esas entrevistas y entiendo por qué la gente se cansó de mí”, confesó.
La figura entrañable se convirtió en un blanco fácil para los tabloides y las redes sociales. “Sentí que me rechazaban no por mis películas ni por mis ideas, sino por mí, por mi personalidad”, explicó. La presión la llevó a tomarse un descanso de dos años después de trabajar en más de quince rodajes consecutivos. Hoy asegura haber encontrado un equilibrio lejos del frenesí mediático y dice que prefiere mantener un perfil más reservado: “Pierdo el control sobre mi trabajo cuando tengo que hacer ruedas de prensa.”
Las mejores películas de Jennifer Lawrence
Tras su retiro temporal, Lawrence regresó al cine con proyectos más introspectivos. Este año protagoniza Die My Love, un drama dirigido por Lynne Ramsay y producido por Martin Scorsese, donde interpreta a una mujer que lucha contra la depresión y la maternidad. La cinta, aclamada en Cannes, es una decantación hacia papeles más arriesgados y personales.
A lo largo de su carrera, la actriz ha demostrado un rango que abarca desde el drama más crudo hasta la sátira más feroz. Escándalo Americano, ¡Madre! y No Miren Arriba son ejemplos de su talento para habitar personajes complejos sin perder esa autenticidad que la caracteriza.
“Durante años quise complacer a todos. Ahora solo quiero sentir paz”, dijo para Vanity Fair en 2021. Y en esa búsqueda silenciosa, Jennifer Lawrence parece haber encontrado lo que Hollywood le arrebató durante tanto tiempo, el permiso de ser, simplemente, ella misma.
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