El director Jon M. Chu está convencido de que ‘Wicked: For Good’, la segunda entrega de la adaptación cinematográfica del famoso musical de Broadway, llega en un momento político y cultural crítico para los Estados Unidos. Aparte de su espectacularidad visual, el cineasta asegura que la película funciona como un recordatorio sobre la importancia de la verdad, la empatía y la diversidad en una época marcada por la desinformación y el desencanto social. Su lectura del musical, profundamente conectada con su propia historia familiar y con las tensiones contemporáneas, da forma a una propuesta que busca inspirar y cuestionar al mismo tiempo.
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¿Por qué el mensaje de ‘Wicked: For Good’ es relevante para el presente?
Chu reconoce que, cuando la primera parte se estrenó, existía cierto escepticismo en torno a dividir la historia en dos películas y en torno al reparto. Sin embargo, desde su perspectiva, nunca hubo duda: la historia necesitaba espacio para desarrollarse y para abordar los temas que considera esenciales. El director recuerda que, desde que leyó el libreto original de Stephen Schwartz, entendió que el musical no solo se trataba de canto y baile, sino de un diálogo profundo sobre identidad, percepción y justicia.

En esta secuela, temas como la manipulación de la verdad, la corrupción del poder y la lucha por ser uno mismo adquieren un nuevo peso. Chu reveló en una nueva entrevista con El Mundo que, al revisar la historia durante los años más críticos de la pandemia, encontró paralelos inquietantes con el presente: discursos polarizados, mensajes tóxicos y un clima social donde la realidad parece fragmentarse. Para él, ese contexto hizo que la figura de Elphaba —una mujer marginada y convertida en villana por su diferencia— resonara todavía más.
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Aunque evita politizar de forma explícita la película, el director ha señalado que su lectura del musical dialoga directamente con el momento. En palabras del filme, cita sin alterar: “La verdad no es una cuestión de hechos o razones, reside en lo que todos creemos”. Esa frase, escrita hace años, adquiere un nuevo sentido en un país donde la desinformación y las narrativas fabricadas han influido en la vida pública, en las campañas políticas y en la convivencia cotidiana.
¿Por qué ‘Wicked: For Good’ puede considerarse un canto a la diversidad?
En sus declaraciones, Chu sostiene que la película funciona como un recordatorio del valor de la diferencia. El director, hijo de inmigrantes taiwaneses y chinos, ha contado en múltiples ocasiones que creció entre dos culturas, viendo a sus padres buscar oportunidades en un país que idealizaba el sueño americano. Esa experiencia personal le ha llevado a elegir proyectos que conecten con su identidad y que puedan decir algo significativo en tiempos de tensión social.
A lo largo de la historia, Elphaba es juzgada por su apariencia, convertida en símbolo del mal sin que nadie se pregunte por su verdad. Para Chu, esa metáfora cobra fuerza en un mundo donde lo distinto suele convertirse en amenaza. El cineasta resumió la importancia del mensaje diciendo que hoy vivimos “inundados de desinformación, de historias claramente tóxicas”, lo que vuelve esencial la ficción como herramienta para entendernos y reconocernos.
El director cree que los relatos —y especialmente los musicales, con su capacidad para entrar en la mente de los personajes— permiten explorar emociones y dilemas sociales con una profundidad que otros géneros no alcanzan con la misma libertad. Su objetivo, asegura, es que el público vea más allá del espectáculo y encuentre una invitación a reflexionar sobre cómo tratamos a quienes se salen de la norma.

¿Cómo influye la experiencia personal de Jon M. Chu en su visión de ‘Wicked’?
Chu ha explicado que, desde ‘Crazy Rich Asians’, decidió involucrarse únicamente en proyectos que sintiera profundamente propios. Con cinco hijos pequeños, dice que piensa a menudo en qué tipo de mundo heredarán y en cómo enseñarles a enfrentar su realidad sin ocultar la dificultad ni abandonar la esperanza. La historia de ‘Wicked’, vista desde esa perspectiva, se convierte para él en un recordatorio sobre el valor de cuestionar lo establecido, de resistir ante la injusticia y de creer en la posibilidad de transformación.
El cineasta reconoce que lo que más le atrae del musical es la forma en que aborda la marginación y la construcción de villanos. En su lectura, Elphaba simboliza a quienes son señalados por ser distintos, mientras que el Mago representa sistemas que manipulan la percepción pública. Por eso considera que el mensaje del filme es “más importante que nunca”: porque alerta sobre la apatía, el aislamiento y la facilidad con la que se puede perder el sentido común colectivo.
Con ‘Wicked: For Good’, que llega a los cines el 21 de noviembre de 2025, Chu aspira a ofrecer un espectáculo vibrante que también funcione como un recordatorio poderoso: la diversidad no es una amenaza, sino una vía para sostener la empatía y la imaginación en tiempos inciertos.
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