La noche del estreno de 1992 en el 22º Festival Internacional de Cine de Morelia tuvo un peso emocional particular: se trató de la última película en la que participó Ray Liotta antes de su fallecimiento en 2022. La cinta, dirigida por Ariel Vromen, tuvo una presentación especial con alfombra roja en la capital michoacana, donde el equipo recordó con respeto y emoción al icónico actor de ‘Buenos muchachos’.
Protagonizada por Tyrese Gibson y Scott Eastwood, 1992 se ambienta en Los Ángeles durante los disturbios que siguieron a la absolución de los policías que golpearon brutalmente a Rodney King, en un caso que marcó un antes y un después en la historia de la violencia racial en Estados Unidos.
La película se sitúa en ese contexto de tensión y caos social, mientras cuenta la historia de Mercer (Gibson), un exconvicto que intenta rehacer su vida y recuperar a su hijo, enfrentándose al dilema de volver al crimen para lograrlo.
La presencia del elenco en la alfombra roja fue uno de los momentos más destacados del FICM. Tyrese Gibson, conocido por su papel en la saga Rápidos y furiosos, desfiló con entusiasmo, saludando a los asistentes y expresando su gratitud por debutar en un festival latinoamericano. “Es un honor presentar aquí una historia con tanta carga emocional y social”, expresó a la prensa.
Scott Eastwood también participó en la gala, en la que se recordó el legado actoral de Ray Liotta, quien interpreta en la película a un líder criminal que ofrece a Mercer una última oportunidad para asegurar el futuro de su hijo, pero a un alto costo.
Aunque el actor falleció antes del estreno del filme, su presencia en pantalla fue reconocida como sólida y conmovedora. Para el equipo, su participación le dio al proyecto una resonancia especial, como si cerrara su carrera con un personaje que encarna el dilema moral entre redención y condena.
Durante la presentación, el director Ariel Vromen habló brevemente sobre la intención detrás de la película: usar un thriller de acción para abordar la violencia estructural y el impacto del racismo sistémico en generaciones enteras. “1992 no es solo una película de acción; es una historia sobre lo que pasa cuando el sistema no te da opciones”, compartió.
Visualmente intensa y cargada de tensión, la cinta se vale del contexto histórico real para generar una atmósfera en la que cada decisión de los personajes parece inevitable.
Los disturbios de Los Ángeles no son solo telón de fondo, sino fuerza narrativa que empuja al protagonista a tomar decisiones extremas.
La recepción del público en el FICM fue cálida, en una función marcada por los aplausos al cierre y los múltiples comentarios en torno al trabajo final de Liotta, cuya carrera abarcó más de cuatro décadas en el cine.
La alfombra roja de 1992 fue, más que una gala de estreno, un homenaje discreto pero significativo. No solo a una figura del cine estadounidense que dejó huella, sino también a las historias urgentes que aún necesitan ser contadas. En palabras del propio Vromen, “esta película habla del pasado, pero también de lo que aún duele hoy”.
