El asesinato del activista conservador Charlie Kirk ha tenido consecuencias que van más allá de los homenajes oficiales y las condenas públicas. La suspensión de ‘Jimmy Kimmel Live!’ por parte de ABC, tras los comentarios del presentador sobre el caso, abrió un nuevo frente: el presidente Donald Trump advirtió que podría retirar las licencias de transmisión a cadenas de televisión que estén “en su contra”, lo que ha encendido un debate sobre la libertad de expresión y el uso político de los órganos reguladores.
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¿Qué dijo Trump sobre las cadenas de televisión?
A bordo del Air Force One, Trump sugirió que el gobierno federal podría tomar medidas drásticas contra las televisoras que lo critiquen. “He leído en algún lugar que las cadenas estuvieron 97% en mi contra, otra vez, 97% negativo, y aun así gané fácilmente, los siete estados péndulo. Me dan solo mala prensa. Quiero decir, tienen una licencia… pensaría que tal vez debería quitárseles”, dijo el mandatario, de acuerdo con audio compartido por la Casa Blanca.

El presidente señaló que la decisión final quedaría en manos de Brendan Carr, actual titular de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC). Carr, designado por Trump, ya había insinuado que ABC, filial de Disney, corría riesgo de perder su licencia si no “tomaba acción” frente a las declaraciones de Kimmel. “Creo que Brendan Carr es extraordinario, es un patriota. Ama a nuestro país y es un tipo duro. Así que ya veremos”, añadió el presidente.
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El propio Carr declaró a CNBC que “aún no hemos terminado con los cambios en el ecosistema mediático” tras la elección presidencial de 2024, dejando entrever que las tensiones entre el gobierno y los medios apenas comienzan.
¿Por qué la FCC está en el centro del debate?
Las cadenas de televisión abierta como ABC, NBC, CBS o Fox requieren licencias de la FCC porque transmiten en espectro público y gratuito para cualquier espectador con antena. A diferencia de ellas, los canales de cable no necesitan licencia federal, ya que dependen de suscriptores que pagan a distribuidores.
Esa diferencia es clave: mientras las cadenas abiertas están sujetas a renovaciones periódicas de licencia, también están protegidas por la Primera Enmienda. Amenazar con revocar permisos por contenido crítico hacia el presidente es visto por especialistas y juristas como una posible forma de censura indirecta.
La suspensión de ‘Jimmy Kimmel Live!’ por parte de ABC llegó después de fuertes presiones políticas. Algunos de sus afiliados, como Nexstar Media Group, anunciaron que retirarían el programa de sus estaciones. Incluso Sinclair Broadcasting pidió que Kimmel se disculpara directamente con la familia de Charlie Kirk y que hiciera una donación a Turning Point USA, la organización que él fundó.
En este escenario, el papel de la FCC se ha vuelto crucial: ¿hasta dónde puede regular el contenido transmitido sin convertirse en un instrumento político? Una de las comisionadas, Anna Gomez, criticó públicamente la suspensión, advirtiendo que las amenazas de revocar licencias por contenido “que no gusta al gobierno” son peligrosas y que la FCC carece de autoridad legítima para castigar a un medio en esos términos.
¿Cómo reaccionaron Hollywood y la política al despido de Jimmy Kimmel?
La suspensión de Kimmel desató una ola de reacciones divididas en Estados Unidos. Desde la política, Donald Trump celebró la decisión y afirmó que ABC había demostrado “finalmente tener el coraje” de actuar contra un presentador que, según él, tenía malos índices de audiencia. En contraste, Barack Obama y otros líderes demócratas condenaron lo ocurrido, acusando coerción gubernamental y señalando un riesgo directo a la libertad de prensa.

En Hollywood, numerosas celebridades expresaron indignación. Ben Stiller, Wanda Sykes, Rosie O’Donnell y otros actores y comediantes acusaron censura y advirtieron que silenciar a un presentador por hacer sátira política vulnera una de las funciones básicas del humor en la vida pública. “El efecto escalofriante de esta decisión es evidente: si Kimmel puede ser suspendido por sus comentarios, cualquiera puede ser el siguiente”, alertaron defensores de la libertad de expresión.
La polarización también se reflejó en redes sociales: mientras algunos usuarios aplaudieron que las cadenas “controlaran” a sus presentadores, otros llamaron a boicotear a Disney y a ABC por ceder a presiones políticas. Organizaciones civiles advirtieron que el caso podría generar autocensura en periodistas y comediantes, temerosos de perder su espacio si critican al gobierno.
Lejos de quedar como un incidente aislado, el despido de Jimmy Kimmel se convirtió en un símbolo de la tensión entre la sátira política, la presión del poder ejecutivo y el papel de los medios en un país marcado por la división ideológica.
Con información de CNBC.
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