No todos los artistas tiene la oportunidad de trabajar en los proyectos de su vida. Pero el director mexicano más famoso del momento ya puede afirmar que sus sueños más profundos han sido cumplidos. Después de largos años de trabajo, Guillermo del Toro hizo realidad Pinocho y Frankenstein, películas que por mucho tiempo estuvieron en su mente. Aunque los frutos son vastos ahora, el cineasta también vivió amargas experiencias en el pasado, como su tiempo trabajando para Harvey Weinstein y Miramax.
Los años noventa fueron tiempos de efervescencia para Guillermo del Toro, quien hizo de todo para consolidar su posición como un autor respetable. En 1992 estrenó Cronos, cinta en la que ya veíamos un estilo definido, que fue recibida con escasa pomposidad pero que el tiempo supo acomodar como un clásico de culto.
Fue hasta 1997 cuando Del Toro estrenó Mimic, su primer trabajo en Estados Unidos dirigido y coescrito por él, una pieza de ciencia ficción que puso a los monstruos por delante y nos dejó algunas de las imágenes más perturbadoras y vívidas del género. Fue en ese entonces cuando se hizo presente la que tal vez es la experiencia más desagradable de su carrera, una que resultaría peor que el secuestro de su propio padre.

¿Guillermo del Toro detestó trabajar con Harvey Weinstein?
Gracias al estreno de Frankenstein en Netflix, Deadline tuvo la oportunidad de entrevistar a Guillermo del Toro, quien habló sobre su episodio junto a Miramax y los hermanos Weinstein tras ser cuestionado sobre la peor experiencia que vivió en la industria. El mexicano no lo pensó dos veces:
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“Realmente odié la experiencia. Mi primera experiencia en Estados Unidos casi fue la última porque fue con los Weinstein y Miramax. Tengo que decirte: dos cosas horribles me pasaron a finales de los noventa. Secuestraron a mi padre y trabajé con los Weinstein. Sé cuál fue peor… el secuestro tenía más sentido.”
El secuestro del padre de Guillermo del Toro es un relato que todo mundo conoce. Federico del Toro fue privado de su libertad durante al menos 72 días; Guillermo recibió la ayuda del mismísimo James Cameron, quien desde principios de los años noventa ya era benefactor del mexicano y desembolsó los recursos necesarios para hacer posible el rescate. El directo de Avatar contrató a un negociador profesional del Reino Unido, quien viajó hasta México para tratar con los criminales y recuperar a Federico. Desde entonces, Del Toro permanece en deuda vitalicia con Cameron.
La mala reputación de los hermanos Weinstein
La fama negativa de los hermanos Weinstein, sobre todo de Harvey, no es ningún chisme de Hollywood, es una realidad verificada y estudiada por el poder judicial. Lo que ambos hicieron durante sus tiempos de poder entra dentro de las peores atrocidades cometidas en la industria de cine estadounidense. Durante años, mucho antes de que estallara el movimiento #MeToo, en el medio ya se sabía que Harvey Weinstein acosaba, intimidaba y agredía sexualmente a mujeres: actrices, asistentes, trabajadoras de producción y modelos.

Varias mujeres tenían experiencias de citas “de trabajo” con Harvey Weinstein que terminaban en situaciones sexuales forzadas, amenazas de destruir carreras si lo rechazaban y uso de su poder para manipular castings, contratos y promociones. Lo más oscuro es que todo se mantuvo encubierto durante décadas por acuerdos de confidencialidad, pagos silenciosos y miedo. Por eso muchas actrices describen trabajar con él como “traumático” o una experiencia que les marcó la carrera y la vida personal.
Independientemente del abuso sexual, quienes trabajaban en las oficinas de Miramax y The Weinstein Company hablaban de gritos diarios, insultos, presión extrema, amenazas constante de despido y forzamiento a jornadas de trabajo completamente absurdas. Muchos ex empleados dijeron que el clima era de terror, como estar esperando que en cualquier momento algo explotara. Harvey especialmente era una figura intimidante, pues se decía que era volátil, violento y manipulador, un “matón” de la industria.
En la actualidad, Harvey Weinstein está en prisión o bajo custodia hospitalaria y sigue enfrentando juicios por sus acciones pasadas. No trabaja en la industria; su vida actual es ir y venir entre audiencias, tratamientos médicos y procesos legales.
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