En la recta final de ‘Stranger Things‘, el conflicto ya no se limita a derrotar a Vecna. A unos días del episodio definitivo, los creadores Matt Duffer y Ross Duffer colocan el foco en una tensión íntima que atraviesa toda la temporada 5, Volumen 2: el miedo de Jim Hopper a perder a Eleven. Lejos de ser un elemento secundario, ese temor personal se convierte en el motor emocional que empuja las decisiones finales del personaje y condiciona el desenlace de la historia (SPOILERS A CONTINUACIÓN).
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¿Por qué el miedo de Hopper se vuelve central en el final?
Según explican los Duffer, la relación entre Hopper y Eleven entra en un terreno “desordenado y complicado” durante los episodios finales. La fractura se origina cuando Eleven descubre que Hopper había mantenido en secreto un plan suicida, al que él se refiere como un “a pruebas de fallos”. Aunque Hopper intenta minimizarlo, la revelación deja una herida abierta que no se cierra de inmediato.

Para Matt Duffer, este conflicto responde a una dinámica reconocible: “Es simplemente una dinámica que realmente queríamos explorar, que es la dinámica de un padre y su hija, que en realidad ya no es una niña, es en realidad una adulta joven, convirtiéndose en una adulta. ¿Y cómo lidias con eso?” El problema no es solo la amenaza externa, sino la dificultad de soltar y aceptar la autonomía de alguien a quien se ha intentado proteger a toda costa.
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El pasado de Hopper y una pérdida que nunca desaparece
La sobreprotección de Hopper no surge de la nada. Como recuerda Ross Duffer, su historia está marcada por la muerte de su hija Sarah, un duelo que el personaje ha tenido que enfrentar una y otra vez desde la primera temporada. “Tuvo que enfrentarlo nuevamente cuando iba a salvar a Will en la temporada 1, y luego tuvo que enfrentarlo nuevamente durante las distintas temporadas cuando adoptó a Eleven como su propia hija”, explica.
Ese antecedente convierte el temor de Hopper en algo concreto. Ross Duffer señala que su “mayor miedo” es que “Eleven no podría vivir feliz y moriría al final de todo esto.”, un escenario que, rumbo al final, “parece una posibilidad”. La amenaza deja de ser abstracta cuando Eleven se ve tentada por el plan autodestructivo que le propone Eight, aprovechando precisamente la grieta entre ella y Hopper.
El dilema final: salvar el mundo o salvar a Eleven
El episodio 7 marca el punto de quiebre. Mientras el grupo se prepara para ejecutar “Operation Beanstalk” y adentrarse en el Upside Down, Hopper comparte sus temores con Joyce, interpretada por Winona Ryder. “Puedo trabajar en reparar las cosas entre nosotros cuando salga del otro lado de esto, pero ahora mismo, necesito asegurarme de que ella salga de esto con vida,” dice Hopper antes de la misión final.

El plan oculto de Hopper y la propuesta extrema de Eight representan dos respuestas opuestas al mismo miedo. Hopper intenta proteger a Eleven incluso a costa de sí mismo, mientras que Eight asume que la única forma de romper el ciclo es desaparecer por completo. En medio de esas dos posturas queda Eleven, obligada a decidir no solo cómo terminará la batalla, sino qué precio está dispuesta a pagar para que el mundo sea seguro.
Por eso, el final de ‘Stranger Things’ no se define únicamente por la confrontación contra Vecna, sino por la resolución de esa tensión: si Hopper puede aceptar que no siempre puede salvar a su hija, y si Eleven puede elegir un destino que no implique sacrificarse para que otros vivan tranquilos. Esa elección, más que cualquier combate, es la que termina de dar sentido al cierre de la serie.
Con información de People.
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