El Eternauta, el emblemático cómic creado por Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López, ha dado el salto a la pantalla chica de la mano de Netflix hace apenas unos días, generando entusiasmo y debate por igual. Dirigida por Bruno Stagnaro y protagonizada por Ricardo Darín, la serie de ‘El Eternauta‘ será la puerta de entrada para nuevos fans a este clásico de la ciencia ficción latinoamericana, que ha marcado a varias generaciones.
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A pocos días de su lanzamiento, el show se convirtió en tendencia en redes sociales y Netflix confirmó una segunda temporada. Sin embargo, también surgieron comparaciones inevitables entre la obra original y esta versión televisiva. Aunque mantiene el espíritu del cómic, la adaptación introduce cambios significativos en aspectos que van desde la estructura hasta los personajes, provocando diversas reacciones entre los fans.

Algunos celebran su reinterpretación contemporánea; otros señalan la pérdida de elementos narrativos clásicos. Lo cierto es que ‘El Eternauta‘ en su versión para streaming propone una lectura actualizada y arriesgada de una historia profundamente arraigada en la memoria cultural argentina. A continuación, presentamos una revisión de las principales diferencias entre la serie y la historieta.
El inicio
Una de las diferencias más notorias está en cómo comienza la historia. En el cómic, la narración arranca con el encuentro entre un guionista (figura que representa al propio Oesterheld) y un hombre misterioso que se materializa en su estudio: Juan Salvo, quien le relata su historia. Luego, la acción se traslada a una casa en Vicente López, donde un grupo de amigos juega al truco antes de la nevada mortal.
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En cambio, la serie inicia con una escena inédita: tres mujeres a bordo de un velero en el Río de la Plata. En medio de la oscuridad, aparece una aurora verde en el cielo y comienza a caer la nieve letal. Este cambio de enfoque marca, desde el primer momento, que no se trata de una reproducción literal del cómic.
Del pasado al presente: un cambio de época
La historieta está ambientada en la Argentina de fines de los años 50, con calles, costumbres y referencias sociales propias de esa época. La serie traslada la acción al presente, lo que transforma tanto el paisaje físico como el simbólico.
La Buenos Aires contemporánea de la serie incluye elementos como supermercados chinos, aplicaciones de reparto, cacerolazos, apagones y cortes de calles. Esta decisión responde a la actualización estética del relato y a una necesidad simbólica: mostrar un país erosionado por décadas de crisis.

Juan Salvo: de joven reservista a excombatiente de Malvinas
En el cómic, Juan Salvo es un hombre de unos 40 años, casado y con una hija. Se une voluntariamente a una milicia civil para enfrentar la invasión, destacándose como buen tirador por su formación como reservista.
En la serie, Ricardo Darín interpreta a un Juan Salvo notablemente mayor —el actor tiene 68 años—, con un trasfondo diferente: es un excombatiente de Malvinas. Esta modificación sirve para justificar su habilidad con las armas y su inicial rechazo a la violencia. Como señala Infobae, esta elección profundiza su carácter y le aporta una carga emocional que no está presente en la historieta.
Personajes femeninos activos
Una de las diferencias más celebradas es la reconfiguración de los personajes femeninos. En el cómic, las mujeres tienen roles secundarios y pasivos: Elena (esposa de Juan) y Martita (su hija) permanecen en casa, casi sin participación. La tercera mujer que aparece es una espía sensual, descartada rápidamente.
En la serie, Elena (interpretada por Carla Peterson) es médica y toma decisiones clave. Además, se introducen dos personajes nuevos: Inga, una repartidora venezolana, y Pecas, una adolescente que lidera a un grupo de jóvenes. Estas incorporaciones responden, en palabras de A24.com, a “una deuda histórica que el mismo Oesterheld intentó saldar en su reescritura de 1969”.

Relación entre Elena y Juan: de matrimonio a separación
En la historieta original, Juan Salvo y Elena son una pareja casada que se enfrenta junta al desastre. En la serie, están separados, lo que agrega una dimensión emocional adicional. Aun así, Elena sigue formando parte activa del grupo de resistencia.
Además, la hija de Salvo cambia de nombre. En el cómic se llama Martita, tiene un rol menor y permanece en la casa. En la serie, se llama Clara y participa más activamente en la trama.
Cambios en los espacios y personajes secundarios
En el cómic, el grupo inicial está conformado por Juan, Favalli, Lucas y Polsky, quienes improvisan un traje protector para salir a explorar. En la serie, se agrega un quinto personaje: Omar, amigo de Polsky. También cambian las rutas que siguen los protagonistas, aunque muchos escenarios reconocibles de Buenos Aires se mantienen.
Una estructura narrativa más libre
Mientras que el primer episodio es el más fiel al cómic, a partir del segundo capítulo la serie toma un camino más libre. Según A24.com, algunos elementos provienen de un proyecto inconcluso de Stagnaro sobre una guerra civil argentina. La narrativa oscila entre la fidelidad y la invención, regresando ocasionalmente a momentos clave del material original.
La temporada cubre solo hasta la página 142 de las 350 del cómic, dejando muchos interrogantes abiertos y espacio para desarrollos futuros.
El “héroe colectivo” sigue presente
Pese a las diferencias, la serie conserva uno de los valores centrales de ‘El Eternauta‘: el concepto del héroe colectivo. Como señala A24.com, “La consigna ‘nadie se salva solo’ no es solo un eslogan publicitario. Es una idea fundacional del relato”. La serie plantea el dilema entre salvarse solo o resistir juntos como un conflicto central, que se mantiene vigente en esta nueva adaptación.
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