Egoísmo vs. altruismo en ‘Superman’: Las diferencias ideológicas entre la versión de Zack Snyder y James Gunn

Egoísmo vs. altruismo en ‘Superman’: Las diferencias ideológicas entre la versión de Zack Snyder y James Gunn

¿El Superman de James Gunn es el opuesto total al de Zack Snyder? Este artículo compara a fondo ambas versiones del héroe

Por Arturo Lopez Gambito el 7 agosto, 2025

Durante décadas, Superman ha sido algo más que un superhéroe. Es un símbolo cultural, una figura moral, un reflejo de los ideales que cada generación proyecta sobre el poder. Pero en los últimos años, dos visiones opuestas del Hombre de Acero han dividido no solo a los fans, sino también a los críticos: la de Zack Snyder y la de James Gunn. Una representa el egoísmo racional del héroe distante; la otra, el altruismo radical de quien cree en el bien incluso cuando no es correspondido.

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¿No me creen que es posible que el mismo personaje encarne ideas tan distintas? Para entender este contraste, primero hay que mirar más allá del cine y adentrarse en la filosofía que inspiró parte de estas representaciones.

Ayn Rand, el egoísmo como virtud y su impacto en los cómics

Ayn Rand fue una escritora y filósofa nacida en Rusia que emigró a Estados Unidos en los años 20. En sus novelas más influyentes, El manantial (1943) y La rebelión de Atlas (1957), formuló una filosofía llamada objetivismo, que propone que el ser humano debe guiarse por la razón, buscar su propia felicidad como el propósito moral de la vida y rechazar el altruismo como forma de autoaniquilación.

Ayn Rand, la filósofa del objetivismo (Imagen: AP/Shutterstock)
Ayn Rand, la filósofa del objetivismo (Imagen: AP/Shutterstock)

Según Rand, el héroe ideal no se sacrifica por los demás ni espera que nadie lo salve. Se basta a sí mismo, se guía por principios inamovibles y desprecia las emociones como base de decisión moral. En su libro La virtud del egoísmo, escribió (vía Aynrand.org): “Todo ser humano vivo es un fin en sí mismo, no un medio para los fines o el bienestar de los demás; y, por lo tanto, ese hombre debe vivir para su propio bien, sin sacrificarse por los demás ni sacrificar a los demás por sí mismo”.

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Estas ideas influyeron en el cómic estadounidense de formas profundas y contradictorias. Steve Ditko, co-creador de Spider-Man, fue un seguidor declarado del objetivismo. Después de dejar Marvel, creó personajes como Mr. A y The Question, vigilantes que veían el mundo en blanco o negro, bien o mal, sin matices. Su moral rígida y absolutista los convirtió en una especie de evangelistas del objetivismo en viñetas.

Alan Moore, al notar esta tendencia, respondió con una parodia oscura: Rorschach, en Watchmen, es la caricatura extrema del héroe objetivista. Misógino, violento, paranoico, ve la decadencia moral en todo excepto en su propio código. Moore explicó su intención (vía The Comic Journal): “Quise que fuera un mal ejemplo, pero hay gente que se me acerca por la calle y me dice ‘¡Yo soy Rorschach! ¡Esa es mi historia!’, y yo solo pienso ‘Está bien, pero por favor no vuelvas a acercarte a mí nunca más’.”

En medio de estas tensiones ideológicas apareció Frank Miller, autor de The Dark Knight Returns (1986), una de las novelas gráficas más influyentes del siglo XX. Miller, aunque no se definió como objetivista, sí admitió haber sido influido por El manantial y El manifiesto romántico. Su versión de Batman (violento y autoritario, obsesionado con su causa) bebe de esa visión del héroe como un solitario inmune a la opinión pública y dispuesto a cruzar cualquier línea por lo que considera justo.

Zack Snyder ha citado abiertamente The Fountainhead como uno de sus proyectos soñados y es fanático de Miller, especialmente de The Dark Knight Returns, e incluso dirigió ‘300‘ (2006). Así que esas lecturas influyeron profundamente en su visión de Superman.

Zack Snyder (Fotografía: Chris Pizzello/Invision/AP)
Zack Snyder (Fotografía: Chris Pizzello/Invision/AP)

El Superman de Zack Snyder: Un dios distante y egoísta

En ‘Man of Steel‘ (2013) y ‘Batman v Superman: Dawn of Justice‘ (2016), Snyder construye un Superman que parece luchar constantemente contra su propia humanidad. No es el héroe sonriente que detiene trenes para salvar gatitos. Es una figura trágica, perseguida, con dudas existenciales, más cercana a un semidiós griego que a un ideal democrático.

Desde su infancia, Clark Kent recibe lecciones ambiguas sobre su lugar en el mundo. En una escena clave de ‘Man of Steel‘, su padre adoptivo, Jonathan Kent, muere en un tornado mientras le pide a su hijo que no lo salve. Prefiere morir antes que revelar al mundo el poder de Clark. El mensaje es claro: esconderse, no intervenir, no deberle nada a nadie.

Ese mensaje se refuerza en ‘Batman v Superman‘, cuando Martha Kent le dice: “No le debes nada a este mundo. Nunca se lo debiste.” Esta frase se convirtió en uno de los emblemas del Superman de Snyder, una versión del personaje donde el altruismo no es virtud, sino carga.

Incluso su sacrificio final no parece estar motivado por una entrega universal. Antes de atacar a Doomsday, Superman le dice a Lois Lane: “Este es mi mundo. Tú eres mi mundo.” No muere por todos; muere por ella. Y aunque eso puede parecer romántico, es también una reducción de su heroísmo a una motivación íntima, casi egoísta.

Durante buena parte de ‘Batman v Superman‘, Superman desaparece del mundo. Tras el atentado en el Capitolio, se refugia en las montañas. El mundo lo necesita, pero él se siente incomprendido. No actúa. No ayuda. Sólo regresa cuando Lois está en peligro. Esta inacción no es casual: Snyder dijo en entrevistas que quería mostrar a un Superman que dudara si la humanidad merecía ser salvada.

Henry Cavill en 'Man of Steel' (imagen: Warner Bros.)
Henry Cavill en ‘Man of Steel’ (imagen: Warner Bros.)

El Superman de James Gunn: Compasión como superpoder

La visión de James Gunn para ‘Superman‘ (2025) rompe radicalmente con esa filosofía. En entrevistas recientes Gunn ha afirmado que su historia no se centra en el origen del personaje, sino en “la amabilidad básica como un valor que hemos olvidado” (vía The Wrap).

Este nuevo Superman no es un dios ni un mártir. Es alguien que cree, profundamente, en la bondad humana. Gunn lo presenta como un inmigrante que, a pesar de todo, ama al planeta que lo acogió. En una escena emblemática (que estuvo a punto de ser eliminada), el héroe interrumpe una batalla para salvar a un perro y una ardilla. Es un gesto mínimo, pero significativo. Habla de prioridades morales.

Lejos de alejarse del mundo, este Clark Kent se involucra en él. Es reportero, es vecino, es hijo adoptivo. Su poder no lo separa de los demás; lo compromete más profundamente. Gunn no teme retratarlo como alguien vulnerable, empático, capaz de llorar por una injusticia pequeña. Y eso, para algunos críticos, lo hace más fuerte.

Cuando se le acusó de hacer un Superman “woke”, Gunn respondió sin filtros: “Obviamente habrá tontos que se ofendan… yo les digo, que se vayan al diablo.” También dijo que hay quienes se sienten atacados “solo porque [la película] se trata de amabilidad”.

'Superman' (Imagen: X, @FilmUpdates)
‘Superman’ (Imagen: X, @FilmUpdates)

Dos visiones ideológicas del heroísmo

Las diferencias entre el Superman de Snyder y el de Gunn no son solo narrativas ni estéticas. Son ideológicas. En el fondo, lo que se está confrontando no es una versión “oscura” contra una versión “esperanzadora”, como suele simplificarse. Lo que realmente está en juego es una visión del mundo: egoísmo vs. altruismo.

En la visión de Snyder, Superman actúa movido tanto por el deber como por un sentimiento de carga existencial. A menudo se le presenta como un ser excepcional y distante, cuya ayuda no siempre surge de un impulso empático espontáneo, sino de situaciones límite o del peligro que corren las personas que ama.

Aunque sí realiza actos heroicos para salvar a extraños, lo hace envuelto en un aura de solemnidad, como si su intervención fuera una cruz que debe cargar. Su heroísmo se percibe más como un deber que como un acto de amor hacia la humanidad, y cuando salva al mundo entero de Doomsday lo hace para salvar a su novia.

El Superman de Gunn es otra cosa. Su fuerza no lo separa de los demás, lo conecta. No ayuda porque debe, sino porque quiere. Lo mueve una forma de bondad sencilla pero radical: la empatía. Puede enfrentarse a amenazas cósmicas, pero también detenerse a rescatar a un perro o a escuchar a un extraño. Para él, cada vida cuenta, incluso si no hay cámaras ni testigos.

Dicho esto, sería una simplificación burda afirmar que el Superman de Snyder representa por completo el egoísmo randiano, o que el de Gunn encarna un altruismo puro e inmaculado. Ambos personajes son más complejos que eso, pero la balanza narrativa e ideológica se inclina con claridad: uno hacia el individuo extraordinario que actúa desde el deber y la carga personal, y otro hacia el héroe humano que elige ayudar por bondad genuina. En el caso de Snyder, esa tensión entre el deber, la duda y el rechazo del mundo sugiere incluso un conflicto no resuelto.

Nicholas Hoult, David Corenswet y James Gunn en el set de 'Superman' (imagen: DC)
Nicholas Hoult, David Corenswet y James Gunn en el set de ‘Superman’ (imagen: DC)

¿Por qué importa esta diferencia hoy?

En un mundo saturado de cinismo, nihilismo y discursos de “sálvese quien pueda”, volver a un Superman que cree en la compasión no es un gesto menor. Es una declaración cultural.

Los superhéroes ya no son sólo entretenimiento. Son narrativas que moldean cómo entendemos el poder, el deber, la comunidad. Y en ese sentido, la diferencia entre Snyder y Gunn no es sólo una cuestión de estilo, sino de fondo: uno retrata a Superman como un semidiós que duda si vale la pena salvarnos; el otro, como un ser humano con capa que lo hace sin dudar, incluso si se trata de un perro callejero.

Tal vez la pregunta que nos toca hacernos no es quién interpreta mejor al Hombre de Acero, sino qué tipo de Superman queremos como símbolo de nuestro tiempo.

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