Hay interpretaciones que dependen de la técnica, del rigor o del cálculo preciso. Y luego está el momento en que Matthew McConaughey en Interestelar, sentado frente a una pantalla dentro de una nave espacial imaginaria, rompe en llanto viendo cómo sus hijos envejecen sin él. Una escena que miles de espectadores han revivido en bucle buscando entender por qué les atraviesa el pecho con tanta fuerza, y que ahora el propio actor confirma para Vanity Fair que fue filmada en una sola toma, sin ensayo previo, por decisión personal.
El éxito crítico y comercial de Interestelar
Interestelar no solo recaudó más de 773 millones de dólares en taquilla mundial durante 2014, sino que se alzó como un de las películas más discutidas de la década. Lo que comenzó como una odisea espacial sobre la supervivencia de la humanidad terminó siendo un ensayo visual sobre el tiempo, el amor y la memoria. Christopher Nolan no se conformó con filmar viajes interplanetarios; construyó, con asesoría del físico teórico Kip Thorne, una de las representaciones más rigurosas de un agujero negro en el cine. Lo que vimos en pantalla tan preciso que el propio modelo visual usado para representar a Gargantúa se convirtió después en material académico.

A diferencia de otras producciones de ciencia ficción que apuestan por el espectáculo inmediato, Interestelar se tomó la libertad de reflexionar sobre la relatividad del tiempo y el sacrificio como única forma de trascendencia. Algunos salieron del cine confundidos; otros, silenciosamente devastados. Pero aún así coincidimos en que McConaughey entregó una de las actuaciones más sinceras de su carrera.
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Matthew McConaughey y la escena que no ensayó en Interestelar
La secuencia que todavía vive en los corazones de millones ocurre cuando Joseph Cooper, astronauta interpretado por McConaughey, finalmente reproduce los mensajes que sus hijos han enviado durante décadas mientras él permanecía atrapado en un planeta donde el tiempo avanza a ritmo distinto. En cuestión de minutos, pasa de ver a sus hijos de diez años a adultos con sus propias vidas, mientras él sigue intacto, prisionero en un presente aparentemente eterno. Los ojos se humedecen, el rostro se colapsa, y el cuerpo entero tiembla como si estuviera recibiendo impactos invisibles.
Nolan aceptó la propuesta del actor, filmar esa escena sin ensayos y sin advertencias. No quiso repetirla. Se negó a leer anotaciones. No quería incorporar técnica ni instalarse en lugares de dolor. Quería reaccionar como padre, no como actor:
“La distancia… el miedo a tener que perderme eso en mi propia vida con mis propios hijos… simplemente reaccioné. No quería saber lo que venía.”
No hubo necesidad de una segunda toma.

¿No entendiste ‘Interestelar’?
No es exigua la lista de espectadores que quedaron atrapados en debates científicos sobre dimensiones, singularidades o bucles temporales, olvidando que la película, en su esencia más pura, en realidad no trata sobre el cosmos, sino sobre la promesa de un regreso. Al final, Cooper logra comunicarse con su hija a través del tiempo desde un espacio imposible, el interior de un agujero negro reconfigurado como estructura de teseracto, para enviarle la fórmula que salvará a la humanidad. No lo hace con tecnología, sino con el recuerdo de una conexión de padre e hija convertida en código.
Christopher Nolan volverá con más cine épico el 17 de julio de 2026, cuando llegue a salas de cine La Odisea, adaptación del poema clásico que envolverá a los cinéfilos en el manto de los grandes y antiguos héroes que dieron forma a la literatura en Occidente. ¿Podrá romper un nuevo récord en taquilla durante el verano del siguiente año? Solo Nolan, con sus películas de talla gigantesca, puede reunir a millones de amantes del cine sin la necesidad de enormes franquicias.
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