Durante el Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary 2025, el actor sueco Stellan Skarsgård realizó una serie de declaraciones inesperadas sobre Ingmar Bergman, figura central del cine europeo del siglo XX. Aunque reconoció su talento como director, lo describió sin rodeos como una persona cruel, manipuladora y con un pasado ideológico oscuro que, según él, ha sido excusado durante demasiado tiempo. Las declaraciones abren un nuevo frente en el debate sobre la ética y el legado de los grandes creadores.
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¿Qué fue exactamente lo que dijo Skarsgård?
Al hablar sobre su relación con el célebre director, Skarsgård expresó sin titubeos: “Mi relación complicada con Bergman tiene que ver con que no era un tipo muy agradable. Era un buen director, pero aun así puedes señalar a alguien como un imbécil. Caravaggio probablemente también lo era, pero hacía grandes pinturas”.

Más adelante, añadió (vía Variety): “Bergman era un manipulador. Fue nazi durante la guerra y la única persona que conozco que lloró cuando murió Hitler. Seguimos justificándolo, pero tengo la sensación de que tenía una visión muy extraña sobre los demás. [Pensaba que] algunas personas no eran dignas. Se sentía cuando manipulaba a otros. No era agradable”.
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Aunque la acusación de haber llorado por la muerte de Hitler no puede confirmarse con fuentes directas, el propio Bergman admitió en sus memorias, La linterna mágica (1987), que durante su adolescencia simpatizó con el régimen nazi. Recordó haber asistido a un mitin en Alemania en 1936, haber gritado y alzado el brazo como el resto del público, y haber admirado a Hitler hasta que se revelaron los crímenes del Holocausto (vía The Guardian).
“Durante muchos años estuve del lado de Hitler”, escribió. La confesión no fue una revelación tardía: ya en vida, Bergman asumía esa parte de su biografía con incomodidad, pero sin ocultarla. Según Skarsgård, sin embargo, la cultura sueca siguió idealizándolo y excusando su comportamiento incluso cuando era evidente su desprecio por ciertas personas.
¿Tuvieron alguna relación profesional?
Aunque no formó parte del círculo habitual de colaboradores de Bergman, Skarsgård participó en un proyecto escrito por él: la película para televisión ‘Infiel‘ (1996), dirigida por Liv Ullmann. En ella, el actor interpretó al protagonista masculino en una historia de adulterio y devastación emocional, claramente influenciada por la mirada bergmaniana sobre la culpa, el deseo y la destrucción de los vínculos afectivos.
La experiencia profesional no pareció borrar las reservas personales de Skarsgård, quien afirmó que el director “manipulaba a quienes lo rodeaban” y tenía una visión excluyente sobre el valor de los demás. Más allá de esa colaboración puntual, el peso de Bergman como figura casi intocable en la cultura sueca influyó profundamente en el entorno artístico en el que Skarsgård se formó. El actor sugiere que esa veneración impidió durante décadas una discusión honesta sobre el carácter del cineasta.
¿Qué lugar ocupa Bergman en la historia del cine?
Las palabras de Skarsgård, por duras que sean, no borran el impacto que Ingmar Bergman tuvo en la historia del cine. Su obra es ampliamente reconocida por su profundidad filosófica y su estilo visual austero. La película que lo consagró internacionalmente fue ‘El séptimo sello‘ (1957), con su célebre imagen del caballero que juega ajedrez con la Muerte. Ese mismo año dirigió ‘Fresas salvajes‘, una exploración introspectiva sobre la vejez y la memoria que le valió el Oso de Oro en Berlín.

En la década de los sesenta, firmó una trilogía centrada en la crisis de la fe: ‘Como en un espejo‘, ‘Los comulgantes‘ y ‘El silencio‘, marcadas por el vacío espiritual y las tensiones familiares. Fue precisamente ‘Como en un espejo’ la que le dio uno de sus tres premios Óscar a Mejor Película Extranjera, junto con ‘El manantial de la doncella’ (1960) y ‘Fanny y Alexander‘ (1982). Esta última, considerada su obra más autobiográfica, fue además reconocida por su puesta en escena opulenta y ganó cuatro premios de la Academia, incluyendo Mejor Dirección de Fotografía para Sven Nykvist.
Tal vez su película más influyente entre cineastas fue ‘Persona‘ (1966), un relato perturbador sobre la identidad y la disolución del yo que sigue siendo objeto de análisis en escuelas de cine de todo el mundo. A lo largo de su carrera, Bergman trabajó con actores y actrices como Max von Sydow, Liv Ullmann, Bibi Andersson y Erland Josephson, creando un repertorio visual y emocional que marcó una era.
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