Jack Thorne, co-creador de la aclamada miniserie ‘Adolescence‘, ha aprovechado un panel en la conferencia Content London para ofrecer una reflexión contundente sobre las acusaciones de que la producción de Netflix realizó un “cambio de raza” en su historia, argumentando que esta misma polémica demuestra los peligros de la desinformación que la serie busca criticar. El escritor señaló que la rápida aceptación de teorías falsas en línea “habla de su algoritmo y habla de lo que trata todo el programa”.
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La serie, que sigue el arresto y el proceso judicial de Jamie Miller (el debutante Owen Cooper), un adolescente blanco acusado de asesinar a una compañera de clase, se convirtió en un fenómeno global tras su estreno en marzo de 2025. Su éxito, sin embargo, generó una virulenta teoría conspirativa que acusaba a los creadores de haber tomado un caso real con un perpetrador negro y haberlo “blanqueado” por motivos ideológicos, una narrativa amplificada por Elon Musk y respaldada por la política conservadora Kemi Badenoch.

¿Cómo una serie sobre desinformación terminó en el centro de una teoría falsa?
El corazón de la polémica, explicó Thorne, reside en cómo se distorsionan y viralizan las narrativas en la era digital. “Eso fue lo interesante de nuestro programa, lo rápido que se convirtió en una bola de rebote con muchas personas que tenían muchas opiniones diferentes al respecto, y muchas personas que decían muchas cosas como si fueran hechos”, dijo el guionista en Content London. La teoría específica que se propagó afirmaba que “Lo que han hecho es tomar un crimen cometido por un niño negro y convertirlo en un crimen cometido por un niño blanco, porque son progresistas y destructivos y odian a los blancos”.
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Esta afirmación encontró un megáfono de alcance global cuando Elon Musk compartió en su cuenta de X una publicación que etiquetaba a ‘Adolescence’ como “anti-white propaganda”. En el Reino Unido, la líder conservadora Kemi Badenoch dio credibilidad pública a la teoría, argumentando en contra de basar políticas en una historia que, según ella, había “cambiado fundamentalmente” los hechos reales. Para Thorne, el que una figura política viera esta teoría como un hecho es particularmente revelador: “Habla de su algoritmo y habla de lo que trata todo el programa, de muchas maneras”.
Una negativa fundamentada y el verdadero origen de la historia
Frente a estas acusaciones, la postura de Jack Thorne y su co-creador Stephen Graham ha sido clara y consistente desde el inicio de la polémica. Ya en marzo, en una entrevista con el podcast ‘News Agents’, Thorne había desmontado los rumores con contundencia. “Nada más lejos de la realidad”, declaró entonces, enfatizando que “No hay nada de esto basado en una historia real. Ni una sola parte”.
En esa misma intervención, refutó la premisa racial de la acusación. Ante el comentario de que debería haber sido un niño negro porque “son mayormente niños negros los que cometen crímenes con cuchillos”, Thorne respondió que esa generalización es “absurda” e históricamente inexacta. El objetivo declarado de la serie, creada a partir de la observación de Graham sobre varios incidentes trágicos en el Reino Unido, siempre fue examinar las raíces de la violencia masculina adolescente y la influencia de figuras misóginas en línea, no hacer una declaración sobre raza.

La ironía final: la polémica valida la advertencia de ‘Adolescence’
La reflexión más aguda de Thorne en Content London conecta la polémica directamente con el tema central de ‘Adolescence’. El escritor ve en la viralización de la teoría del “cambio de raza” el mismo mecanismo de radicalización y aceptación acrítica de narrativas que la serie retrata en la historia de Jamie Miller. “Estamos en una situación en la que lo que nos dan de comer es lo que creemos, y en esta especie de era post-hechos en la que vivimos, fue fascinante ser parte de toda esa cuestión y hablar de todos los temas que estábamos tratando de abordar”, afirmó.
De esta manera, ‘Adolescence’ ha trascendido su condición de drama televisivo premiado con un Emmy. Se ha convertido en un caso de estudio en tiempo real sobre el ecosistema de desinformación que analiza. La serie, que advierte cómo los algoritmos y las cámaras de eco pueden distorsionar la realidad de un adolescente vulnerable, demostró con su propio éxito cómo ese mismo ecosistema puede fabricar y propagar una narrativa falsa para distorsionar la percepción pública de una obra de arte. La polémica, en un giro irónico, termina siendo la prueba más tangible de la urgencia de su mensaje.
Con información de Variety.
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